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Cultivando talentos jóvenes en TIC

Como lo deja saber la parábola de los talentos, lo último que debemos hacer con los talentos, propios y extraños, es enterrarlos y olvidarnos de ellos, con el pretexto de estarlos cuidando. Por el contrario, es nuestra responsabilidad identificarlos, estimularlos, desarrollarlos y fomentar su mejor aprovechamiento, sobre todo en beneficio de la sociedad donde conviven las personas talentosas.

Un talento, en una definición propia, es la habilidad de hacer lucir fácil la realización o ejecución de algo que muy probablemente no lo es para la mayoría de seres humanos. Muchas personas tienen la suerte de descubrir sus talentos en algún momento de su vida y aun más, cuentan con la fortuna de poder desarrollarlos. Pero no todos llegamos a tener ni una ni otra ventura. Dado que estos dones no se reparten atendiendo a algún criterio demográfico, es seguro que muchas habilidades permanecen ocultas en aquéllos que las tienen y, en otros casos, aunque sean descubiertas, no cuentan con las oportunidades para desarrollarlos.

Por esto, las iniciativas que buscan, ubican y desarrollan los talentos en jóvenes, sin reparar en su capacidad financiera, procedencia geográfica, sexo u otras características deben ser aplaudidas y apoyadas. Estos proyectos dan cumplimiento al principio expresado en la referida parábola, así como ponen en práctica los valores de solidaridad y generosidad, y procuran el progreso personal, familiar, comunitario y nacional de los jóvenes apoyados.

El Programa de Jóvenes Talentos en TIC del UFG Tech Lab

Recientemente fue inaugurado oficialmente el programa de Jóvenes Talentos en TIC, desarrollado por la Universidad Francisco Gavidia, sumándose así a otros programas en el país que tienen como objetivo cultivar las aptitudes y desarrollar las actitudes, así como las competencias, en un área específica del saber.

El objetivo de este programa es “Identificar a los jóvenes más talentosos en el área de las TIC que estudian 1º, 2º o 3er año de Bachillerato a nivel nacional, sector público y privado, y aportarles una formación especializada en las áreas de Multimedia, Redes, Programación, Automatización, Liderazgo, Emprendedurismo, Inglés e Innovación que les sirva para: continuar sus estudios universitarios; desarrollar microempresas en el sector de las TIC u obtener competencias para el empleo calificado”.

El programa tiene una duración de 2 años, y durante todos los días sábado de ese período, de 9 am a 4:30 pm los jóvenes recibirán clases y prácticas en áreas como emprendeurismo, liderazgo, innovación e inglés, como parte de la preparación integral, además de sus cursos en tecnología, incluyendo tópicos como desarrollo de sitios web, animación digital, servidores Linux y Windows, fundamentos de seguridad informática, bases de datos, redes, programación de microcontroladores y tabletas, entre otros temas.

Al final, los indicadores de impacto serán la cantidad de estos jóvenes que sean candidatos a las universidades de mayor nivel, nacional e internacionalmente, los jóvenes que muestren liderazgo, emprendimientos, capacidad para crear microempresas y los jóvenes con capacidad de obtener empleos con mayor valor agregado.

Las alianzas y acompañamientos siempre son positivos, y las buenas ideas, sobre todo las que traen beneficios al país, deben ser apoyadas por otros actores. El programa cuenta con el apoyo de SVNet en la provisión conjunta de becas.

La primera cohorte

La primera convocatoria atrajo a 235 estudiantes de bachillerato de todo el país, de instituciones públicas y privadas y diversos bachilleratos, siendo 70 muchachas y 165 chicos. Este grupo tomó todas las pruebas y cumplió los requisitos solicitados. Adicionalmente, se reportaron 50 interesados más que no completaron el proceso de admisión, lo que demuestra el alto grado de expectativa y la voluntad de nuestra juventud para prepararse mejor.

Después de un riguroso y extenso proceso de selección, se han designado 19 jóvenes, de los cuáles 10 provienen de instituciones públicas y el resto de centros educativos privados. En el grupo hay personas de San Vicente, Santa Ana, La Libertad y San Salvador, y se reciben 5 chicas y 14 muchachos.

Esperemos que dentro de unos años podamos ver a varios de estos adolescentes que hoy comienzan este reto y una nueva forma de ver las tecnologías de información y comunicaciones, como exitosos innovadores, empresarios, creativos en el país, haciendo posible sus sueños y los de sus familias.

Los programas que impulsan a los talentos jóvenes son buenos. Ya hay varios de ellos en el país, cada uno en diversas disciplinas, y podrían ser más, de las mismas o de otras. Son importantes porque permiten descubrir y cultivar las aptitudes de los jóvenes, y al mantenerse en el tiempo, también permitirán realizar los anhelos de otros que vengan detrás de ellos.

 

El primer Parque Tecnológico en El Salvador

Los historiadores atribuyen al filósofo y científico inglés Francis Bacon la frase “la ciencia es poder”. Aunque más recientemente la hemos utilizado como “el conocimiento es poder”, el hecho que dicha afirmación trata de reflejar prevalece: las personas, las empresas y los países que desarrollen la ciencia y el conocimiento tendrán la facultad de decidir sobre su destino y obtener mejores condiciones de vida.

En los tiempos actuales, para que este axioma sea efectivo, es necesario que exista una relación vinculante y eficaz entre el desarrollo y acumulación de conocimiento, la ciencia y la tecnología, y la producción industrial y comercial de bienes y servicios que permita la obtención de recursos, sobre todo del exterior, a cambio de esos bienes y servicios generados a partir del conocimiento aplicado.

Una opción para lograr esta sinergia e intercambio de información y conocimiento entre el mundo científico y el mundo empresarial es la conformación de Parques Tecnológicos, espacios físicos en los que es posible que la experimentación e investigación convivan con la comercialización y la producción industrial, generando ingresos financieros para todos los involucrados.

Aunque existen muchos en varios países del mundo con variantes importantes en extensión, formas de trabajo, políticas, socios y apoyos, el desarrollo, mantenimiento y fortalecimiento de Parques Tecnológicos es un mecanismo por el que entidades públicas y/o privadas, pueden desarrollar productos y servicios novedosos e innovadores, pasando en breve plazo a la fase de concepción de la versión comercializable de los mismos.

