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“Cuanto más inteligente sea la computadora, más tonto será el usuario”

Por decir lo menos, la frase en el título es polémica y hasta un poco insólita. Es apenas una muestra del tipo de reflexiones contenidas en el libro “Superficiales ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?”, de Nicholas Carr. Éste es el mismo autor que generó tantos debates cuando en 2004 publicó su libro “IT doesn’t matter” (traducido como “Las Tecnologías de la Información ¿Son realmente una ventaja competitiva?”), sosteniendo la tesis de que las TIC ya no deben considerarse un elemento diferenciador en las empresas, puesto que son tan esenciales como la energía eléctrica y el agua para operar cualquier negocio.

En esta nueva publicación, editada en español en 2011, Carr explora, documenta y reflexiona sobre los cambios que nuestra continua interacción con Internet está provocando en nuestros cerebros, incluso fisiológicamente.

Los indicios que aparecen documentados en esta publicación pueden darnos pauta para reflexionar y, si encontramos la forma, anticiparnos a los retos que se plantean respecto a la conversión de nuestros cerebros y habilidades para reflexionar, analizar, meditar y sentir. La vasta documentación incluida debe, al menos, hacernos revisar algunas de las aseveraciones que hasta hoy hemos dado por sentadas.

La relación con nuestras herramientas

Cuando tomamos un martillo, éste se convierte en parte de nuestra mano, en una extensión que nos permite dar golpes con mayor fuerza que con nuestro puño. Por otro lado, mientras lo tengamos sostenido, nuestra mano solamente puede martillar. Esta relación simbiótica y en doble sentido es lo que nos sucede con cada herramienta, dispositivo e invención que hemos creado a lo largo de la historia.

Nadie niega los beneficios del uso de estas herramientas, entre las que las computadoras y los programas que ejecutamos en ellas ocupan un lugar especial por su versatilidad y gran flexibilidad. Lo que debemos cuidar es el efecto de la herramienta en nosotros.

Algunos elaborados experimentos, como los conducidos por el holandés Christof van Nimwegen, parecen demostrar que mientras más útil y servicial es un programa de computadora respecto a las tareas que el humano debe realizar, orientándole continuamente en sus posibles respuestas y acciones, menos capaces se vuelven los usuarios de resolver problemas por propia cuenta. Es como si nos acostumbramos a que alguien (o algo, en este caso) haga las tareas de pensar por nosotros.

La conclusión Van Nimwegen es que “a medida externalizamos la resolución de problemas y otras tareas a nuestras computadoras, vamos reduciendo la capacidad de nuestro cerebro para construir estructuras estables de conocimientos que luego puedan aplicarse a nuevas situaciones”.

La reducción de nuestra autonomía

Adicionalmente, aunque Internet nos abre un amplio mundo de posibilidades, de información y de nuevas formas de aprender, también es verdad que nos impone un guión, una forma de hacer las cosas y una estructura mental que no hemos decidido nosotros. Seguir un vínculo proporcionado por Google, hacer click en “Me gusta”, limitarnos a 140 caracteres para expresar una idea, son conceptos y acciones que seguimos, aunque no hayamos participado en su concepción y ni siquiera conozcamos su razón de ser.

El mismo McLuhan, teórico de las comunicaciones, advirtió hace tiempo que nuestras herramientas acaban por adormecer cualquiera de las partes que amplifican. Gracias al telar, los tejedores producen más tela que a mano, pero pierden la sensación de contacto con el hilo. Los agricultores pueden arar más extensiones de tierra gracias a los tractores, pero dejan de tener el contacto con la tierra. Nuestros cerebros encuentran información y datos más fácilmente en Internet, pero aletargan su capacidad de búsqueda y análisis.

Incluso la empatía, la solidaridad y la compasión pueden verse erosionados en la humanidad que utiliza intensivamente las tecnologías y la conectividad a Internet, ya que, de acuerdo a investigaciones recientes de Antonio Damasio y Mary Helen Immordino-Yang, es necesario permitir un tiempo a nuestras mentes para que analicen y experimenten las emociones más profundas de la empatía, entendiendo y sintiendo las “dimensiones psicológicas y morales de una situación”.

¿Entonces, qué hacemos?

No se trata de deshacernos de estas poderosas herramientas, pues el servicio que nos prestan es incuestionablemente útil y eficiente, en prácticamente todas las tareas en que las hacemos participar.

