Salimos del Coyolito, Chalatenango, a las 7:00 a.m. era un día con mucho viento, soleado y con clima fresco. Luego de desayunar un gran plato de avena, banano y semillas y beber mucha agua comenzamos a pedalear hacia la cuesta. Sabíamos a lo que íbamos: 35 km de pura subida hasta La Palma, bueno, no todo era subida hay una que otra bajadita, pero, luego vienen las subidas.
Este ascenso eran 35 km desde los 260 hasta los 1.180 m.s.n.m., una buena escalada. Con una bicicleta con 70 lb de peso en equipo lo mejor es ir moderando las energías, pero sobre todo, utilizar el ejercicio de visualización e imaginarnos en la cima, allá arriba. En situaciones como está en algún punto la sombra del desánimo aparecerá cuando la fatiga mental y el cansancio físico nos hagan pensar en que no nunca llegaremos o que este suplicio nunca acabara, algo que siempre sucede.
Para lograr vencer la cuesta debemos de forzar nuestro cuerpo y mantener nuestra mente enfocada en el objetivo. Recuerda aquella frase que siempre decimos: ¨comienza como viejo y termina como joven¨. Lo que significa que empecemos con un paso lento y constante y terminemos con energía y fuerza. Aquí te dejamos algunos consejos para que las cuestas no te ganen la batalla:
1. Todo está en la mente. La visualización es una de las herramientas más importante y una de las más hermosas del ciclismo, ya que te servirá para todas las actividades de tu vida. La visualización puede ser positiva o negativa. Si antes de comenzar dices: ¨y si no puedo subir¨ y ¨si no aguanto¨. Tu mente le dirá a tu cuerpo ¨hoy no podrá subir¨. Quizás físicamente estés preparado, pero mentalmente no lo estás. Tu mente enviará las excusas para no poder ganarle a esa pendiente. En cambio si tu visualización es positiva y dices: ¨si puedo¨, ¨lo lograré¨, ¨estos no es nada en comparación a la otra pendiente que subí el otro día¨. Entonces tu mente enviará los impulsos adecuados a tu cuerpo para lograrlo, incluso cuando este ya no pueda más.
2. Mantén el ritmo. Nuestra primera reacción debe ser cambiar a una velocidad más pequeña, mantener nuestras cadencia o RPM (Revoluciones Por Minuto) e intentar mantener la velocidad. Despacio pero constante. Con esto logramos mantener un ritmo cardíaco bajo, estabilizar nuestra potencia y mantener un aumento gradual en el nivel de esfuerzo. La forma natural de mantener nuestra potencia estable es permanecer sentado en el sillín y tratar de bajarnos o levantarnos lo menos posible.
El pedaleo es crucial pero debemos tener mucho cuidado con nuestro ritmo cardíaco y hacer que este aumente lentamente y concentrarnos en el movimiento de nuestras piernas y la respiración. Una forma práctica de saber cuándo moderar el esfuerzo es que si durante el pedaleo podemos escuchar los latidos de nuestro corazón en los oídos, lo mejor es descansar o bajar un poco el ritmo. Nuestro corazón nos alerta que está funcionando al máximo y lo mejor es no forzarlo.
3. Mantén la respiración. La respiración y la cadencia van juntos. La respiración debe de ser profunda y no superficial. Inhalar por la nariz y exhalar por la boca con un ritmo adecuado y constante. Los ciclistas novatos generalmente se desconcentran cuando no pueden ver el final de la cuesta o cuando dan vuelta en una curva y viene otra pendiente igual y es la de no acabar.
Esta desconcentración hace que se olviden de respirar o comiencen a respirar superficialmente, por lo que la forma y el enfoque de la pedaleada y la respiración se deterioran a medida que el apalancamiento y la fuerza muscular comienzan a gastarse. Presta atención a tus RPM y a tu ritmo de tu respiración y mantenlos a un mismo ritmo.
4. Siéntate bien. A medida que nuestra velocidad disminuye y el ácido láctico se acumula en nuestras piernas, podemos deslizarnos hacia atrás en el sillín y cambiar el orden de activación de los músculos aprovechando más la fuerza de los glúteos y los cuádriceps. Una buena forma de lograr mantener la potencia es posicionar los dedos de los pies horizontalmente para que los músculos de la parte inferior de la pierna entren en el patrón de pedaleo. Esto agrega más potencia a la parte posterior de nuestro movimiento en la flexión de la cadera.
5. Postura adecuada. Evite caer en la trampa del principiante de sentarse en alto con los brazos rectos. En su lugar, esfuérzate por mantener tu espalda plana y los codos doblados, lo que reduce nuestro centro de gravedad y hace que logremos hacer más presión con las piernas. Al tirar de los músculos del núcleo central de nuestro cuerpo, podemos retrasar la acumulación de ácido láctico en los músculos primarios. Algunas veces puedes subir la velocidad de la bicicleta y pararte sobre los pedales, de esta forma harás un esfuerzo con otros músculos. Cuando sientas que te comienzan a doler esos músculos, siéntate y regresa a la velocidad anterior y mantén el ritmo de tu pedaleada. Este movimiento no es muy recomendable hacerlo constantemente ya que aumenta nuestra tasa de quema metabólica.
6. Se vale caminar. Alrededor del kilómetro 23 de la cuesta nos topamos con un tramo de 5 km en la que la inclinación rondaba entre 6% a 12%. Era ya en la parte superior de la pendiente y con el cansancio acumulado y el peso de la bicicleta era dificil continuar pedaleando. Aquí surge un dilema de los ciclistas ¿se vale caminar? nuestra respuesta es: ¡claro que si! De igual forma empujar la bicicleta no es algo sencillo y no lo veas como que la cuesta te ha vencido, todo lo contrario, continuamos batallando para conquistar la cima. Empujar requiere otro tipo de esfuerzo y la técnica más adecuada es que utilices la fuerzas del torso, los brazos y las piernas y no fuerces la parte baja de tu espalda. Mantén la misma técnica que hemos detallado anteriormente: mantén el paso firme, la respiración constante y profunda y los latidos de tu corazón a buen nivel.
Para las 4:50 p. m. habíamos llegado a la cima de la cuesta. Nos quedaban menos de 2 km para llegar a La Palma, para esta hora el viento ya era fuerte y el clima estaba a 20º C. Habíamos logrado ganarle a esta cuesta. Una cosa que te darás cuenta es que luego de completar un tramo como este al llegar a la cima de improviso las fuerzas vuelven a nuestro cuerpo, si, nos sentimos cansados pero no como cuando subíamos la cuesta. Esto tiene una explicación: nuestra mente envía a nuestro cuerpo un estímulo positivo de gratificación al haber logrado lo que no creíamos que venceríamos. Esto es el poder de la mente.
Al ingresar a esta pequeña ciudad de dos calles principales y algunas callecitas encontramos que no hay muchos lugares donde acampar por lo que tuvimos que buscar dónde pasar la noche. Encontramos un hostal justo a la entrada del pueblo a $10 la noche. La habitación estaba mucho mejor que la habitación blanca que nos habíamos quedado la noche anterior. Luego salimos a comer y a pesar que es un pueblo pequeño encontramos mucha oferta gastronómica pupusas, tacos, pizza y hasta baleadas. Cenaremos muy bien y mañana conoceremos el pueblo.