La primera semilla en el país

El 11 de abril de 2013 fue inaugurado oficialmente el Parque Tecnológico en Agroindustria (PTA), en las instalaciones del Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal “Enrique Álvarez Córdova” (CENTA), en el kilómetro 33.5 de la carretera a Santa Ana.

Este organismo de investigación, en alianza con la Escuela Nacional de Agricultura “Roberto Quiñónez” (ENA), los ministerios de Educación y Agricultura y Ganadería, bajo la coordinación general del Viceministerio de Ciencia y Tecnología, desde su unidad especializada en Parques Tecnológicos, han unido personal, recursos, infraestructura y experiencia para hacer realidad esta iniciativa.

Los objetivos del PTA son, de acuerdo a su planteamiento oficial:

  • Crear los mecanismos para el registro de patentes y la protección de la propiedad intelectual.
  • Crear Centros de Transferencia Tecnológica y del Conocimiento, donde se fomente el emprededurismo y cuyos resultados se puedan traducir en productos salvadoreños de alto valor agregado que mediante acuerdos mutuamente beneficiosos se pondrán a disposición de la empresa para su escalado de producción y propiciar el incremento de la productividad empresarial y un mayor desarrollo socio-económico.
  • Buscar alianzas estratégicas entre los centros de investigación, instituciones de educación superior y la empresa privada, donde se potencie el intercambio de investigadores e investigaciones a nivel nacional e internacional, para fortalecer la innovación de proyectos de investigación en agroindustria.

Ya hay productos desarrollados

Tanto el CENTA como la ENA tienen varios años de existir en el país. Han venido desarrollando su labor con los recursos que han obtenido en el transcurso del tiempo, y así es posible encontrarnos con más de 30 productos provenientes de la investigación, formulación y experimentación agrícola, que se encuentran listos para su comercialización por parte de empresas e inversionistas interesados.

Algunos de estos productos ya han sido envasados y empacados en contenedores apropiados, con etiquetas que lucen el logo del PTA, como muestras para que dicho empaque sea refinado y adecuado a la empresa que desee explotarlos comercialmente, pagando las regalías correspondientes al Parque Tecnológico, de forma que éste pueda apoyarse en esos ingresos para desarrollar más investigación, formación de recurso humano y, eventualmente, más nuevos productos.

La tortilla chip de frijoles es una hojuela frita de textura crujiente preparada con harina de maíz QPM nixtamalizado y harina de frijoles biofortificados. El maíz proporciona proteínas y el frijol minerales como hierro y zinc.

Las tostadas de camote son hojuelas fritas, de textura crujiente, con sabor ligeramente dulce y de colores amarillo y anaranjado, que por su alto contenido de betacarotenos son fuente de vitamina A.

Las láminas de fruta se obtienen a partir del puré de pulpas de frutas, solas o combinadas, que se deshidratan en capas delgadas.

La miel de abeja, la mermelada de rosa de Jamaica, los chicharrones y el queso cheddar son otros productos que el PTA está produciendo.

El siguiente paso y noticia que debemos conocer para que el PTA sea un verdadero Parque Tecnológico es que ya algunos de sus productos están siendo comercializados por empresas privadas y que, en conjunto con los investigadores y estudiantes de CENTA y ENA, los industriales están generando riqueza para nuestro país y con ella, un mejor nivel de vida para sus habitantes.

 

El CONACYT ha muerto. Viva el CONACYT

Después de 20 años de existencia, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) de El Salvador ha sido formalmente derogado, según decreto legislativo 234 aprobado por la Asamblea Legislativa, y publicado en el Diario Oficial el 19 de febrero de 2013.

El proceso fue detalladamente planificado durante varios años, y el primer gran paso ocurrió en julio de 2011, cuando se aprobó el decreto que derogó todas las actividades, funciones y obligaciones que tenía el CONACYT en materia de calidad, creando el Consejo Nacional de Calidad, y sus cuatro institutos especializados, a los que se le trasladaron dichas funciones en el área de calidad.

Por casi dos años, de 2011 a 2013, el CONACYT continuó siendo una entidad autónoma con una junta directiva multisectorial, enfocada solamente en los temas de ciencia y tecnología, trabajando en estrecha relación con el Viceministerio de Ciencia y Tecnología, adscrito al Ministerio de Educación.

La gestión y nombramiento de la junta directiva concluyó en diciembre de 2012, y en febrero de este año, finalmente, se derogó el decreto 287 de fecha 15 de julio de 1992, con lo que se cierra el ciclo de vida del primer CONACYT de El Salvador.

Un nuevo CONACYT

De inmediato, con fecha 1 de marzo de 2013, el Ministro de Educación ha emitido un decreto ministerial que, como elemento principal, da vida a un nuevo CONACYT, como una entidad desconcentrada de dicho ministerio, y a cargo del Viceministerio de Ciencia y Tecnología, y encargada fundamentalmente de las funciones que antes tenía a su cargo el CONACYT anterior.

Por decreto, la presidencia del nuevo CONACYT está a cargo del viceministro o viceministra de Ciencia y Tecnología, y la unidad cuenta además con un Consejo Técnico Consultivo, un director ejecutivo y los gerentes de área, jefes y personal de las áreas administrativas, operativas y de asesoría.

Todo el personal del CONACYT, desde el director ejecutivo, así como los jefes, gerentes y personal ejecutivo y operativo, será nombrado por el presidente de CONACYT, concentrando esta facultad en una persona.

El presupuesto de funcionamiento de esta unidad estará incluido en el asignado al ramo de Educación, a través de su ministerio, y podrá recibir donaciones y aportes de cooperaciones internacionales.

Diferencias entre ambos CONACYT

Por supuesto, la naturaleza y características de ambas instituciones tienen algunas diferencias entre ellas que, según la perspectiva de cada observador, pueden ser ventajas o limitaciones.

Para comenzar, el anterior CONACYT era una institución autónoma, adscrita al Ministerio de Economía; el nuevo CONACYT es una unidad desconcentrada del Ministerio de Educación. La entidad del ejecutivo a la que está adscrita esta dependencia refleja el enfoque que se busca otorgarle: al estar adscrito a Economía, el CONACYT enfocó muchos esfuerzos a buscar y fomentar la productividad industrial y empresarial por medio de la calidad, la ciencia y la tecnología. Al cambiar su adscripción a Educación, y no tener entre sus funciones los temas de calidad, puede enfocarse más a la ciencia, innovación y tecnología por medio de la investigación, pura y aplicada.