En primer lugar, es importante que, independientemente de si aceptamos o no lo que los experimentos y reflexiones de neurocirujanos y otros pensadores como Carr nos dicen, al menos conozcamos esas posiciones y esa documentación.

En segundo lugar, siempre es bueno un poco de autocrítica y análisis respecto a lo que hacemos con estas tecnologías: ¿Será que necesitamos estar conectados absolutamente todo el tiempo? ¿Podemos establecer una rutina de conexión y desconexión? ¿Tenemos tiempo para reflexionar y analizar lo que sea: desde la situación política hasta nuestras creencias religiosas o filosóficas? ¿Podemos concentrarnos en un tema por más de una hora? ¿Leemos un libro largo con placer?

Y sobre todo, ¿qué tipo de nueva generación estamos formando? ¿Serán capaces nuestros hijos de reflexionar, analizar, abstraerse, darse tiempo para sentir empatía y solidaridad?

¿Quién está a cargo: nosotros o nuestros dispositivos de conectividad?

 

El cambiante mercado mundial de los nombres de dominio y la profecía maya

Al diseñar inicialmente la tecnología que hace posible hoy en día las comunicaciones y el intercambio de datos de la forma tan veloz y eficiente en que lo hace Internet, nadie pensó que una necesidad de conversión de información para que las computadoras pudieran comprender y responder mejor a las peticiones de los seres humanos se convertiría en una sofisticada, compleja, multimillonaria y cambiante industria en la economía de la sociedad de la información.

En los orígenes de la red, para saber a cuál computador debería llegar un paquete de información, bastaba con que todos los equipos de enrutamiento en el camino conocieran dos cosas: la ubicación de ese computador (identificado por una dirección) y las posibles rutas de encaminamiento para poder seleccionar la más eficiente.

A medida la cantidad de computadores conectados creció, y los seres humanos debían conocer y recordar la dirección del equipo al que se querían comunicar, fue necesario crear un sistema que tradujera las palabras que representan nombres (más familiares a los seres humanos) a los números (más familiares a las máquina) que representaban las direcciones. Este sistema fue llamado el Sistema de Nombres de Dominios, o DNS, por sus siglas en inglés.

Distribuido por todo el mundo, y dotado de una alta eficiencia, el DNS traduce en muy pequeñas fracciones de segundo las millones de preguntas que los cibernautas, sin saberlo, hacen desde sus computadoras y navegadores, para encontrar la dirección numérica correspondiente a una dirección expresada en palabras.

De lo técnico a lo administrativo, a lo legal y a lo comercial

Según iban conectándose más y más servidores a la Red, y la cantidad de identificadores únicos verbalizados (no sólo ni principalmente en forma de números) también aumentaba, el DNS se segregó en el mundo, con 13 servidores principales, llamados raíz (“root servers”), cientos de copias de éstos y cientos de miles de servidores DNS coordinados en todo el planeta, que actúan gracias a un cuidadoso esquema de delegaciones y estrictas normas y protocolos de entendimiento mutuo, común y sincronizado.

Bajo esta administración distribuida, y a pesar de seguir un ordenamiento lógico desde la perspectiva de la ingeniería, no tardaron en darse casos que, aunque lícitos, se volvieron conflictivos, cuando algunas personas registraron bajo su administración nombres de dominio que representaban marcas y palabras genéricas que evocaban valores, conceptos o acciones reconocidas en una o varias comunidades, y cuya legitimidad como delegados de tales nombres podía ser cuestionada. Entraron los abogados y jueces de propiedad intelectual en el escenario, y fue necesario normar las políticas de resolución de disputas.

En paralelo, el mundo ha ido despertando y asignando valor comercial a los nombres de dominio, con casos emblemáticos como los nombres de dominio bajo .tv, .tm, .co, .bz, que aunque originalmente representan territorios (Tuvalú, Turkmenistán, Colombia y Belice, respectivamente) por ser códigos de país de acuerdo a la norma ISO 3166, pueden tener la acepción mnemónica de televisión, marca registrada, comercio y negocio (bussiness), respectivamente, para citar solamente algunos ejemplos.

Las terminaciones genéricas

Además de los nombres de dominio de origen geográfico o territorial, como todos los códigos de 2 letras con los que terminan los identificadores en Internet, existen desde el principio los sufijos de naturaleza genérica de tamaño variado, de los cuáles el más representativo ha sido el .com, con varios millones de nombres registrados.

