TOUR TRIFINIO | Parte IV: emigrantes

La situación económica, la corrupción, la violencia, el miedo, el desempleo son algunos factores que afectan más a unos que otros en los países Centroamericanos. En este episodio tuvimos la oportunidad de hablar con los integrantes de la segunda caravana de inmigrantes que partió de Honduras rumbo hacia a la frontera México-Estados Unidos. Una experiencia que nos dejó muy conmovidos.

En nuestro tour tuvimos que cruzar dos fronteras, la primera, la frontera El Salvador-Honduras en El Poy y la segunda, la frontera Honduras-Guatemala. En ambas nos encontramos con sentimientos encontrados de tensión,  frustración y esperanza al vernos en medio de la caravana de migrantes que partió hacía la frontera con Estados Unidos. Pero antes de llegar ahí tuvimos que recorrer un camino corto desde la La Palma hacia el paso fronterizo El Poy, unos 10 km, fue un lindo viaje, porque todo fue descenso.

Aunque todo el trayecto tuvimos viento en contra, lo que hace la pedaleada con peso bastante complicada, este detalle lo compensaba que el día era muy fresco y soleado, y casi todo de bajada, así que, qué más podíamos pedir. En el recorrido pasamos por San Ignacio un pequeño poblado que se encuentra a unos 2 km de La Palma y  luego tomamos lo que resta de la Troncal del Norte hasta la frontera. En el paso fronterizo había poca gente por lo que no tardamos ni 20 minutos en hacer todo el trámite de salida de El Salvador y el de ingreso en Honduras. A partir de aquí dejamos nuestro país y nos convertimos en turistas/migrantes/cicloviajeros. Si, todo en un solo nombre. Lo interesante es que en ningún paso fronterizo nos pidieron papeles de la bicicleta ni nada por el estilo.

Hace un par de años atrás en la fronteras de los países de centroamericana como parte del acuerdo multinacional CA-4, permitía a los ciudadanos del área solamente reportar la salida de su país de origen sin necesidad de hacer ningún trámite en la frontera del país al que visitaba. Ahora ya no existe esta excepción y el trámite hay que hacerlo en las dos fronteras, si no lo hace se puede ganarse una multa de hasta $150 por persona. Eso si los ciudadanos centroamericanos no necesitan visa para visitar estos países y solamente se puede pasar con la identificación personal nacional o el pasaporte.


El paso de la frontera fue normal y sin ningún sobresalto, sólo el constante ofrecimiento de los cambistas de dólares, pero nada más. Al ingresar a Honduras me di cuenta que no había ningún rótulo que dijera bienvenido a ese país o algo por el estilo, como existen en muchas fronteras. No es que no me haya sentido bienvenido pero me pareció peculiar este detalle.


Desde la frontera hasta Nueva Ocotepeque hay unos 7 km de una larga cuesta. La calle en este tramo es de dos carriles y sin hombro, de hecho en la mayor parte de la carretera no hay hombro para donde hacerse en caso de una emergencia. En su lugar hay una depresión de un metro de profundidad, lo cual hace es algo estresante ya que el paso constantes trailers lo pone a uno casi manejando la bicicleta en una cuerda floja.


Antes de llegar a Nueva Ocotepeque teníamos que pasar por Antigua Ocotepeque, pero la verdad es que ni nos dimos cuenta cuando ya estábamos en el centro de Nueva Ocotepeque. ¨Eso era antes que se podía ver la antigua ciudad hora como la ciudad ha crecido se han juntado las dos¨, nos comenta Rodolfo Torres un residente de nueva Ocotepeque.
El municipio de Ocotepeque, es la cabecera del Departamento del mismo nombre, situado en el Occidente de Honduras a unos 420 km de la ciudada capital Tegucigalpa. Su fundación data de la época precolombina, fue conquistada en 1526 por Francisco de las Casas y Gil González Dávila quienes le dieron el nombre de El Asistente; en 1532 aparece mencionada como una población perteneciente a la Alcaldía Mayor de San Salvador en la carta de relación del primer obispo de Guatemala a Francisco Marroquín, posteriormente a finales de 1530 se la integraría a la Alcaldía Mayor de Comayagua y se le cambiaría el nombre a nueva Ocotepeque.
Esta es una ciudad bi fronteriza, ya que a 7 km al sur se encuentra la Frontera El Poy, con la República de El Salvador, y a 25 km hacia el norte se encuentra la Frontera Agua Caliente, con la República de Guatemala. Esta es una ciudad bastante concurrida ya que al ser la cabecera departamental, atrae a la población de los municipios aledaños quienes se trasladan ya sea para realizar transacciones de compra-venta, por estudio o por trabajo. Este departamento tiene una extensión territorial 1.630 km2, siendo su población actual 111,474 habitantes y su principal rubro económico es el café, maíz, repollo, caña de azúcar, cebolla.

