HACIA LA CUNA DEL PROFETA | Parte I: Aurelio en bici

Hace ya casi un año se realizó en El Salvador la primera peregrinación en conmemoración de los 100 años del natalicio del beato Oscar Arnulfo Romero, un evento católico sin precedentes en la que participaron cientos de fieles. Su misión era caminar desde la Catedral de San Salvador hasta el municipio de Ciudad Barrios, San Miguel, donde nació Romero el 15 de agosto de 1917; un recorrido de 157 kilómetros de distancia en una de las zonas del país con el clima más extremo. La peregrinación se denominó «Caminando hacia la cuna del profeta».

Temprano en la mañana los peregrinos salen con mucha fe desde la Catedral Metropolitana de San Salvador hacia Ciudad Barrios, San Miguel.

Una peregrinación es el viaje a un santuario o lugar sagrado con importantes connotaciones religiosas. Cuando escuché sobre la peregrinación de Monseñor Romero de boca del cardenal Gregorio Rosa Chávez, me entusiasmo mucho la idea. A diferencia de la mayoría de peregrinaciones, esta tiene una peculiaridad especial y es que partiría desde su tumba hacia el lugar de su nacimiento, y no a la inversa, como tradicionalmente son todas las peregrinaciones donde los fieles peregrinan hacia un lugar de devoción o un lugar considerado como sagrado según la religión de cada uno.

Los escenarios en la ruta son tan hermosos, aunque el clima es extremo.

Pero estoy seguro de que este detalle no fue una ligereza logística; a mi parecer, tiene un mensaje más profundo. Como lo veo, la peregrinación hecha de esta forma simboliza el renacimiento o la resurrección del mensaje de Monseñor Romero en su pueblo, El Salvador. De hecho, en los tres días de recorrido pude ser testigo de diferentes situaciones que me reiteran que su mensaje permanece vivo y vigente.

Durante todo el camino íbamos viendo como acumulabamos kilómetros. A veces en bicicleta y a veces caminando.

Siempre había leído los relatos de fe y devoción de los peregrinos que han hecho el Camino de Santiago en Compostela, España, y al tener una peregrinación en nuestro país mi entusiasmo crecía. También crecían mi curiosidad y mis dudas: ¿qué será caminar 157 kilómetros?, ¿cómo se vive esta experiencia? Pero más que curiosidad, me entusiasmaba el poder ser parte de la conmemoración a la memoria del beato Monseñor Romero.

Un detalle interesante de la peregrinación es que debido a la cantidad de fieles que se unieron el congestionamiento fue pesado.

Un día, pensando en mis preparativos, me saltó la idea de «¿y si la hago en bicicleta?». Algunos pensamientos contrarios surgieron en mi cabeza: «quizá no sea justo con los hermanos que irán a pie», pero, por otra parte, «podría abrir una posibilidad de que otros ciclistas se entusiasmen para que posteriormente lo hagan en bicicleta también». Sabía que a pie o en bicicleta sería duro. Pero un dato me ayudó a tomar esta crucial decisión y fue que en el Camino de Santiago los peregrinos lo hacen de diversas formas: a pie, en motocicleta, en auto, a caballo y en bicicleta. Entonces me dije: «¡lo haré en bicicleta!».

Uno de los tramos más interesantes era el descenso hacia Quebrada Seca.

Siempre he sido devoto de Monseñor Romero; su beatificación la viví con alegría en el corazón y su canonización me hizo pensar mucho en el valor de su legado espiritual en el pueblo salvadoreño y en el mundo. Aunque sabía que el recorrido iba a ser duro, la experiencia de convivir con cientos de hermanos en la fe, ver su devoción y experimentar en carne propia el esfuerzo corporal y espiritual, me motivaban cada día más. Aunque iba con un corazón abierto, en realidad no sabía que esta peregrinación superaría todas mis expectativas.

El cicloturismo es una actividad que muchas veces se tiene que hacer solo, esta vez, iba acompañado de cientos de peregrinos.

Para ser honesto la peregrinación en bicicleta fue más que una pedaleada de 157 kilómetros, más que un tour o un ruta como las que he hecho antes. Fue un retiro espiritual que me ha hecho cambiar mi forma de ver la vida, ayudándome en mi crecimiento espiritual, mi conversión y en vivenciar la entrega desinteresada de los que tienen amor en su corazón.

Desde mi bicicleta y con cámara en mano grabé mi experiencia personal y las vivencias de otros. No dudo que de los cientos de personas que iban en la peregrinación, todos, absolutamente todos, tenían una historia, un motivo y algo que decir. Pero Dios puso en mi camino a quienes con su relato serán los representantes de la devoción que llevó a cientos de fieles a recorrer por tramos este camino hacia la cuna del profeta.

Una peregrinación especial

Las riberas del río Lempa pusieron una nota fresca a la peregrinación. El calor llegó hasta los 47 grados centígrados.

La idea de hacer una peregrinación fue una iniciativa del cardenal Gregorio Rosa Chávez, quien en aquella ocasión comentó que “el entusiasmo de la gente por la peregrinación (por los 100 años del natalicio de Monseñor Romero) ha sobrepasado nuestra expectativa”. Y esto era cierto, ya que eran cientos las personas que caminaron, cientos los que esperaban en las carreteras a ver pasar la peregrinación, eran cientos los que preparaban comida para darle a los peregrinos y cientos los que veían por los medios de comunicación la peregrinación deseando estar ahí.

En la peregrinación participó un grupo de socorristas voluntarios, esta era la primera vez que ellos apoyaban con su motocicletas una actividad como esta.

