Una época de florecimiento de la innovación

Tomado de la observación de la naturaleza, particularmente de los procesos que siguen los ciclos de vida de los seres vegetales, los humanos utilizamos el verbo “florecer” para denotar el desarrollo y alcance de una cierta plenitud en algún fenómeno o evento cercano a nosotros, y usamos la analogía que el término describe.

Precisamente por ser la raíz de la palabra, las flores son el mejor ejemplo de ese ciclo natural que va desde la siembra de la semilla hasta la apertura de la misma flor, que en un momento determinado, si ha recibido la luz, la nutrición y el estímulo adecuado, le regala al mundo sus colores, olores, diseños y demás características propias, alcanzando la plenitud, no sólo de su realización biológica, sino también de su desarrollo estético.

Los ciclos que producen la innovación en la mente de los seres humanos son similares, en tanto requerimos sembrar nociones, conocimientos y experiencias previas en nuestros cerebros, irrigarlos con estímulos, motivaciones y ambientes favorables, así como realizar actividades colaborativas y, en muchos casos, de confrontación, para producir ideas, diseños y procesos de implantación para lograr las innovaciones destacadas.

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La analogía continúa cuando hablamos de cosechar lo sembrado, y sobre todo cuando reconocemos las ventajas de la fertilización, usando el abono más apropiado, y procuramos reuniones y discusiones en grupo, buscando la polinización cruzada, es decir, cuando las ideas de unas personas son fortalecidas, ampliadas, modificadas y mejoradas con los aportes de otros que escuchan y se inspiran por las primeras.

De la idea a la popularización

Hay mucho escrito sobre los procesos humanos de la innovación. Se dice, por ejemplo, que para lograr completar el ciclo de la innovación hasta el punto de que un producto o servicio innovador sea utilizado y reconocido como tal por la humanidad, deben coexistir al menos tres elementos:

  • Una buena idea
  • Una persona que la ejecute en forma concreta
  • Un buen plan de difusión y popularización

Normalmente, esto implica que las innovaciones se llevan a la realidad por un grupo de personas con calificaciones, habilidades y talentos distintos, muchas veces complementarios. Las posibilidades de que estos grupos de personas se conozcan, se reúnan, trabajen en armonía y compartan en forma generosa, no siempre es posible, por lo que las innovaciones no son tan comunes.

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Agregándole a estas apreciaciones, muchos analistas de la historia han intentado identificar las mejores condiciones ambientales, económicas, organizativas, físicas y de diversa naturaleza que propician los procesos mentales de la innovación.

En este sentido, los edificios y las estructuras organizativas que permiten, y casi obligan a los ingenieros, diseñadores, arquitectos y técnicos, a cruzar su camino con frecuencia con los administradores, mercadólogos, abogados y otros profesionales, y si es posible, sostener reuniones periódicas multidisciplinarias de tormenta de ideas, son una buena estrategia para fomentar la innovación.

Más posibilidades para innovar

En la actualidad, gracias al mismo desarrollo de las innovaciones tecnológicas y la filosofía liberadora que ha venido acompañando precisamente los procesos creativos en el mundo, contamos con un ambiente más propicio para que las ideas fluyan, se compartan, y fecunden las mentes de miles de personas en el mundo. Algunos de estos elementos son:

  • Comunicaciones inmediatas, sin limitaciones de distancia, tiempo, idioma, cultura.
  • Disposición para compartir ideas, diseños, investigaciones y otros resultados, sin restricciones para usarlas, mejorarlas y seguirlas compartiendo.
  • Características de los nativos digitales o “millenials”, que comprenden mejor la adaptación de las tecnologías a su vida y entorno.
  • Uso cada vez mayor de dispositivos tecnológicos de uso flexible, adaptable y general.
  • Avances tecnológicos en miniaturización, poder de procesamiento, duración de energía, etc.
  • Foros, blogs, documentos, y otros recursos para conocer, estudiar y aprender.
  • Iniciativas individuales, empresariales, académicas, de cooperantes y otros organismos para favorecer y estimular el emprendedurismo.

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De esta forma, los jóvenes tienen ante sí una serie de condiciones y elementos para innovar que, si se deciden y ponen mucha atención, resolución, perseverancia, capacidad y colaboración multidisciplinaria, pueden generar para ellos, sus emprendimientos y su país, la posibilidad de participar en el comercio mundial, prácticamente al mismo nivel de sus homólogos en otras naciones más avanzadas.

No toma demasiado esfuerzo reconocer que estamos en una época en que la innovación puede florecer y dar frutos con menores dificultades que antes. Sin embargo, las condiciones son accesibles de igual modo al resto del mundo, por lo que la competencia a nivel mundial también es fuerte. La calidad, buen servicio, perseverancia, actualización y comprensión de las necesidades a ser atendidas pueden, entre otras cosas, hacer la diferencia para los emprendedores nacionales.

 

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