Confesiones de un no-usuario de teléfono celular

La penetración de los teléfonos móviles en todo el mundo supera en varios casos el 100%, lo que significa que muchas personas poseen y utilizan más de un celular. Aun las personas que utilizan solamente uno de estos dispositivos, encuentran las muchas ventajas que tiene en la vida contemporánea, tanto personal como profesionalmente.

Por eso, lo curioso y anómalo es que hayamos personas que no poseemos uno de estos medios de comunicación, diversión y conectividad, sabiendo y entendiendo las posibilidades que se realizan por medio de esta invención, que lleva ya más de 40 años de vida.

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Adicionalmente, este tipo de aparatos, los teléfonos móviles o celulares, experimentan muy rápidamente y en breve plazo, avances significativos en las tecnologías, interfaces, diseños y tamaños en que se presentan en el mercado, y representan una de las industrias que generan y permiten la transferencia de muchos millones de dólares en todo el mundo. No es arbitrario que el sector de desarrollo de aplicaciones para móviles sea uno de los que más están atrayendo talentos de diseño, diagramación y programación, además de la creatividad de miles de profesionales y aficionados, en todo el mundo.

Niveles de apego al celular

Se han realizado varios estudios en los que se mide el apego, casi adicción, que algunas personas sienten por su celular. De esta forma se ha comprobado que algunos no pueden resistir mucho tiempo, en algunos casos se habla de apenas horas, sin revisar o utilizar su móvil, y que lo consideran casi como una extensión de su cuerpo y de sus funciones fisiológicas, así como una salida para sus necesidades de comunicación.

Por supuesto hay distintos grados y niveles de utilización, vinculación y aprehensión con los que las personas se relacionan con su celular. Algunos declaran que no pueden vivir sin el dispositivo, y son capaces de regresar al lugar donde han dejado olvidado el teléfono antes de seguir adelante con sus demás faenas y recuperarlo más tarde.

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Algunas personas dicen que apagan el celular y lo retiran de su vista en cuanto llegan a su casa. Otros lo ponen en vibrador o lo dejan cargando mientras están fuera de sus horas laborales. Hay personas que tienen un aparato para asuntos del trabajo y otro, separado, para la familia y amigos. Sin embargo, un buen número utiliza el dispositivo todo el tiempo, de una u otra forma.

El celular actual se usa para tomar fotografías o vídeos, realizar búsquedas de información, jugar, llevar la agenda del día, tomar notas, mantener archivos de datos personales o laborales, intercambiar mensajitos con una o varias personas en cualquier parte del mundo, ingresar o extraer datos de sistemas de información o repositorios propios o empresariales, desarrollar tareas propias del cargo, o actividades familiares o caseras, y utilizar alguna de las miles de millares de aplicaciones particulares que cada quien compra o baja de la red.

Ah, también es posible que se hagan algunas llamadas telefónicas.

La vida sin un celular

Por increíble que parezca, algunos de nosotros hemos optado por no utilizar un teléfono celular, aun conociendo sus ventajas y posibilidades, y contando con las posibilidades, físicas, intelectuales y materiales para adquirir y usar uno de estos dispositivos.

Aquí hay algunas de las consecuencias de esa decisión:

    • No es necesario decidir y evaluar qué aparato será el próximo a comprar y usar, atendiendo a los avances de cada una de las tecnologías dominantes.
    • No hace falta revisar las ofertas de las compañías que ofrecen el servicio para determinar el plan y el plazo de contratación del mismo.
    • Nadie puede llamarnos en medio de una reunión, una conversación delicada, un concierto, una fiesta, un servicio religioso o a un lugar distinto de la oficina.

  • La respuesta a las llamadas recibidas, que en su mayoría no son realmente urgentes, se da en el tiempo en que se puede dar respuesta, y no cuando y donde se recibe la llamada.
  • Con frecuencia, en una mesa de sesión, de comida, o de tertulia, somos los únicos que conversamos con el del lado sin interrupciones y prestando plena atención. A veces, somos literalmente los únicos que estamos sentados ahí sin utilizar el celular, “disimuladamente”, para recibir mensajes, contestarlos o consultar algún otro tema.