La gestión estratégica del anterior CONACYT estaba confiada a una junta directiva plurisectorial, conformada por 10 directores propietarios e igual número de suplentes, provenientes de los sectores público, privado, académico y profesional, propuestos por las gremiales e instituciones del sector respectivo. El nuevo CONACYT contará con un Consejo Técnico Consultivo, también plurisectorial, formado por 7 consejeros y sus respectivos suplentes, con la diferencia de que algunos espacios ya están pre-asignados (el viceministro de ciencia y tecnología, que preside, el director nacional de investigación del Viceministerio de Ciencia y Tecnología y un representante de la Universidad de El Salvador; los restantes 4 cargos son para las demás universidades, los centros de investigación y 2 para el sector privado).

Adicionalmente, la Junta Directiva del anterior CONACYT era la autoridad máxima real y formal de la entidad autónoma; el Consejo Técnico Consultivo (CTC) del nuevo CONACYT solamente puede sugerir y apoyar las acciones de la nueva entidad. El artículo 13 del decreto deja bien claro que el presidente de CONACYT escuchará y considerará las resoluciones del CTC, “pero en ningún caso serán vinculantes”.

Al ser parte de una entidad mayor, el Ministerio de Educación, el nuevo CONACYT recibirá sus fondos de esta entidad, a diferencia del anterior CONACYT, que tenía un presupuesto separado, y que se mantuvo con un techo bastante bajo todos los años de su operación.

El nuevo CONACYT no tiene entre sus funciones asesorar al presidente de la República en temas relativos a sus funciones, como lo tenía el anterior, aunque en sus 20 años nunca fue requerido en tal función por la presidencia nacional.

El nuevo CONACYT está en su proceso de formación y consolidación. Tendrá una estructura jerárquica, administrativa y operativa distinta, lo que, dependiendo de lo que se haga y, sobre todo, de su orientación estratégica, podrá establecer la diferencia real con el anterior. El tiempo, los resultados y la evolución de la ciencia, innovación, tecnología e investigación en El Salvador nos revelará la madurez y razón de estas decisiones.

El CONACYT ha muerto. Retomemos su legado y hagamos que viva el CONACYT.

 

Yachay, Ecuador: Una apuesta latinoamericana por el desarrollo a largo plazo

La mayoría de gobiernos tienen como uno de sus objetivos buscar las mejores formas de desarrollar a sus pueblos y sus economías, con el fin de garantizar la sostenibilidad de un nivel y una calidad de vida superior. Para hacerlo, planifican acciones que mantienen lo que funciona bien y desarrollan proyectos que transformen lo que puede ser mejorado.

Siendo de naturaleza política, es lógico que las personas, partidos y grupos que ostentan el poder de gobernar en los países también tengan como objetivo preservar la posibilidad de seguir gobernando. Por ello, y quizá por razones culturales e históricas, es muy frecuente que en Latinoamérica se prefiera realizar programas públicos que puedan mostrar resultados en el corto plazo, contrapuesto a planificar acciones cuyo efecto se percibirá en el largo plazo.

Por otro lado, tampoco es tan usual que en nuestros países se dedique cantidades relevantes de los fondos públicos a los temas de ciencia y tecnología, innovación y conocimiento.

Así, es refrescante y alentador encontrar un ejemplo positivo de planificación a largo plazo en el área de la ciencia y la innovación, tal como el que se encuentra en el proyecto Yachay, la Ciudad del Conocimiento, en Ecuador.

Yachay es, según definición oficial, una “ciudad planificada para innovación tecnológica y de negocios intensivos en conocimiento, donde se combinan las mejores ideas, talento humano e infraestructura de punta, que generan las aplicaciones científicas de nivel mundial necesarias para alcanzar el buen vivir”.

El tamaño es importante

Esta ciudad se construirá en el cantón San Miguel de Urcuquí, al noroccidente de la provincia de Imbabura, al norte de Ecuador, en un área de 4,270 hectáreas. El cantón Urcuquí, por su parte, cuenta con 767 kilómetros cuadrados y es famoso y reconocido a nivel nacional e internacional por su gran diversidad y concentración de recursos naturales.

La distribución planificada de esta considerable área territorial se divide de la siguiente forma:

  • Área de conservación, protección y áreas verdes: 23.2 km2 (50.4%)
  • Área de Instalaciones públicas de Generación de Conocimiento: 11.77 km2 (25.5%)
  • Área de residencia: 4.97 km2 (10.8%)
  • Área de instalaciones industriales: 3.45 km2 (7.6%)
  • Área de instalaciones turísticas: 1.14 km2 (2.5%)
  • Plataforma Administrativa de Ciudad Yachay: 1.04 km2 (2.3%)
  • Área de comercio y negocios: 0.43 km2 (0.9%)

Total 46 kilómetros cuadrados.

 

Ciudad Yachay ha sido planificada para el desarrollo de conocimiento en cuatro zonas, conectadas a través de redes viales priorizando el uso de transporte público y peatonal:

  • Zona 1 Desarrollo de Conocimiento: Sector donde se instalará la nueva universidad de investigación experimental de ciencia y tecnología los institutos públicos de investigación y el vecindario administrativo de Ciudad Yachay.
  • Zona 2 Sector Industrial de Alta Tecnología: Situada al noreste de la nueva ciudad, y conectada estratégicamente a la zona de generación de conocimiento y donde se instalará el más moderno parque industrial del país.
  • Zona 3 Sector de Turismo: Dedicada al desarrollo de turismo responsable como complemento en el desarrollo de la nueva ciudad.
  • Zona 4 Biotecnología y Agricultura: Basada en el desarrollo de investigación y experimentación agrícola

No solamente es territorio

Pero Yachay no se trata únicamente de grandes espacios, áreas verdes y edificaciones. Hay muchos conceptos innovadores en la concepción general del proyecto. No se pretende inventar la rueda, sino hacer bien las mejores prácticas que se han estudiado en otros países, con el objetivo de crear la sinergia entre los diversos actores que permita la investigación científica y la materialización de productos y servicios comercializables a nivel mundial.