Esta peregrinación marca el inicio de muchas peregrinaciones por el camino a la cuna de Monseñor Romero y, al igual que el Camino de Santiago, queda ya establecida la ruta para todos aquellos que la quieran recorrer . “En cada lugar donde descansemos se hará un pequeño acto litúrgico, además se entregará una cruz con un escrito, esto último simboliza el recorrido que estaríamos haciendo”, detalló el padre Santos Belisario Hernández, director de la Pastoral Juvenil Arquidiocesana.

El calor es fuerte durante el mes de agosto. La hidratación es algo importante.

Caminar o pedalear 157 kilómetros en tres días (del 11 al 13 de agosto) suenan fáciles, pero desde el punto de partida, que es la Catedral Metropolitana de San Salvador, hasta Ciudad Barrios, en San Miguel, la ruta a pie tendría que ser hecha en cuatro o cinco días, por lo que sabía que caminando sería imposible para muchos peregrinos poderla completar. Por eso tuvieron que hacerla por tramos y movilizarse en autobuses. Pero en bicicleta tendría que hacerla en su totalidad.

El grupo de policías ciclistas que apoyaron a la seguridad de la peregrinación tuvieron algunos problemas.

Los rostros de la peregrinación

El resumen de toda la peregrinación pude haberlo plasmado en un video de 15 minutos, pero estoy seguro de que el mensaje quedaría corto, ya que el mensaje es algo más grande y más profundo. Para aquellos que caminaron en la peregrinación puede que sientan que en video la historia sea superficial, pero en realidad es difícil poder plasmar toda la dimensión de esta experiencia, ya que para este cicloturista, este evento posee diversos mensajes espirituales.
Recuerdo que en uno de los tramo más pesados del recorrido, del puente Cuscatlán hasta el desvío de Lolotique, San Miguel, cuando el calor pegaba más fuerte y las fuerzas físicas ya no me daban más, tuve un mensaje en mi corazón: que estos videos, aunque no pudieran expresar la dimensión de la peregrinación, serían para todas aquellas personas que están postradas en una cama, aquellos a quienes su cuerpo no les permite moverse; para aquellos que a pesar de la enfermedad, la vejez o la distancia, poseen un alma ferviente de fe y quisieran haber caminado en esta peregrinación hacia la cuna del profeta, pero no lo pudieron hacer. Para todos ellos.

Los videos serán publicados en nuestro canal de YouTube todos los sábados a partir del 23 de junio, y se han resumido así:

Parte I: Aurelio en bici. Este episodio resume la vivencia de un cicloturista que está seguro de que la paz en nuestro país está cerca al ver las expresiones de fe, amor y caridad en formas diferentes y de personas diversas. Más que un recorrido de 157 km en bicicleta, fue como hacer un retiro espiritual, un acercamiento al mensaje de Dios. «Ningún hombre se conoce mientras no se haya encontrado con Dios» (homilía 10-02-1980). 

Parte II: Con el pueblo. Monseñor Romero dijo: «Mi voz desaparecerá, pero mi palabra que es Cristo quedará en los corazones que lo hayan querido acoger» (homilía 17-12-1978). Durante tres días, cientos de fieles caminaron muchos kilómetros, no por curiosidad o por hacer un paseo, sino porque Dios los llamó a hacerlo. Estos son sus testimonios.

Parte III: Peregrino. Dentro de la peregrinación, Aurelio fue uno más. Montado en su bicicleta pudo ver a los peregrinos caminando, resistiendo el calor, el sol, el asfalto hirviendo. Solamente acompañados de su fe, devoción y la promesa de cumplir este sacrificio; durmiendo donde se podía y comiendo lo que la caridad de muchos hermanos nos regalaban en pueblos, cantones y caseríos durante todo el recorrido.

Parte IV: Por donde pasan. “Es inconcebible que se diga a alguien ‘cristiano’ y no tome como Cristo una opción preferencial por los pobres” (homilía 9-09-1979). Ser misericordioso es tener un corazón compasivo. La misericordia, junto con el gozo y la paz, son efectos del amor, es decir, de la caridad. Este amor desinteresado lo pude evidenciar a lo largo de la peregrinación, en donde cientos de personas salían a la calle para ver pasar a los peregrinos, ofrecerles agua, comida, pan, aplausos y palabras de ánimo. En el camino no me hizo falta nada. Había qué comer y beber. Los que no tenían nada material que compartir, los más pobres, ofrecían una sonrisa y un «Dios le bendiga, hermano». Pude ser testigo de que el que menos tiene es el que más da. 

Parte V: Monseñor Romero. «No me consideren juez o enemigo. Soy simplemente el pastor, el hermano, el amigo de este pueblo» (homilía 6-01-1980). La memoria del Beato de América, sus palabras y su voz eran el testimonio de aquellos que esperaban por horas a la orilla de la carretera para ver pasar a  los peregrinos; aquellos que hicieron esta peregrinación, no para demostrar algo, sino como una ofrenda de fe y de amor a Dios; para aquellos con una fe ferviente resistieron hasta donde pudieron. 

Parte VI: 157 kilómetros. Este episodio resume el recorrido de Aurelio en su bicicleta peregrinando hacia la cuna del profeta de El Salvador. A diferencia de muchos recorridos que hemos hecho, este ha sido especial; más que una peregrinación, ha sido un retiro con Dios. La peregrinación a pie tuvo que ser hecha por etapas y los peregrinos subían a autobuses cuando ya las fuerzas no les daban. Pero en bicicleta, el recorrido tuvo que ser hecho completo. Este es nuestro testimonio.

 

 

 

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