Recientemente me sometí a un proceso quirúrgico ambulatorio, para ello fue necesario utilizar anestesia general, para mi sorpresa no recuerdo absolutamente nada de lo sucedido luego de la colocación de los monitores respectivos y las últimas palabras del Doctor que fueron: "No se preocupe aquí estoy para cuidarle".
Unas horas más tarde escuché la voz del cirujano diciéndome: Todo salió bien levántese que están aquí por usted, salí como pude y me cambié la ropa para poder salir del hospital pero noté algo curioso que cuando entré a la sala de operaciones, no tenía algunos elementos con los que sí terminé dicha cirugía, una vendas en piernas, calcetines, y otras cosas más.
Pasados unos días volví al chequeo post operatorio y me encontré en el camino ya dentro del hospital a un médico muy sonriente que me dice: "Y mi camioneta cuando me la entrega " sonreí con asombro y seguí mi camino; al llegar al consultorio del Doctor me pasa su asistente al lugar indicado y me dice "Y mi carro cuando me lo da" en mi mente dije ¿esto no es normal algo esta pasando que yo ni recuerdo, ni entiendo? finalmente llegó el Doctor y sonriendo me dijo: Aquí todos te están esperando para que les entregues lo prometido.
No puede ser debo de preguntar que es lo que aquí sucede, me dirijo con precaución y firmeza al Doctor y le digo Doc. Todos aquí me están preguntando por vehículos, camionetas, y no entiendo ¿qué fue lo que sucedió? Él sonrió y me dijo: Cuando estabas en sala de operaciones bajo el efecto de la anestesia repartiste vehículos a todos los que contigo estaban, ¡Santo! Dije en mi mente, Doc. ¿Y que más dije? Pregunté y el respondió: ¡Hay hijo muchas boberías más!.
Muchos estamos viviendo bajo el efecto de la anestesia del pecado, y entretanto estamos prometiendo matrimonio, fidelidad, abundancia, etc. a todos los que nos rodean cuando en realidad estamos fuera de la capacidad de cumplir con lo prometido; es por ello que hoy Dios nos dice al igual que el anestesiólogo ¡No te preocupes yo estoy contigo!.
Entretanto tengamos cuidado de lo que prometemos o hacemos ya que Dios toma por deuda todo lo prometido.
No vivamos bajo la anestesia del pecado es tiempo de despertar y tomar control de nuestras acciones, es tiempo de afrontar nuestras debilidades sin dar lugar a la falsedad o a la duda, despierta hoy de los efectos de la anestesia del pecado, que hasta aquí nos ayudó el Señor.