Ciudad del Saber: Visión, Acción y Apoyo

El nombre de nuestro vecino, Panamá, está asociado para la mayoría de nosotros con el famoso Canal interoceánico, esa maravilla del siglo XX que permitió unir las aguas de los dos océanos que abrazan el continente americano, y que hace posible en la actualidad que diariamente más de 30 embarcaciones de todo tamaño vayan del Pacífico al Atlántico o en el otro sentido, dejando a la economía de Panamá un flujo mensual de varios millones de dólares.

Un número menor de nosotros sabe que, justo frente a la primera de las esclusas del Canal del lado Pacífico, llamada Miraflores, se encuentra otra obra del intelecto y la prospectiva humana, que también une otros tipos de grandes fuerzas y energías. Se trata de la Ciudad del Saber, el parque empresarial, científico y tecnológico de Panamá que opera y administra toda la propiedad, edificios e infraestructura revertida, donde hasta diciembre de 1999 funcionó la base militar del Comando Sur de los Estados Unidos.

En lo que durante la mayor parte del siglo XX fueron instalaciones militares, almacenes de  municiones, polígonos de tiro y barracas para la tropa, en la actualidad el campus de la Ciudad del Saber aloja empresas, instituciones científicas y organismos internacionales que, en conjunto, promueven el desarrollo de la ciencia, el emprendedurismo y la convivencia armónica entre todos, y son un ejemplo de realización de la Sociedad del Conocimiento.

La idea de convertir las armas en libros, los blancos de tiro en laboratorios de investigación, los edificios en sedes de empresas, y las salas de inteligencia militar en espacios de construcción del conocimiento, además de ser humanísticamente convincente, ha llegado a ser un concepto sustentable y aglutinador de voluntades.

El  logo representa con tres flechas las áreas empresarial, científica e internacional que, apuntando a un mismo propósito, pueden ver hacia el futuro y contribuir a hacerlo mejor para Panamá y la región centroamericana. Ese futuro es representado por la flecha punteada, que va hacia arriba y requiere que se defina a medida avanza.

Visión de futuro

Los tratados Carter – Torrijos establecieron en 1977 que el Canal de Panamá y todas las instalaciones de la base militar serían entregados al pueblo de Panamá al terminar el siglo XX. En 1995, después de reflexionar sobre lo que se podría hacer con las áreas revertidas, se creó la Fundación Ciudad del Saber, con una visión integral de desarrollo basado en el conocimiento, pero materializada por medio de empresas productivas y competitivas.

Esta visión, afortunadamente compartida por muchos, fue materializada inicialmente por unas pocas personas a las que les confiaron terrenos y edificios, y que al principio no tenían dinero ni para mandar a cortar la grama de los jardines, debiendo convivir con los venados y otros animales que, dado que la base fue vaciada unos meses antes de la entrega, habían adoptado ésta como su hábitat.

Como toda obra, la Ciudad del Saber fue construida paso a paso, con tropiezos y aciertos, y habiendo cumplido ya diez años de estar operando, cuenta hoy con un 92% de ocupación de las instalaciones, y continua pensando en el futuro, para lo que existe un plan maestro que incluye la remodelación de varios de los edificios, la reforestación de algunas áreas y el desarrollo de dos lagos artificiales en medio del campus, entre otras muchas ideas.

Acción coordinada y tesonera

Para administrar eficientemente las 120 hectáreas de tierra que conforman todo el complejo, manteniendo la concepción de un parque tecnológico, la autonomía política y económica y la posibilidad de continuar creciendo y mejorando, ha sido clave el trabajo coordinado y dedicado del personal de la Fundación Ciudad del Saber, y una dirección común en el esfuerzo.

Es interesante que, al igual que para los ingenieros que construyeron el Canal de Panamá, no hay demasiadas referencias en el mundo para definir políticas y formas específicas de convivencia en este tipo de organizaciones. Ha sido necesario aprender en el camino, equivocarse, rectificar y volver lo andado. No es azaroso que ésa sea una de las características de la investigación y la experimentación científica.