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  • No podemos participar en conversaciones que giran sobre la más reciente aplicación o tecnología móvil disponible, y cómo nos ha aliviado o nos ha causado más problemas.
  • Nunca sufrimos la vergüenza de olvidar poner el aparato en vibrador en medio de un evento público, y recibir una llamada o mensajes en ese momento.
  • No podemos reportar el tráfico, o llamar a la radio, aunque sepamos la respuesta a la pregunta que tiene premio.
  • En un percance automovilístico tenemos que pedir prestado el teléfono a la persona con quien tuvimos el accidente para llamar al seguro.
  • Tomamos menos fotos y documentamos menos nuestra vida en espacios públicos.
  • Estamos más conscientes de la paulatina desaparición de los teléfonos públicos.
  • Ponemos atención a nuestro interlocutor en un buen porcentaje, sabiendo que no hay elementos que nos puedan distraer ni por un instante.
  • Disfrutamos de la música elegida o la programación de la radio cuando vamos en el carro, y no subimos el stress más allá del provocado por el tráfico.
  • De acuerdo a algunos consultados, experimentamos menos tensión y stress al no tener esa fuente constante de avisos de trabajo o caseros que pueden elevar nuestra presión, enojarnos o al menos ponernos inquietos.

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  • Al pedirnos nuestro número de celular, algunos no creen posible que no usemos teléfono móvil, y piensan que es por recelo o descortesía que no se lo compartimos.
  • No podemos participar de algunas prestaciones de bancos, empresas y otras, que ofrecen enviar mensajes al celular para avisar de promociones, de movimientos sospechosos de la tarjeta de crédito o de ofertas especiales que dependen del momento y lugar.
  • No podemos notificar nuestra posición geográfica en cada momento.
  • No podemos subir información personal de nuestras actividades en forma instantánea.
  • No tenemos llamadas gratis entre amigos o familiares, ni contamos con el servicio de roaming cuando estamos fuera del país.
  • Ahorramos alguna cantidad de dinero al no pagar por estos servicios, que dependiendo de cada persona, tipo de aparato, país y compañía, puede ser considerable.

Seguramente, hay más efectos, buenos y malos, al no tener y utilizar un teléfono celular, pero a la larga, es cuestión de costumbre y de disponer de un modo u otro nuestros hábitos y formas de comunicarnos.

En lo personal, siempre aclaro que no utilizo celular por decisión propia, pero que no tengo nada en contra de esta tecnología tan buena y avanzada, que ha abierto nuevas formas para comunicarse y realizar actividades en movimiento, fuera de casa y oficina, y que realmente ha cambiado la forma de vivir de un gran porción de la humanidad.

 

7 comentarios sobre “Confesiones de un no-usuario de teléfono celular”

  1. Lito el gran aprendizaje de este escrito, para mi, radica en «la decisión propia» de no usarlo. Sicomenzando el año 2014 muchos tomaramos ciertas decisiones de no hacer o empezar a hacer siertas cosas para beneficio propio y de los demás las cosas empezarían a cambiar. Un saludo de Navidad y Año Nuevo para cuando logres ver este mensaje.

  2. Es un poco difícil tratar de hacer comprender a las personas decisiones tan radicales como esa, sobre todo cuando nuestro trabajo depende muchas veces de las notificaciones que recibimos a diario en estos aparatos. En mi caso es una herramienta de trabajo de la cual no puedo prescindir, sin embargo si tome la decisión de no tener TV, ya tengo un año y medio y no pienso comprar uno, he descubierto hobbies nuevos y tengo más tiempo para la lectura. 🙂

    Saludos cordidales y feliz año nuevo!

  3. Lito Feliz Año para ti, tu familia y todos tus lectores.
    Creo que los problemas planteados generan discusión al respecto: siempre he pensado que el problema no es la herramienta (en este caso el celular) sino el abuso o mal uso que se haga de dicho objeto.
    La adiccion a estos aparatos como al uso de la internet (email, navegacion de paginas, etc) son reales y ya ha sido aceptado por los profesionales en la siquiatría.
    Creo que el mundo esta al borde de un cambio de paradigma en cuanto a como los humanos nos desarrollamos en las comunicaciones y no necesariamente es un cambio para mejor en algunos aspectos.
    A pesar de los abusos que resultan de una falta en la personalidad del individuo, sobre todo por la falta de disciplina. Son herramientas muy útiles en la comunicación y que por lo tanto seguirán siendo utilizadas.
    La educación es importante desde la niñez para no abusar de las herramientas pero vivimos en un mundo donde todo se lo dejamos a la escuela y los padres de familia (muchos) ya ni se preocupan por la enseñanza de buenos modales y conducta y mucho menos en un estricto seguimiento de la disciplina en los niños y los jóvenes como un medio de formación del individuo.
    Saludos desde Australia
    German

  4. Cuando dependes en exceso del móvil y te produce presión
    y afecta a tu salud , por trabajo, distracciones, paginas de ocio, y te lleva a situaciones difíciles que se sobrepasan de tus necesidades es mejor dejarlo aparcado un tiempo hasta que tengas la seguridad y el modelo adecuado a la situación en la que comienzas otra vez a utilizarlo para que no te perjudique, en casa ni en el trabajo y puedas utilizarlo de una forma mas sencilla , menos complicada .

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