Para eso, los encargados del proyecto cuentan con la asesoría y el apoyo de instituciones y empresas expertas de varias ubicaciones del mundo. Por ejemplo, Cal Tech, de Estados Unidos, y la cooperación coreana se encuentran entre sus aliados.

La visión de los ecuatorianos al construir esta ciudad es crear un polo de desarrollo basado en la innovación tecnológica en varias disciplinas del saber, entre las que se encuentran la agricultura, la biotecnología, la nanotecnología y otras. De hecho, la Universidad de Investigación de Tecnología Experimental que se edificará en esta ciudad ofrecerá estudios de pregrado y posgrado en función de las áreas prioritarias para el desarrollo del país: Ciencias de la Vida, Tecnología de la Información y la Comunicación TIC, Petroquímica, Energías Renovables y Cambio Climático y Nano Ciencias.

Con el fin de atraer inversionistas de todo el mundo, Yachay tiene definidos y autorizados una serie de incentivos fiscales, tales como exención de ciertos impuestos, tasas preferenciales y exención de pagos de intereses en compras de acciones.

Como cualquier ciudad, tomará unos años para que sea completada. Este desarrollo y apuesta a largo plazo es una buena noticia para Ecuador y para toda Latinoamérica, pues al desarrollar planes de colaboración e intercambio, también otros países de la región podrán verse beneficiados.

 

¿Es posible una agenda regional centroamericana para la Economía del Conocimiento?

Sabemos que desde hace mucho tiempo se ha intentado que Centroamérica sea una sola entidad política, ya que la cultura, historia, geografía, biodiversidad, sociedad y economía de los países que la conforman son bastantes similares, aunque con algunas diferencias. Por las dimensiones físicas de las topografías, la cantidad de habitantes y el tamaño del mercado, para muchos países y empresas alrededor del mundo, sería más fácil y más eficiente poder conversar, tratar y negociar con la región como un solo bloque, en vez de con cada uno de los países, como ocurre en la actualidad.

Lamentablemente, este sueño de muchos centroamericanos no ha sido el deseo de otros pobladores de la región, y por diversas razones, reflejadas en la historia compartida, no ha sido posible la unificación política, económica o cultural de los países que comparten el territorio que unifica y se encuentra en el medio del continente americano.

Aun así, sin que haya un solo orden jurídico o político, existen varias iniciativas y proyectos, algunos de ellos promovidos por agentes externos, que nos hacen trabajar en colaboración a los centroamericanos, y nos permite generar sinergias entre los ciudadanos de la Gran Patria Centroamericana.

Proyecto “Economía del Conocimiento en Centroamérica”

Uno de estos esfuerzos es el proyecto regional «Economía del Conocimiento en Centroamérica«, lanzado en 2011 por la Agencia Alemana de Cooperación Internacional GIZ, y cuyos objetivos incluyen:

  • Estimular en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua una discusión sobre condiciones y acciones necesarias para una transición exitosa hacia economías nacionales y regionales basadas en el conocimiento.
  • Crear mayor conciencia por parte del sector público, privado y académico, sobre oportunidades en actividades económicas de valor agregado y basadas en el conocimiento y su importancia para el desarrollo económico y social.
  • Presentar recomendaciones prácticas en relación a cómo estos países pueden avanzar hacia economías del conocimiento.

Bajo estos objetivos, se han desarrollado estudios en cada país y un informe regional que han identificado algunos de los actores relevantes en la academia, el gobierno y el sector privado, así como algunas iniciativas exitosas en la región que ya están en marcha y que podrían ser fortalecidas, continuadas y/o replicadas en todos los países. Estos informes se pueden descargar del sitio del proyecto.

Para lograrlo, habría que poner el trabajo, las lecciones aprendidas y los reparos encontrados, a disposición de los demás actores dispuestos a realizar los proyectos identificados. Como hemos comentado en pasadas entradas, hay mucha experiencia acumulada y muchos recursos, humanos, materiales y financieros, invertidos a lo largo de los años, y no sería racional volver a “inventar la rueda”.

Los proyectos regionales que GIZ propone

Los autores de los informes proponen, como punto de partida, cinco proyectos regionales:

1. «La concienciación sobre la economía del conocimiento»

Abordará la necesidad de sensibilizar los principales grupos de la sociedad civil y sectores público, privado y académico en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua sobre los diversos aspectos y beneficios asociados con actividades económicas basadas en el conocimiento.

2. “Centroamérica Global”

Será un esfuerzo para promover la creación de redes de conocimiento que vinculan centroamericanos altamente calificados al nivel mundial para transferir conocimientos con el fin de fomentar la innovación y el desarrollo científico, tecnológico y empresarial. Una iniciativa regional incluiría la creación de mecanismos de coordinación para aprovechar efectos de sinergia y realizar proyectos con un alcance e impacto mayor.

3. «Apoyo a emprendimientos dinámicos y plataformas de emprendendedurismo»

Se centrará en el fortalecimiento del emprendedurismo a través de plataformas de desarrollo de emprendimientos dinámicos. Estará dedicado a la incubación de empresas de base tecnológica, el acompañamiento de emprendedores con mentoría especializada y el acceso a capital semilla. Puede ofrecer una plataforma para emprendedores, inversionistas y empresarios. La formación de una masa crítica de actividades de nuevos emprendimientos puede ser interesante para inversionistas y otros elementos requeridos para la creación de un ecosistema de innovación.

4. «Programas para la Formación en Tecnologías de la Información»

Proporcionará capacitación especializada en las tecnologías de la información (incluyendo software, contenidos digitales, computación móvil) basados en las necesidades empresariales y tendencias globales.

5. “E-Learning en América Central”

Se centrará en la promoción y facilitación del acceso a programas de cursos en línea en todo el mundo que se están disponibles gratuitamente en algunas de las universidades más prestigiosas en los Estados Unidos y Europa. Al nivel regional se podría crear grupos de estudio o comunidades de aprendizaje.

Aprovechar sinergias centroamericanas

Por supuesto, hay muchas sinergias que se han logrado en los países de la región, en varios proyectos auspiciados por diversos cooperantes, tanto países como instituciones multinacionales. Cada uno de estos cooperantes podría buscar en sus archivos aquéllos proyectos, personas, empresas e instituciones que han obtenido éxitos relevantes en orientar a los países hacia la economía y sociedad del conocimiento, y estimular el fortalecimiento de los que tengan aspectos y objetivos en común.

Es probable que la Unión Centroamericana esté todavía muy lejos en el tiempo, pero la cooperación y los buenos deseos que nos permitan compartir experiencias valiosas entre los pobladores de la región, replicar buenas prácticas y evitar errores, podría estar mucho más accesible y realizable.

Como todo, es cuestión de proponerse el empeño, y contar con una pequeña ayuda de los amigos.

 

El Acceso Abierto como mecanismo de promoción del desarrollo

En una primera generación de políticas públicas sobre Sociedad de la Información en varios países, una buena parte de los objetivos se enfocaban en proveer conectividad, computadoras para la población estudiantil, gobierno y comercio electrónico, y el marco legal e institucional para facilitar el camino en esa vía. En la mayoría de casos, aun no han sido satisfechos completamente sus objetivos.

Lamentablemente, algunos países, entre ellos El Salvador, han archivado estos esfuerzos nacionales, concentrándose en otros proyectos y tareas que tienen una mayor prioridad en sus planes de gobierno, dejando estos desarrollos a iniciativas individuales sin coordinación, tanto de los sectores privado y académico como del mismo sector público.

Otros países que continúan evolucionando, y como parte de una segunda generación de políticas sobre Sociedad del Conocimiento, están siguiendo nuevos objetivos y maneras más eficientes de utilizar las herramientas que la tecnología de información y comunicaciones pone a nuestro servicio. Particularmente, el acceso a la información pública y el Acceso Abierto forman parte de esta secuela de políticas públicas en la Sociedad de la Información y el Conocimiento.

El Acceso Abierto (Open Access) es una tendencia que está cobrando vigencia y fuerza cada vez más. Se trata de la posibilidad de permitir el acceso libre, sin mayores dificultades ni barreras, a la información científica producida en universidades y centros de investigación a nivel mundial, específicamente la que resulta de proyectos e investigaciones financiados con fondos públicos, generados a partir de los impuestos de los ciudadanos de un país.

La ruta Dorada y la ruta Verde

Una definición sencilla del Acceso Abierto es la posibilidad de buscar, leer, descargar, utilizar, copiar, modificar y tomar como base para otros estudios la información publicada bajo esta licencia sin pagar regalías ni membresías de ningún tipo, ni encontrar barreras técnicas o legales, siendo necesario solamente una conexión a Internet y el compromiso de citar la referencia en forma adecuada.

Para la UNESCO, se trata de la accesibilidad en línea a la información académica para todos, libre de la mayoría de las barreras impuestas por las licencias y los derechos de autor, para promover el intercambio del conocimiento en el plano mundial, la innovación y el desarrollo socioeconómico.

Según acuerdo tomado en la declaración de Budapest en 2002, hay dos estrategias principales, que no son incompatibles entre sí, para buscar el Acceso Abierto en las publicaciones científicas: la dorada y la verde.

La vía dorada coloca directamente las publicaciones seriadas, sobre todo revistas científicas, en forma indizada y en un formato accesible de texto completo, los artículos que los investigadores y científicos del mundo producen y autorizan a ser utilizados bajo las condiciones y licencias del Acceso Abierto. Algunos ejemplos en América Latina son SciELO (Scientific Electronic Library Online), Redalyc (Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal) y Latindex (Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal).

La ruta verde, por su parte, utiliza las técnicas de repositorios digitales, que cosechan meta-información (los datos sobre la publicación particular), proveyendo una forma centralizada de cosechar y almacenar las publicaciones científicas. El ejemplo más destacado en la región es LA Referencia, un proyecto del que El Salvador, a través del Viceministerio de Ciencia y Tecnología, el CBUES y RAICES, es miembro fundador, junto a Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela.

Situación del Acceso Abierto

Aun hay trabajo por hacer en cuanto al Acceso Abierto. Por ejemplo, se debe garantizar que la calidad de las revisiones de pares y las mismas publicaciones sean comparables a los trabajos que se publican en las grandes editoriales científicas. De esta forma, los investigadores verán con satisfacción que sus escritos, informes, artículos y libros sean publicados con el criterio de Acceso Abierto, y se minimizarán las dudas que existen sobre la calidad de las obras bajo estos índices y repositorios.

También deben existir negociaciones con las empresas editoriales convencionales, que siguen viendo como un negocio lucrativo la publicación de los trabajos científicos, lo que las convierte en una fuerza de resistencia ante el paradigma del Acceso Abierto.

Las licencias utilizadas en las publicaciones es otro punto a seguir discutiendo. Alguna tendencia (no la única) en este punto es utilizar las licencias de Creative Commons by Non Comercial, es decir, la que permite copiar y utilizar la información, siempre y cuando no tenga propósitos comerciales.

En lo que parece existir consenso es que para el caso de investigaciones financiadas con fondos del Estado, y por tanto por medio de los impuestos ciudadanos, los resultados de tales proyectos deben hacerse accesibles en forma abierta. Existen leyes en este sentido en países como Estados Unidos y hay propuestas de legislación similares en Argentina, Brasil y Perú.

La UNESCO apoya este movimiento, a través de su Portal Global de Acceso Abierto, y por medio de publicaciones como el libro “Policiy Guidelines for Open Access”.

No cabe duda que el Acceso Abierto a los resultados, reportes e informes científicos de todo el mundo democratizarán la información científica, permitiendo mayor equidad y nivelación entre naciones, y permitirán que otros investigadores construyan más conocimiento sobre el existente, fomentando la investigación colaborativa, la innecesaria duplicación de esfuerzos, la eficiencia en el uso de los fondos públicos de los países adherentes, y un mayor desarrollo y mejor calidad de vida para todos.

 

Estudio de Mercado de CasaTIC: información para hacer mejor las cosas

El ejercicio de prospectiva tecnológica sobre el futuro cercano y a mediano plazo de los avances, tecnologías, dispositivos y nuevos ofrecimientos en el área de la informática es realmente difícil. Es evidente que esta disciplina del saber es una de las que más rápido se mueve, tanto en el ambiente científico como en el ámbito industrial y comercial, y eso debilita cualquier intento de predicción medianamente exacto.

