Sherman Oaks, California.

Calma y lucha

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Con la derrota de Clinton, el reto para la comunidad inmigrante en los Estados Unidos es lidiar con la incertidumbre, luego luchar a nivel individual y en forma comunitaria contra cada una de las venideras políticas anti-inmigrantes de la nueva administración mientras rugen las protestas callejeras como parte de un nuevo movimiento en defensa de los derechos civiles que aún no se nacionaliza.

Lo primero, y quizás lo más esencial para un inmigrante, es mantener la calma en medio de un torbellino de noticias que destilan chambres, desinformación, y opiniones malversadas de altos líderes políticos.   La campaña del presidente-electo de los EEUU fue basada en crear noticias falsas.  A casi 10 días de la pasada elección presidencial, el director del FBI dijo que estaba revisando cierta información que podría estar relacionada con la ya completada investigación criminal de los correos electrónicos de Clinton cuando fue secretaria de Estado en el gabinete de Obama.   Inmediatamente el ahora líder del partido republicano dijo a un grupo de sus seguidores que esa noticia revelaba el escándalo más grande desde Watergate y que la investigación criminal en contra de Clinton había sido reabierta.  Esas opiniones fueron malversaciones de la verdad, pero tuvieron el efecto de cambiar la moral de los indecisos para que no votaran por Clinton en estados cruciales como Ohio, Pensilvania, y la Florida.   Clinton así lo reconoció días después de la derrota.   De nada le sirvió la tardía disculpa hecha por un anfitrión de noticias de la cadena FOX por divulgar la malversación de la verdad. Vivimos en una era trumposa.

El problema de los medios en español en los EEUU es querer encapsular una noticia migratoria en 2 ó 3 minutos cuando la ley migratoria es un tema complejo y vasto.    Una protesta callejera en contra de la política anti-inmigrante de Trump es más efectiva en crear imágenes que en educar al inmigrante a un nivel particular.

Cada cambio migratorio, sea positivo o negativo, impacta o no impacta, a cada inmigrante en una forma distinta dependiendo del historial migratorio y situación particular del inmigrante y el estado donde vive.  Esto significa que el inmigrante debe evitar alarmarse pero tiene que buscar ayuda a nivel personal sobre su situación particular.   Lo es lo mismo estar indocumentado en California que en Carolina del Norte.   La actual California provee por ejemplo licencias a indocumentados cuando otros estados no lo hacen.

Está bien que un inmigrante acuda a foros comunitarios, pero si no se educa a nivel individual haciendo una consulta con un abogado migratorio que le dé el tiempo para analizar todo su historial migratorio y situación particular, entonces se ha dejada llevar por la corriente de la desinformación.   Recuerdo hace varios años cuando mandé a repartir 5,000 volantes para mis servicios legales en una protesta callejera de Los Ángeles y nadie vino a verme de esa protesta.

Hay procesos migratorios basados en leyes federales y reglamentos migratorios que no van a cambiar en el 2017, como la eligibilidad ahora de buscar un perdón provisional cuando el cónyuge ha sido peticionado para una visa de inmigrante por su cónyuge que es residente permanente (sea gay o no).    Hay implementaciones de órdenes ejecutivas en efecto que podrían ser descontinuadas para los que aún no han aplicado para tener un estatus legal y permiso de trabajo por DACA.

Hay que mantener la calma y educarse siempre a nivel personal para distinguir entre la verdad y la desinformación y así tomar decisiones positivas para  resolver una situación particular migratoria.   El momento que vivimos en los Estados Unidos también requiere de solidaridad comunitaria para participar en protestas callejeras, boicot económico, paros laborales para hacer sentir nuestro peso económico, en una era trumposa.

(*) Abogado de ley migratoria de los EEUU en Sherman Oaks, California, (818) 986-1295.

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Edgardo Quintanilla

Edgardo Quintanilla es abogado miembro de la Barra de Abogados de California desde junio de 1993. Su bufete jurídico se dedica a a representar a individuos y familias en casos de la ley migratoria americana. Desde 1997 al presente, el abogado Quintanilla ha representado en persona a a inmigrantes en procesos de deportación en las cortes migratorias de Los Ángeles, Lancaster, San Pedro, San Diego, El Centro, Adelanto, San Francisco, Denver, Phoenix, Reno, Las Vegas y Honolulu.

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