Sin nada que perder

El día que llegamos a nueva Ocotepeque existía una actividad peculiar ya que decenas de personas comenzaban a reunirse en el parque central de la ciudad. Todos con mochilas y maletas se estaban incorporando a la segunda caravana migrante que partiría el siguiente día hacía Estados Unidos de Norteamérica. Esto no lo teníamos contemplado en nuestra ruta, pero la sola experiencia de coincidir en el mismo lugar y tener el mismo sentimiento de viajar por la carretera en las mismas condiciones nos provocó una empatía especial con sus historias.
Inmigrante suena en nuestros días como una palabra común. Casi cotidiana. Pero la inmigración ha estado inherente desde el inicio de la humanidad. El ser humano en la antigüedad buscaba nuevas tierras para cosechar, cazar y vivir. Hoy en día huyen de la violencia, el desempleo y la falta de oportunidades.
El año pasado surgió un fenómeno en Honduras que no era común en nuestros países, la caravana migrante. Un éxodo masivo que muchos han calificado de político, influenciado por poderes oscuros, parte de la crisis o un movimiento para desestabilizar gobiernos.

En fin, usted tendrá su propia opinión. Lo que podemos decir es que hasta estar en medio de todas estas personas y escuchar sus historias es que nos podemos dar cuenta que son seres humanos como usted o como yo que quieren encontrar un mejor futuro. Cada uno tiene algo que decir, que contar, ese algo que los ha llevado a dejar todo y arriesgarse a la incertidumbre del camino.
Jóvenes, adultos mayores, hombres, mujeres y niños. Todos se miran inquietos y con dudas en sus rostros. Sabemos lo que es este sentimiento, ya que cada vez que comenzamos un tour nos sentimos igual, pero, con una gran diferencia: estas personas dejan todo atrás. Sus familias, pertenencias, su vida… su país. Eso no es fácil, ya que no saben si regresaran a su patria. Y ese sentimiento no es en lo más mínimo al que nosotros sentimos, pero nos empatizamos con ellos.

Pero, ¿por que dejar todo atrás? ¨No tiene palabras cómo está Honduras. No hay educación, no hay salud, no hay empleo, esta jodida la inseguridad, no eres libre de expresarte. ¿Qué más se le puede poner a este país? Es un país tan pequeño, pero somos el número uno en la delincuencia en el mundo. ¿Qué se puede esperar de un país así?¨, comenta Jorge Fuentes, de 26 años, quien está reunido con 15 de sus familiares en el parque central de Ocotepeque, listos para salir.  ¨Voy con lo que resta de mi familia… aquí en Honduras no queda nadie. Muchos de mis familiares ya se fueron en la primera caravana y ahora nosotros vamos en esta segunda¨, asegura con determinación.

Desde Ocotepeque hasta la Frontera de México-Estados Unidos, ubicada en Tijuana, existen unos 2.800 km de carretera debiendo cruzar el noroeste de México, una de las zonas más peligrosas de ese país. Este recorrido en automóvil se hace en 31 horas, en bicicleta en unos 46 días y solo caminando se podrían tardar hasta 60 días. Es un camino largo, lleno de peligros. La gran pregunta es ¿qué esperas encontrar allá? ¨Sabemos que el camino no es fácil y es peligroso. Lo que espero encontrar allá es trabajo, una mejor vida¨, responde Jorge.

Leonidas Pineda, de 77 años, viene desde San Pedro Sula a reunirse con la caravana. Él también va a buscar ¨el sueño americano¨. Con una pequeña maleta junto a sus pies y un sorbete en la mano nos dice ¨Mire aquí (Honduras) no hay trabajo ni nada. Imagínese estamos amolados ya que es peor para nosotros que somos de la Tercera Edad y que tenemos experiencia en soldadura, construcción y otros oficios; tampoco nos dan trabajo. Nosotros tenemos experiencia pero aquí no la valoran¨, comenta.
Leonidas asegura que la crisis que ha desencadenado esta migración es ¨la situación económica que se ha puesto grave porque aquí las fuentes de trabajo ya están saturadas y no se encuentra empleo. Recuerde que países como Nicaragua, El Salvador y aquí en Honduras hay un crecimiento de gente y pocas fuentes de trabajo. Al haber crecimiento de gente nosotros, los de la Tercera Edad, ya estamos de salida, pero el joven necesita trabajo, pero como no hay ya no abarca mucho para poder salir adelante. El Gobierno ha prometió que las cosas iban a mejorar, pero todavía hay gente con hambre y sin trabajo y la cosa no mejora¨, añade.
Algo que realmente nos impactó era ver la gran cantidad de niños que van en esta caravana. Aunque se miran felices porque ¨vamos de paseo¨ como me dijo un pequeño con una mochila de los Minions en su espalda. La verdad es que es un camino duro para alguien tan pequeño que debería estar estudiando y jugando. ¨Se ha fijado que van un montón de niños. Imagínese a lo que van a aguantar sed, hambre. Bueno, en el camino qué es lo que nos espera. En este caso hemos fallado como país porque no hemos podido velar ni por los niños. Por las futuras generaciones¨, increpa Leonidas.

Ya está cayendo la noche y como un llama en maleza seca la voz de alguien grita ¨vámonos ya¨.  Todos se ponen de pie toman sus cosas y deciden irse en la noche hacía la frontera con Guatemala. La impaciencia los tiene nerviosos e inquietos. Con sus mochilas al hombro los grupos deciden comenzar a caminar. Una mujer me dice: ¨aquí no va gente millonaria, ni rica. Aquí solo gente pobre vamos. Todos tenemos necesidad, queremos un mejor futuro para nuestros hijos¨. Sus ojos se llenan de lágrimas, pero, continúa caminando sin soltar la mano de sus dos hijas… sin mirar atrás.

 

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