No sólo se trata de los nuevos aparatos y “gadgets” que las empresas de todo el mundo crean y ponen a disposición del mercado global, sino también de las aplicaciones y servicios que grandes contingentes de desarrolladores y programadores inventan y venden por los mismos medios digitales de comunicaciones a nuestro alcance.

Aun así, cualquier organización, empresa o país debe intentar contar con un mapa de ruta que le permita prepararse adecuadamente para enfrentar de mejor forma los cambios por venir y, sobre todo, la feroz competencia global.

Estudio del mercado nacional TIC

Desde hace más de un año, la Cámara Salvadoreña de Tecnologías de Información y Comunicaciones (CasaTIC) viene trabajando, entre otros proyectos, en la preparación y ejecución de un Estudio de Mercado del sector de Tecnologías de Información y Comunicaciones en El Salvador.

El objetivo principal de este estudio es conocer la situación actual y previsible en el sector de las tecnologías de información y comunicaciones en el país, con el objeto de que, tanto las empresas proveedoras de equipo, soluciones integradas y software, así como las instituciones educativas y el mismo gobierno, puedan establecer sus propios planes para corresponder a las tendencias que se detecten en el estudio, así como subsanar las deficiencias que se encuentren.

No puede ser mejorado lo que no es medido. Hace demasiado tiempo que no se cuenta en el país con información adecuada sobre el estado de la formación del recurso humano en materia de tecnología informática; la cantidad y calidad de equipo, conexiones en red y a Internet; las bases de datos más utilizadas; las aplicaciones más útiles y apropiadas; y más información.

Por ejemplo, la mano de obra tecnificada y profesional que requieren las empresas en el país debe ser provista, tanto por las universidades, institutos tecnológicos y centros de formación técnica, así como por las mismas empresas que forman personal en sus propios productos y servicios, culminando con el otorgamiento de certificaciones y acreditaciones de validez mundial.

Con la ayuda de varios actores

La muestra que se aspira incluir dentro del estudio comprende un total de 800 empresas e instituciones, siendo dividida en dos grandes grupos: 200 empresas del sector TIC y el resto empresas medianas y grandes de los demás sectores, todos usuarios de tecnologías.

Un estudio de esta magnitud no puede ser realizado solamente por una entidad. Además de realizar la encuesta y concebir el proyecto en su totalidad, CasaTIC está tocando las puertas y coordinando los esfuerzos de varias organizaciones que estén en la disponibilidad de apoyar este esfuerzo.

CasaTIC firmará convenios de trabajo con distintos actores relevantes para cumplir este propósito, tales como la Universidad Francisco Gavidia para que desarrolle la recolección de información y el procesamiento de la información, con la cooperación internacional, particularmente AID, para que apoye el financiamiento de aspectos como el consultor que realizará el análisis y formulación de recomendaciones, y varias gremiales, como la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), Cámara Americana (AMCHAM), Cámara de Comercio e Industria, Cámara Salvadoreña de la Construcción (CASALCO), Asociación Bancaria Salvadoreña (ABANSA), Innovación Tecnológica e Informática del Gobierno de El Salvador (ITIGES), y otras.

Se espera que el trabajo tome unos cuatro meses, al final de los cuales los resultados se harán compartidos en forma agregada, preservando de esta forma la confidencialidad y sensibilidad de parte de la información obtenida.

A partir de este estudio, así como el análisis y diagnóstico que provoque, se espera definir políticas de mejora en todos los sectores, público, privado y académico, preparar mejor a nuestras empresas del sector TIC, al recurso humano que será necesario, y a nuestras instituciones de gobierno.

 

El papel y el valor de las certificaciones técnicas de reconocimiento mundial

Mucho se habla de la competencia y de los mercados globales. Este es un tema que, para países pequeños como el nuestro, con un mercado pequeño en tamaño y limitado en poder adquisitivo, especialmente para productos y servicios de alta tecnología, debe ser considerado en forma prioritaria.

Las empresas y los innovadores en cualquier área de tecnología avanzada que establezcan su base de operaciones en El Salvador, deben tener claro que su estrategia de mercadeo debe ser diseñada para llegar al mundo entero. Esto implica diseño de campañas con ese alcance, en varios idiomas, con estilos acordes a las tendencias contemporáneas y mucha disposición al cambio veloz.

Pero también conlleva, sobre todo, el énfasis en la calidad en todos sus aspectos y detalles: Conformación con normas internacionales, respeto a leyes locales y convenios internacionales, manejo de procesos ágiles y al nivel de los mejores jugadores, atención al cliente en forma personalizada y eficiente, una poderosa red de contactos, conocimiento de la cultura y la forma de hacer negocios en diversos países y regiones, etc.

Uno de los elementos clave de la observación y cumplimiento de parámetros de calidad es la normalización, entendiendo ésta como el común acuerdo entre naciones e instituciones sobre formas de realizar las tareas y medidas unificadas para establecer su validez.

Las certificaciones técnicas

La formación del recurso humano calificado no es inmune a esta tendencia hacia la calidad. Desde el surgimiento de las universidades y las instituciones de formación en el mundo, ha sido necesario contar con un reconocimiento oficial, un título o un diploma que acredite a la persona que ha estudiado y adquirido las competencias establecidas en un plan de estudios para que pueda ejercer su profesión en la sociedad.

Por años, las carreras profesionales en el campo de la informática han contenido cursos, materias y prácticas que habilitan a los ingenieros en sistemas y licenciados en computación para ejercer las funciones que requieren mayor abstracción e integralidad, como son el análisis de sistemas, el diseño de aplicaciones y bases de datos, y la codificación de los programas computacionales, así como otras especializaciones en seguridad, topología de redes, servicios web y más.

Más recientemente, sin embargo, el área de las tecnologías de información ha continuado ampliando la diversidad de especializaciones en las tareas que los expertos y profesionales de esta disciplina deben conocer.

Al mismo tiempo, las empresas y organizaciones que a nivel mundial crean y establecen las tendencias tecnológicas definen planes de estudio y rutas de carrera dentro de sus propios productos, estándares y tecnologías, y también desarrollan sistemas de acreditación, validación, certificación y actualización de competencias específicas en sus dominios. El reconocimiento de las competencias individuales en cada una de estas especializaciones es otorgado por estos grandes jugadores por medio de las certificaciones técnicas, las que tienen validez mundial.

Valor agregado para todos

Las certificaciones técnicas demandan de la persona que aspira obtenerlas una buena dedicación al estudio y práctica de las habilidades, conocimientos y competencias que se requieren en cada nivel, y es usual que exijan la revisión y actualización periódica para responder al siempre cambiante entorno tecnológico.

Se trata también de una inversión financiera importante, ya que tanto los cursos como los exámenes de certificación tienen costos, en algunos casos considerables. Lo bueno es que la persona certificada en El Salvador en un producto, familia de habilidades o tecnología particular será reconocida en muchos otros países, pudiendo ser empleado o formar su propia empresa al contar con los demás recursos.

Esta tendencia comprende tanto a productos y servicios de las empresas que comercializan su oferta por medio de licencias propietarias como aquellos productos creados en el ambiente de código abierto, software libre o licencias compartidas. Se trata de contar con una instancia a nivel mundial que pueda acreditar los conocimientos y habilidades de una persona en un tema particular.

Buscar la certificación es válido tanto para personas en formación inicial, que acaban de concluir sus estudios de educación media o bachillerato, así como para los profesionales que se encuentran en ejercicio y que desean ampliar y especializar aun más su profesión.

Las empresas también ganan al contar entre su plantilla a personal certificado, puesto que una entidad externa, de amplia credibilidad, ha certificado que esa persona cuenta con los conocimientos y competencias requeridos.

Favorecer la certificación técnica del personal empleado y empleable en la mayor cantidad de especialidades, productos, áreas y marcas que sea posible, incluyendo tanto a los bachilleres como a los profesionales graduados, debería ser parte de una política nacional integral de formación de recurso humano de un país como el nuestro.

 

Hacia la economía del conocimiento en El Salvador

La cooperación alemana, por medio de GIZ, vuelve a colocar el tema de la economía del conocimiento en la mesa, realizando en la semana del 21 al 25 de enero una serie de jornadas de discusión y presentación de informes en cuatro países de la región centroamericana.

Para ello, se comisionó la elaboración de sendos informes de país para Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, y un informe regional que intentase ver a la región como un todo integral, lo que como se ha dicho siempre, resultaría más eficiente y más provechoso, sobre todo de cara a una competencia global.

Una de las extrapolaciones que se hacen en el informe para El Salvador es la siguiente: “El Salvador hace 4 décadas tenía un ingreso per cápita más alto que Corea, país que mostró cómo transitar hacia el desarrollo basando más su crecimiento en el conocimiento. El Salvador ha observado limitados aumentos de productividad y se está alejando de países líderes de la región; al respecto, sí el país mantiene el mismo ritmo promedio de crecimiento de la última década (2001 a 2010), los salvadoreños alcanzaran el nivel de producción por persona del 2011 que tiene Costa Rica dentro de 12 años (2024), de Panamá en 17 años (2028), y Chile en 22 años (2033)”.

No hemos avanzado mucho en 17 años

La confirmación de que nuestro país se ha mantenido básicamente estático en los temas relacionados con la economía del conocimiento durante más de quince años es, a la vez, lamentable y revelador. Según se aprecia en la siguiente figura, en tres momentos de observación (1995, 2000, 2012), El Salvador refleja similares niveles en sus calificaciones en el Índice de Economía de Conocimiento, preparado por el Banco Mundial.

Fuente: Economía del conocimiento en El Salvador. Informe GIZ.

Seguramente, porque nos consta, no es que no se ha hecho absolutamente nada. Algunos avances importantes se han dado cuando, por ejemplo, se desarrolló el proyecto Infocentros, que llevó conectividad y tecnología por primera vez a muchos sitios del país; el mayor acceso a teléfonos móviles gracias a la competencia abierta; la creación del viceministerio de tecnología educativa, posteriormente convertido a viceministerio de ciencia y tecnología; y la formación de la unidad ITIGES (Innovación Tecnológica e Informática del Gobierno de El Salvador) en Casa Presidencial. Muchos de estos logros han sido comentados en este espacio.

Sin embargo, lo que sucede es que muchos otros países han venido realizando acciones más sostenidas, constantes y contundentes, lo que hace que, en un ambiente totalmente dinámico, quien se mueve despacio, parece como si no se mueve.

Aunque hay numerosas iniciativas que buscan el desarrollo de la población por medio de las tecnologías de información, y otras que, aunque quizá tengan motivaciones comerciales, también aportan al desarrollo del país, varios de estos esfuerzos se ralentizan y diluyen al no ser parte de un plan mayor, que asegure continuidad, coordinación y, sobre todo, generación de sinergias y economías de escala.

Recomendaciones, algunas coincidentes

El estudio recién publicado por la GIZ para El Salvador concluye, a partir del análisis realizado, con la propuesta de trabajar en cuatro áreas específicas, a las que llama “pilares”.

  • Pilar Institucional. Debido a la limitada comprensión de cómo la creación o aplicación del conocimiento ha logrado que el país avance, se propone crear un comité público-privado que sensibilice sobre las buenas experiencias que los salvadoreños han realizado para incorporar conocimiento y solucionar problemas e incrementar la productividad.
  • Pilar Innovación. Se propone crear un Centro Tecnológico de Innovación Alimentaria que aproveche los esfuerzos públicos y privados que ya existen, y apoyen bajo estándares internacionales la transferencia tecnológica a la industria nacional para que aproveche más los mercados globales y étnicos.
  • Pilar Educación. Se propone desarrollar el Clúster aeronáutico basado en nuevo conocimiento, el cual contribuirá a enfocar la formación e investigación universitaria con las demandas del sector productivo que participa en las cadenas globales de servicios.
  • Pilar Tecnologías de la Información y Comunicación. Se propone diseñar e implementar una estrategia de tecnologías de la información y comunicación, la cual permita ampliar e introducir las tecnologías para crear nuevos empleos y nuevos servicios de software a empresas y la facilitación de trámites en línea.
Fuente: Economía del conocimiento en El Salvador. Informe GIZ.

