TOUR TRIFINIO | Parte VIII: doloroso regreso

La salida de Esquipulas fue dura ya que un mal movimiento me ocasionó una estiramiento muscular en la espalda baja, bastante incomodo ya que en la bicicleta se utiliza todo el cuerpo. Para rematar el día amaneció nublado y lloviendo, la temperatura era de 16 ºC, bastante helado.

Todo estos contratiempos son a los que los cicloturistas se tienen que enfrentar durante los recorridos, es parte de la aventura. El verse expuesto a condiciones climáticas son parte de la experiencia, pero lo que menos uno quisiera es tener alguna lesión en el cuerpo, ya que este es el motor que nos propulsara en la bicicleta. Pero para todo hay que estar preparado, teníamos que seguir la ruta y lo haríamos despacio.

Por suerte el dolor solo era insoportable al caminar y no al pedalear, era incomodo, pero no como al dar cada paso. Un par de pastillas para el dolor harían su trabajo para calmar el dolor. Desafortunadamente Este tipo de contractura muscular no se cura sino con reposo absoluto y lo que menos haríamos ahora sería esto. Debía a la lesión y para no forzar demasiado la lesión la ruta la dividimos en dos etapas, la primera desde Esquipulas hasta la frontera Guatemala-El Salvador, en el paso fronterizo Anguiatu. Era 38 km con una gran cuesta que era la mitad del camino, luego sería terreno quebrado con subidas y bajadas constantes.

El clima había estado bastante nublado y frío, pero en esta etapa amaneció peor que los días anteriores. Sabía que bajando la montaña en donde nos encontrábamos el clima cambiaría dramáticamente. El punto máximo que alcanzamos fueron los 1.177 msnm y luego, en cuestión de minutos, descendimos hasta los 707 msnm.

El camino fue tranquilo tal como lo dije anteriormente al estar pedaleando en la bicicleta el dolor de espalda disminuía considerablemente, pero al bajarme y empujar tenía unas punzadas muy fuertes, por lo que caminar no sería una opción. Pasamos a un tienda a buscar medicina pero no tenían nada que calmara el dolor, por lo que decidimos enfrentar esta cuesta lo mejor que pudiéramos. En total eran unos 9 km de subida fuerte y luego venían 9 km de pura bajada. Como llovía había que ir regulando la velocidad debido a que mis frenos son en ¨V¨ por lo que no hay que emocionarse mucho por el peso y que las fricciones se mojan y no son tan efectivas en estas condiciones.

La carretera es de dos carriles sin hombros. Su condición no es la optima ya que está llena de baches y por el tipo de asfalto, que es claro, y estaba mojado cuesta mucho verlos a lo lejos. Por lo que había que ser muy precavido.

Otro detalle importante es que a pesar de que el clima está nublado y frío uno podría pensar que no suda y no pierde líquidos. Una mala percepción. En realidad nuestro cuerpo siempre está trabajando y perdemos líquidos, por lo que nuestros músculos necesitan agua. Además, debido a que tenemos que utilizar impermeable, esto da calor al cuepor y estamos sudando, por lo que es necesario beber agua constantemente, en el mismo ritmo como si las condiciones fueran soleadas.

Al pedalear en clima frío debemos de tener en cuenta de que nuestros músculos están calientes debido a la actividad física, por lo que debemos evitar enfriarnos al tomar las bajadas es importante abrigarnos bien para evitar calambres producto del enfriamiento muscular súbito.

Siempre las bajadas son algo placentero, especialmente cuando llevamos un doloroso espasmo en la espalda. Al llegar a la parte baja encontramos a unos campesinos sacando a su ganado a pastar. Parera una actividad cotidiana pero en realidad fue una experiencia estresante ya que en esta calle llena de curvas y vehículos manejando a alta velocidad, en cualquier momento puede ocurrir una desgracia.

Al parecer ya ha ocurrido algo así y es interesante que los tres vaqueros utilizaban banderillas para indicar a los automovilistas que bajaran la velocidad. En el hato había una vaca bastante agresiva que, al verme en bicicleta, se sentía amenazada y emprendía hacía nosotros. Esto le añadío más estrés a este tramo. Acompañamos al ganado unos 4 km hasta llegar al lugar donde pastarían. Fue un alivio.

De repente el sol salió y después de estar a 16 ºC nos encontramos con un cielo despejado y
25 ºC. Cosas del ciclismo. Desde aquí teníamos que circular por una carretera de dos carriles sin hombro, aunque con poco tráfico. Esta carretera es bastante utilizada por trailers que circulan hacia la frontera. Solo hay que poner atención al retrovisor y no distraerse para evitar cualquier susto.

Esta carretera bordea una extensa reserva forestal de Guatemala que hace que el clima sea fresco y el aire este limpio. El único pueblo grande que se pasa es Concepción Las Minas que está a unos kilómetros antes de llegar a la línea divisoria entre los departamentos de Chiquimula y Jutiapa, el departamento fronterizo con El Salvador.

En este punto estamos a la mitad del trayecto ya que Concepción las Minas está ubicada a 15 kilómetros de la Frontera con la República de El Salvador y a 19 kilómetros de la Ciudad de Esquipulas. Este pueblo era conocido desde la época colonial como el ¨Valle de Concepción¨, tras la Independencia de Centroamérica en 1821, pasó a pertenecer al departamento de Chiquimula. Fue fundado el 17 de abril de 1792 y se le conoce como Concepción Las Minas, por estar cerca de las minas de Alotepeque en las que se extraía plomo, cobre, hierro y plata.

El camino desde aquí hasta la frontera era bastante quebrado y con muchas subidas. El paso por la aduana fue rápido y sin contratiempos. El sistema de paso es sencillo ya que solo se reporta en la caseta de Guatemala donde le entregan un papel de salida y ya en El Salvador solamente lo entrega al encargado de la migración y ya, sin problemas.

En la frontera decidimos hacer un cambio de quetzales a dólares pero, como siempre lo he dicho, este es el peor lugar para cambiar dinero. Primero por razones de seguridad y segundo porque los ¨cambistas¨ aprovechan a ofrecerle menor valor por el cambio de divisa. En estos lugares se pierde dinero, no se gana.

La última cuesta que hay que enfrentar es la de salida a El Salvador en donde hay que subir hasta los 900 msnm. La espalda me estaba doliendo mucho y forzarme más podría hacer la lesión peor.

Esto sumado a que unos 9 km antes de llegar a la frontera la llanta trasera se me estaba desinflando, logre ponerle un poco de aire y externamente no tenía clavos visibles; así que podría ser el tubo que tenía un desperfecto. Creo que hasta aquí voy a llegar por este día. Es mejor descansar.

TOUR TRIFINIO | Parte VIII: doloroso regreso

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *