LA BICICLETA Y EL EMPODERAMIENTO DE LA MUJER

La bicicleta en el siglo XIX se convirtió en todo un símbolo de libertad para el sector femenino y muchas veces estuvo asociada a movimientos políticos. Montar en bici para las mujeres suponía todo un desafío ya que los hombres lo consideraban poco decoroso, peligroso para la unidad familiar y hasta argumentaban que podía causarles daños físicos. De hecho, existieron no pocos argumentos médicos que avisaban que su uso podría provocar en la mujer daño como esterilidad o aborto, y morales, como excitación sexual.
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la bicicleta empezó a comercializarse con gran éxito. Si en un principio fue utilizada por los hombres, se hizo muy popular entre las mujeres, dándoles una sensación de libertad en sus cuerpos, así como independencia para desplazarse fuera de los lugares donde vivían. De esta manera podían recorrer largas distancias, así como experimentar una movilidad sin dependencia de los hombres.

La bicicleta brindó a las mujeres, la oportunidad de liberarse de una indumentaria incómoda como el corsé, y a ponerse otras como los pantalones.Ésto, no sólo supuso una transformación estética, sino un símbolo de libertad para los movimientos feministas, que buscaban la igualdad entre mujeres y hombres, toda una revolución abriendo un debate social sobre el rol de las mujeres en la sociedad, dando lugar a una “mujer moderna” que dejaba atrás pesados vestidos. La bicicleta dotó a las mujeres de independencia y libertad y fue utilizada como todo un símbolo de emancipación para las mujeres, desde que se subieron en ella las primeras sufragistas. Se convirtió así en un vehículo liberador y provocador, capaz de empoderar a las mujeres tanto social como políticamente.

Herramienta de transformación social.

La autonomía personal se puede trabajar desde aspectos tan simples como montar en bicicleta. Muchos movimientos de mujeres urbanos utilizan las bicis no sólo como sistema de transporte saludable sino como herramienta de empoderamiento y de cambio social. En estos grupos se generan espacios de libertad, autonomía y asociatividad de las mujeres que practican el ciclismo. En definitiva es una filosofía de vida que crea lazos de sororidad, intentando apropiarse del significado de ser ciudadanas de pleno derecho para vivir los espacios, la ciudad y ser responsables medioambientalmente. Estos grupos enseñan a otras mujeres a montar en bici, les quitan el medio a desplazarse por las urbes, mostrando los beneficios que tiene para la salud física y mental.

Es común que en grandes ciudades del mundo existan colectivos de mujeres ciclistas que fomentan el uso de bicicletas para otras mujeres y programan pedaleadas periódicas para visibilizar el uso de la bicicleta en el sector femenino y, porque no decirlo, en grupos de hombres que todavía no aceptan que la mujeres tomen protagonismo en la sociedad. Es cierto que la violencia, en sus diferentes formas, es una de las preocupaciones de las ciclistas en la grandes ciudades, sobre todo en latinoamérica. Por eso las que ya se han sumado a este modo de transporte autónomo y sustentable acompañan en el pedaleo a las más novatas.

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