Satélites de Órbita Baja: Oportunidad para el acceso universal

Existe en la actualidad una especie de carrera entre varias empresas grandes para ver quién coloca en órbita la flotilla de satélites de órbita baja (Low Earth Orbit, LEO, como se conocen en inglés) más eficiente, económica y de mayor cobertura. Algunas de estas empresas son SpaceX, OneWeb, Amazon, y Telesat.

Es correcto afirmar que esta tecnología, a pesar del retraso en la señal (latencia) al compararla con otros medios físicos, es una buena estrategia para ampliar la cobertura y conectividad a Internet de buena parte de la población que aún no se conecta en el mundo, especialmente en la zona rural y en lugares apartados y/o de difícil acceso para instalar los medios tradicionales.

Sin embargo, también es importante mantener la vista sobre los posibles inconvenientes, dificultades y otros aspectos conocidos, como la seguridad, la sostenibilidad y la asequibilidad para todos los pobladores de las regiones, las comunidades y los países con más necesidades.

Estudio de Internet Society

La organización mundial Internet Society ha publicado recientemente un documento que aborda estos temas, recordando y alertando a los promotores de estas tecnologías que, además de las innegables bondades de estas implementaciones, es importante mantener en la mente algunas recomendaciones, que ISOC enumera de esta forma:

– Compatibilidad con los últimos estándares abiertos de Internet y protocolos interoperables comunes que permiten una Internet abierta.

– Implementar las mejores prácticas actuales de la industria para la seguridad y resiliencia de Internet, como las que se encuentran detrás de las Normas Mutuamente Acordadas para la Seguridad de Enrutamiento (MANRS, en inglés).

– Garantizar que la información transmitida a través de sus sistemas se mantenga privada, confidencial y no se altere en tránsito (apoyando el cifrado de extremo a extremo siempre que sea posible).

– Promover el uso de infraestructuras de Internet localizadas, como IXP, para conectar estaciones terrestres y permitir que los usuarios finales tengan acceso a otras redes a menor costo y latencia (y explorar otras opciones para infraestructura compartida).

– Implementar las últimas prácticas para la seguridad física y de la red y garantizar que los sistemas sean seguros por diseño y practicar la defensa en profundidad.

– Garantizar que el software de los satélites se pueda actualizar de forma remota y segura, y alentar a los investigadores de seguridad a investigar y reportar vulnerabilidades.

– Abogar por el uso justo del espectro, asignado claramente y compartido de manera justa entre todas las tecnologías y operadores (evitando la interferencia de frecuencia).

– Ser transparente sobre la capacidad, la latencia y la confiabilidad de los servicios (y compararlos con otras formas de acceso a Internet).

Los países, como el nuestro, y otros en nuestra región, podrán obtener provecho de estos esfuerzos, siempre y cuando se vuelvan accesibles financieramente y sostenibles técnicamente. Eso indica que será relevante comenzar a preocuparnos por entender y aprender lo bueno, lo técnico y lo riesgoso de este esquema de conectividad, que podría ayudarnos a conectar a la mitad pendiente de la población mundial.

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