El llamado Pilar Institucional es otra versión de la Comisión Nacional para la Sociedad de la Información, creado con elementos de todos los sectores, responsable y autor del Programa ePaís, que fuera entregado en 1996 y que, lamentablemente, no se convirtió en acciones concretas.

Si fuéramos a optar por una sola recomendación, sin duda sería la conformación formal de este grupo multisectorial para coordinar y orientar las actividades en los temas relativos a Sociedad y Economía del Conocimiento. Lo que es importante agregar es asegurar que este organismo cuente con recursos públicos no reembolsables.

 

Retos prioritarios del sector TICC

¿Qué hace falta para realizar la promesa, aun no cumplida, de la mejora en los niveles de vida de la población por medio de un mayor desarrollo económico y social, a partir del aprovechamiento de las herramientas de la Tecnología de la Información, las Comunicaciones y el Conocimiento (TICC)?

Por supuesto, éste es un problema complejo que no tiene pocas aristas. Además de la participación concertada de muchos actores, provenientes de todos los sectores de la sociedad, es necesario lograr la continuidad en los proyectos, la rentabilidad social y financiera, y claros liderazgos en cada área identificada como prioritaria.

Dado que puede servir de guía, es útil recordar el programa eLAC 2015, acordado por los países de América Latina y Caribe en noviembre de 2010. Este planteamiento y compromiso de las naciones contiene una serie de 26 metas, separadas en 8 grandes temas.

  • Acceso (Lineamiento: alcanzar el acceso para todos): 6 metas
  • Gobierno electrónico (Lineamiento: considerar el gobierno electrónico como una obligación de los gobiernos para con sus ciudadanos): 4 metas
  • Medio ambiente (Lineamiento: promover el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones para la mitigación del impacto del cambio climático y ampliar su uso para la prevención, mitigación y atención de los desastres naturales o situaciones de emergencia): 2 metas
  • Seguridad social (Lineamiento: impulsar el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones para una seguridad social inclusiva): 2 metas
  • Desarrollo productivo e innovación (Lineamientos: impulsar la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación en la región, y promover el cierre de la brecha digital entre las grandes empresas y las micro, pequeñas y medianas empresas): 6 metas
  • Entorno habilitador (Lineamientos: elaborar un entorno jurídico que facilite el desarrollo de la sociedad de la información, y avanzar hacia la implementación de políticas que faciliten el desarrollo de la sociedad de la información): 2 metas
  • Educación (Lineamiento: desarrollar e implementar las tecnologías de la información y las comunicaciones para una educación inclusiva): 4 metas
  • Institucionalidad para una política de estado (Lineamiento: promover la coordinación nacional): sin metas específicas

Desde otra perspectiva

La disección que se realizó en eLAC para intentar separar y enfocarse en temas y metas concretas es bastante buena. Aunque las coyunturas y situaciones cambian con el tiempo, hay objetivos que deberían ser buscados todo el tiempo, y mantener la dirección de los esfuerzos con pocas variaciones.

De ahí que si tuviéramos limitar las decisiones sobre el destino de los pocos recursos disponibles, podríamos enfocarnos en los siguientes 3 aspectos, que deben estar interrelacionados.

Acceso

Según datos del Banco Mundial, el acceso a las TICC, expresado como la cantidad de personas que tienen acceso a Internet por cada 100 habitantes es aún muy bajo.

Elaboración propia. Fuente de los datos: Banco Mundial

En El Salvador, por ejemplo, solamente 18 personas de cada 100 tenían acceso a la red en 2011, lo que significa que las 82 restantes no tienen la posibilidad de comenzar a conocer y aprovechar las posibilidades que estas tecnologías ofrecen para su vida personal y laboral, colocándoles en gran desventaja con el resto de conciudadanos y con los pobladores de otros países en la región y en el mundo.

Es prioritario desarrollar programas estatales, con apoyo multisectorial, que faciliten, abaraten y provean la conectividad y los equipos para que cada vez más usuarios se conecten y hagan uso de estas herramientas. Un ejemplo de estos programas fue, para el caso de El Salvador, el proyecto Infocentros.

Recursos humanos

El reto de los recursos humanos tiene 2 perspectivas. Por un lado, es necesario y urgente preparar a toda la población, independientemente de su ocupación, para que cada vez se sientan más cómodos utilizando las TICC. Este desafío tiene, a su vez, diferentes formas de ser enfrentado y requiere el apoyo de muchas personas y entidades.

Por otra parte, también es clave que se preparen a los recursos que deben mantener la tecnología en constante revisión, cambio, adaptación y funcionamiento. Es decir, el grupo de técnicos, ingenieros y personal certificado que debe diseñar y mantener la infraestructura necesaria. Esta meta está más en las manos de las universidades, centros tecnológicos, empresas de tecnología y otros actores clave que poseen estas habilidades.

Aplicaciones

Sin que este reto agote los desafíos, el desarrollo de aplicaciones, sistemas, portales web, y funcionalidades para varios dispositivos, entre ellos los celulares, las tabletas, las computadoras  portátiles y las de escritorio, es un elemento clave en la dinamización de la economía del conocimiento.

Es un principio de la pedagogía, quizá no declarado, que todos aprendemos y adoptamos aquellas habilidades y herramientas que nos ayudan a resolver algunos de los problemas o necesidades que tenemos. Los docentes saben que si logran hacer ver la utilidad práctica de un concepto o un procedimiento que están enseñando, lograrán un efecto más durable y una motivación mayor en sus aprendices para conocer, practicar, asimilar e, incluso, mejorar, lo transmitido.

Con esta misma lógica, si los 82 usuarios que aun no tienen acceso a las TICC obtuvieran de la noche a la mañana la posibilidad de acceder a estas herramientas, pero no encontraran qué hacer con el mismo, y peor aún, nada que les resultara una ayuda, un ahorro o una posibilidad de hacer mejor sus actividades productivas y personales, ese acceso no valdría de mucho.

Sin duda, los 3 retos principales identificados tienen mucha relación entre sí: las personas deben contar con la posibilidad sostenida de usar las herramientas TICC (acceso), el conocimiento y habilidad para utilizarlas (recurso humano) y la motivación y razones para seguirlas usando (aplicaciones).