La dirección de académicos que comprenden el mundo científico, el sector empresarial, y la relación que puede existir entre ambos ha resultado clave en el progreso de esta Ciudad especial.

Apoyo de propios y extraños

Desde el principio, entidades y personas que compartían la visión brindaron su apoyo al proyecto. Además del importante apoyo financiero otorgado por la Unión Europea desde el inicio de las operaciones, es relevante el espaldarazo que el Estado Panameño ha extendido a la Ciudad del Saber, sobre todo al aprobar en febrero de 1998 el “contrato entre el Estado y la Fundación Ciudad del Saber para el establecimiento y desarrollo de la Ciudad del Saber”.

Por medio de esa ley, por ejemplo, el Estado traslada a título gratuito y libre de gravámenes todos los bienes que se ubican en la zona revertida, conocida anteriormente como el “Fuerte Clayton”. Entre otras cosas, esto significa que una propiedad cuya tierra podría estar valorada en más de $ 18 millones, más el valor de las construcciones y mejoras que contiene, ha sido confiada por el Estado, en forma permanente, a una Fundación privada, sin fines de lucro. Está claro que de esta forma se logró conseguir la autonomía de los vaivenes políticos y otros posibles intereses menos comunitarios.

Pero además la ley exime del pago de ciertos impuestos a la Fundación, y facilita una serie de prestaciones a las empresas que se instalen en este parque tecnológico, entre las que se encuentran la exención de algunos impuestos, y la concesión de visas especiales a los extranjeros, y su familia inmediata, siempre y cuando vengan a desarrollar algunas labores en y a beneficio del Tecnoparque. Coloquialmente, se conoce a estos permisos como “visas Ciudad del Saber”.

Proyección hacia la región

“Si la oferta es solamente para Panamá, su institución no tiene cabida en la Ciudad del Saber”. Aunque quizá no está escrito de esta forma, es una premisa que los potenciales afiliados deben conocer al considerar convertirse en parte de este complejo. Esto significa que muchas de las ventajas que han desarrollado y logrado en este complejo podrían ser aprovechadas por el resto de personas, científicos, empresarios e instituciones de nuestros países.

Para nosotros, los países vecinos en la región Centroamericana, la Ciudad del Saber debería ser una fuente de esperanza e inspiración, pero más inmediatamente, un potencial aliado para afiliar a nuestras universidades y centros de investigación, y una especie de “hermano mayor” para aprovechar sus continuas ofertas de apoyo, transferencia de tecnología, capacitación de personal y compartición de experiencias y buenas prácticas.

El desarrollo de la ciencia, la tecnología, la investigación y la innovación, con la combinación de los ingredientes provenientes del espíritu empresarial, la productividad y la competitividad, tantas veces pregonados como una de las vías para mejorar nuestro nivel de vida, encuentran un caldo de cultivo idóneo en un ambiente como el que prevalece en la Ciudad del Saber, en Panamá.

Si nuestros hermanos panameños nos abren la puerta y nos extienden sus manos colaboradoras, lo menos que deberíamos hacer es conocer sus experiencias, aprender de lo que han hecho bien, e intentar aplicarlo en nuestro país.

2 comentarios sobre “Ciudad del Saber: Visión, Acción y Apoyo”

  1. Hola soy abogado con maestria y especializaciones en DDHH, refugiado y otros y deseo laborar con ustedes favor darme directrices ya que resido en el interior.

  2. Hola les escribo desde Honduras , trabajo para un operador de Turismo y estoy interesada en llevar un grupo de estudiantes a hacer un recorrido por sus instalaciones y me gustaría saber cuales son los pasos a seguir , si esto tiene un costo ??
    seria para el mes de Septiembre .

    Agradezco de antemano su pronta respuesta .

    Atte.
    Karla Peralta

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