Abundancia y despilfarro en el mundo digital

Primer conjunto de preguntas: ¿Cuántas fotos toma usted al día desde su celular, tablet o cámara digital? ¿Cuántos minutos de vídeo registra a la semana? ¿Cuántos segundos de audio graba? ¿Cuántas horas de películas descarga el fin de semana o en las horas fuera (o dentro) del trabajo?

Segundo conjunto de interrogaciones: ¿Cuántas de las fotos que toma sube a cualquiera de sus redes sociales favoritas (Facebook, Instagram, Flickr, Pinterest, Twitter, etc.)? ¿Cuántos de los vídeos y audios carga en Youtube, Vimeo, y otros repositorios? ¿Cuántas fotografías, vídeos y audios envía a sus contactos por correo electrónico? ¿Cómo selecciona los que va a subir a las redes sociales o a los repositorios?

blog314img01

Tercer conjunto: ¿Sabe quién ve sus fotos y vídeos? ¿Le importa? ¿Sabe dónde están almacenados esas fotografías, vídeos y audios (no se vale decir “en la nube”)? ¿Le importa? ¿Sabe si alguien los descarga a sus propias computadoras? ¿Le importa?

Cuarto conjunto de consultas: Una vez subidas las fotografías, vídeos y audios a cualquier espacio en Internet, ¿Cuántas veces las vuelve a revisar usted? Y aunque no las haya subido a Internet, ¿Cuántas veces las visita en su propio dispositivo, computadora, tablet o celular? ¿Qué porcentaje de las fotos, vídeos y audios que usted ha generado vuelve a ver alguna vez en la vida? ¿Cada cuánto revisa y borra las imágenes, fotos y vídeos, que ya no piensa volver a ver?

Estas son algunas de las preguntas que nos podríamos hacer, respecto a la forma en que actualmente concebimos la realización, almacenaje y difusión de fotografías, audios y vídeos en formato digital.

La comodidad y utilidad del formato digital

La mayoría de personas que disponen de un dispositivo móvil capaz de tomar fotografías y grabar audios y vídeos, no se detienen a considerar el espacio que esas imágenes consumirán en formato digital, tanto en su propio aparato como en el lugar donde finalmente vayan a residir. Y no tienen por qué hacerlo. La abundancia de capacidad digital de almacenaje ha sido un elemento que ha ido en creciente aumento en los años recientes.

Además, al mercado le interesa que ese espacio se consuma, para que la demanda siga en crecimiento, y sea necesario adquirir más discos, más memorias, más capacidad de almacenaje en todos los sistemas, tanto locales como internacionales.

Atrás se quedaron los días en que pensábamos mucho antes de tomar una fotografía, calculando la mejor hora del día, el mejor ángulo, el juego de luz y sombras apropiado, pidiéndole a nuestros modelos que se mantuvieran quietos, sin parpadear o ver a otro lado, y que nos regalaran su mejor sonrisa. Estábamos por utilizar una de las 24 (o 36) exposiciones que tenía nuestro rollo, y debíamos ser cuidadosos.

blog314img02

Después venía el proceso de desarrollo del filme, utilizando empresas que saben hacer este trabajo con los químicos apropiados, el tiempo justo y el tipo de papel adecuado, y esperando los días necesarios para ver los resultados de nuestro esfuerzo artístico.

Salvo para ocasiones especiales, o realizaciones verdaderamente artísticas y creativas, ya no hace falta todo ese procesamiento: las fotos y vídeos están disponibles de inmediato, en formato digital, y además de validarlas, repetirlas o variar los elementos al instante, podemos enviarlas por la red a nuestros amigos y familiares.

Abundancia y despilfarro

Si consideramos esas ventajas de inmediatez, movilidad, repetición con o sin variantes, revisión en el sitio, es lógico que, tanto los nativos digitales, aquéllos que no conocieron las cámaras de rollo ni los cartuchos de las grandes cámaras de vídeo, como los que, habiéndolas usado, comprenden las ventajas de los actuales dispositivos, redes y digitalización de imágenes, sobrepoblemos el ciberespacio y las memorias de nuestros dispositivos de fotos, audios y películas que quizá pocos verán.

Como ejemplo de esta abundancia y despilfarro, y parte de una investigación en este tema, el artista Erik Kessels se tomó la tarea de imprimir todas las fotos subidas a la red Flickr en 24 horas, y las colocó en una habitación, con este resultado:

blog314img03

Otras redes que permiten la colocación de fotos y vídeos, como Instagram y Youtube, no reflejan menores cantidades:

blog314img04

40 millones de fotografías se toman cada día, según Instagram, recibiendo mil comentarios cada segundo. De acuerdo a Youtube, se sube 1 hora de vídeo cada segundo, y se ven 133 millones de horas de vídeo cada día.

Toda esta información es solamente parte de lo que a diario se transmite y almacena en la red, y toda ella está en formato digital, es decir, bits digitales, ceros y unos, que en última instancia son las orientaciones magnéticas en discos duro, o memorias de estado sólido, o las marcas ópticas realizadas en discos CD y DVD, y discos Blu-Ray, según la tecnología que se esté empleando.

 

Gozamos de esa abundancia a relativo bajo costo, y por eso aun es fácil y factible practicar un poco de despilfarro digital.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *