A propósito del Día de Internet

Hay algunos detalles, anécdotas y temas, tanto serios como humorísticos, que acompañan la cultura Internet. Incluimos aquí algunos de ellos.

¿Porqué usamos el signo @?

En las direcciones de correo electrónico, tan populares hoy en día, todo el mundo debe utilizar el signo “@” para separar el nombre personal del nombre del computador. Este símbolo, conocido en español como el “arroba”, se interpreta, dentro de una dirección de correo como “en” (en inglés “at”) o, más completamente, “en el computador”, de forma que la dirección “[email protected]” se lee como “el usuario ribarra en el computador di.uca.edu.sv”.

El origen de la utilización de este símbolo se remonta a mediados de 1972. La compañía Bolt, Beranek & Newman (BBN), principal empresa privada protagonista del surgimiento de ARPANet, precursor inmediato de Internet, continuaba trabajando en el desarrollo de esta red, después de haber tenido éxito en la comunicación remota de dos computadores, en septiembre de 1969.

Aunque las motivaciones originales de esta red no incluían la creación del correo electrónico, era prácticamente inevitable que a alguien se le ocurriera experimentar con él. Una de esas personas fue Ray Tomlinson, un ingeniero que trabajaba para BBN y que creó SENDMSG, un programa relativamente sencillo, pero que marcó la pauta para una revolución cultural que hoy vivimos.

Cuando estaba diseñando su programa, Tomlinson necesitaba una manera de separar, en la dirección de correo electrónico, el nombre del usuario del nombre de la máquina en la que se hallaba dicho usuario. Quería un símbolo que en ninguna circunstancia pudiera aparecer en el nombre de un usuario. Al revisar el teclado que estaba usando, un Teletype Modelo 33, encontró, además de las letras y números, alrededor de una docena de símbolos de puntuación.

El llegó primero y pudo elegir cualquier signo. Eligió “@” y, sin haberlo buscado ni dimensionado, creó en 1972 un ícono para un mundo comunicado electrónicamente.

La “netiqueta”

Como en todos los lugares y situaciones en que un grupo de humanos se reúne, en Internet también hay reglas de conducta convencionalmente aceptadas, aunque no estén escritas “oficialmente”. Estas normas son en general conocidas como “netiqueta”, o “etiqueta en La Red”.

Aquí hay algunas:

No use solamente mayúsculas en un correo. Esto equivale a GRITAR, y no es bien visto.

Sea breve en sus mensajes.

No insulte a las personas, aunque no las conozca. Si algo que ve en un mensaje o página Web le enoja, espere a estar calmado(a) para responder. En todo caso, no emplee lenguaje vulgar, obsceno o de mal gusto.

Recuerde que está usando un foro público. No envíe algo que no quisiera ver difundido.

Deje claro cuándo está hablando en broma. Como la gente no ve sus expresiones faciales o corporales, puede no sentir lo mismo que cuando usted escribió algo. Para este efecto, se usan a veces los “emoticons” (íconos que denotan emoción) o “smileys”, como los célebres “cara sonriente” 🙂 y “cara triste” 🙁 (verlos inclinando la cabeza a la izquierda).

Mantenga cortas las citas de mensajes previos o cuando utilice referencias al responder a un mensaje.

No envíe correo publicitario sin que se lo hayan solicitado, y menos a una lista de distribución.

No agregue otro eslabón a una cadena de correo, por mucho que eso implique “mala suerte”.

Asegúrese que la(s) dirección(es) a que escribe está(n) correcta(s).

Utilice correctamente el campo “Subject” ó “Asunto” para ilustrar el tema de su mensaje.

RFC: Request For Comments

Los RFCs (Solicitud de Comentarios, en inglés) son documentos oficiales dentro del ámbito tecnológico de Internet. En ellos están contenidos los protocolos, estándares e información técnica de la tecnología sobre la que se mantiene y desarrolla Internet. Los RFCs fueron iniciados en 1969 y se identifican por números. Por ejemplo, el RFC 1178 describe la selección de un nombre para las computadoras.

Los RFCs son documentos de dominio público y pueden ser estudiados, copiados y reproducidos, a partir de varios sitios Web o libros donde pueden ser encontrados. Todos estos documentos se hallan en inglés, puesto que la mayoría tratan sobre temas de tecnología, y deben ser comprendidos de la misma manera por todos los lectores.

Para que un RFC se convierta en realidad en un documento oficial y aprobado, debe pasar varios procesos de consulta entre los científicos y técnicos que conocen, pueden y desean opinar y debatir sobre el tema. Después de una serie de debates y consultas, se alcanza lo que se conoce como el “consenso grueso” o “rough consensus”, y el documento se asume oficial.

El insólito y singular nombre dado a estos documentos tiene una razón histórica: en los albores de la comunicación entre computadores que llegaría a ser la gran red de redes, la comunidad científica y tecnológica que participaba en la definición inicial de los estándares y protocolos necesarios, además de trabajar sin mayores requerimientos financieros personales, se veían como colegas, al mismo nivel. Por ello, habría sido muy descortés imponer ideas y opiniones sobre los demás. Debido a esto, Steve Crocker emitió el 7 de abril de 1969 una forma amable de debatir un documento de definiciones técnicas, presentándolo como una “solicitud de comentarios”, es decir, un “Request For Comments”. Esta nota fue el primer RFC en la historia de Internet.

Una máquina de refrescos en Internet

Otra de las simpáticas anécdotas que se dieron alguna vez a lo largo de la evolución de Internet ocurrió en la década de 1970, en el departamento de computación de Carnegie-Mellon.

En ese tiempo y lugar, algunas oficinas de los empleados del departamento se hallaban ubicadas a alguna distancia de donde estaba la única máquina de refrescos, por lo que se volvía un poco molesto e incómodo llegar al tercer piso de un edificio, y encontrar que la máquina estaba vacía o, en otras ocasiones, después de ingresado el dinero y hecha la selección, obtener un refresco que aun no se hallaba suficientemente helado, pues había sido puesto en la máquina recientemente.

Como nunca falta alguien con ideas creativas, un par de personas concibieron un ingenioso dispositivo que les permitió solucionar ese grave problema. Colocaron microswitches en los seis compartimientos que la máquina tenía, de forma que podían detectar lo que sucedía en el último espacio de cada compartimiento; es decir, los microswitches detectaban la presencia del refresco que se hallaba próximo a ser despachado.

Conectaron los microswitches a una computadora cercana, escribieron una versión apropiada del programa que suministra el servicio “finger” de Internet, y ejecutando ese comando desde cualquier computadora en La Red, podían saber si había refrescos en cada uno de los compartimientos, así como el tiempo que había transcurrido desde que ese refresco había llegado ahí, y por tanto determinar si éste se hallaba suficientemente helado. ¡Tecnología para apagar tu sed!

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