Con los 21 nombres de dominio genéricos y los más de 250 sufijos de dominio de códigos geográficos ya existe en el mundo una amplia y millonaria industria de venta, reventa, mercado secundario, especulaciones, registros y registradores, políticas, delegación y redelegación, juicios, jurisprudencia, protección de marcas, etc.

Pero aun este sector de la economía, globalizado desde su nacimiento, y aun no comprendido por amplios grupos de usuarios, empresas e instituciones que sí utilizan Internet, está a punto de cambiar.

El 12 de abril de 2012 se cierra el período de recepción de solicitudes para los nuevos sufijos genéricos. El 29 de marzo de 2012 termina el registro de personas que pueden presentar solicitudes. Además de llegar a pagar $185 mil (o más) para presentar la solicitud, deben cumplirse una larga lista de requerimientos legales, técnicos, comerciales y financieros para someter a aprobación estos nuevos dominios.

Hace unos días se habían registrado más de 250 personas, y cada una de ellas puede presentar hasta 50 solicitudes (cada solicitud debe cumplir los requisitos listados antes). La cantidad de solicitudes aun no es de conocimiento público, ni en cantidad ni en calidad. Esto ocurrirá el 1 de mayo de 2012, y entonces podrán presentarse impugnaciones y descalificaciones a las solicitudes, y varios paneles de expertos evaluarán la procedencia de cada solicitud y cada impugnación.

El mercado mundial de nombres de dominio cambiará una vez estas solicitudes pasen todo el proceso según está establecido, y podamos todos conocer cuáles serán las nuevas terminaciones genéricas en Internet, quién y cómo administrará cada una de ellas y cuál será el interés comercial que cada una suscitará y, por tanto, cómo se cotizará cada una de estas nuevas ofertas de nombres de dominio.

Los mayas tenían razón: al final del año 2012 habrá un cambio importante en la vida de la humanidad que utiliza Internet, cuando los nuevos dominios genéricos entren en operación. Podrá ser una mala noticia para algunos, pero no es el fin del mundo.

Costa Rica es el anfitrión de la reunión 43 de ICANN

El amplio grupo de las personas y empresas que administran los recursos de Internet en el mundo, así como las muchas iniciativas empresariales que generan sus ingresos a partir de negocios en el intercambio de servicios y productos relacionados con estos recursos vuelven sus ojos y, en muchos casos, encaminan sus pasos hacia un pequeño país en Centroamérica para asistir a la 43ª reunión ordinaria de la Corporación Internet para Nombres y Números Asignados, ICANN.

Oficialmente desde el 11 hasta el 16 de marzo, pero en la realidad desde una semana antes, se desarrollan en San José, Costa Rica, una gran cantidad de reuniones, públicas y privadas, grandes y pequeñas, formales e informales, livianas y pesadas, felices y tensas, entre los actores, operadores, comerciantes, personas de negocio, inversionistas, académicos y usuarios de Internet.

Si algún evento puede ser considerado como el origen de la mayor cantidad de avances y transformaciones de la gran red Internet, con disposiciones que deben ser acatadas e implantadas por los operadores y administradores de Internet en todo el mundo, es esta reunión periódica de ICANN.

Actualidad en los temas de Internet

Uno de los temas más esperados es conocer lo que ha pasado durante la ventana de 3 meses (12 de enero a 12 de abril de 2012) para recibir las solicitudes de los nuevos gTLD. Este es el más reciente llamado de ICANN para que se propongan terminaciones de nombres de dominio, y aunque no se ha revelado la cantidad de solicitudes que hasta la fecha se han recibido, se especula que pueden llegar a ser varios cientos de nuevas propuestas de dominios que, de ser aprobadas, comenzarán a poblar Internet a partir del año 2013.

Algunas empresas, consorcios o comunidades ya se han lanzado a buscar apoyo público e incluso publicidad para atraer el interés del mundo sobre sus potenciales nombres de dominio. Para ingresar una solicitud, sin tener la certeza de que ésta será aprobada y aceptada, la entidad que la promueve debe estar en la capacidad de pagar un mínimo de $185 mil, además de proveer una importante cantidad de documentación y certificaciones de la capacidad técnica para administrar un nombre de dominio de nivel superior en todo el mundo.

Algunos dominios que se conocen dentro de los que han entregado o entregarán esta solicitud son .africa, .moscow, .lat, y .sports. Otros prefieren mantenerlo en secreto, y esperar a la aprobación definitiva para lanzar sus campañas. Seguramente muchas marcas famosas se encuentran entre los nombres de dominio que veremos en menos de un año como terminación de direcciones de sitios web y correos electrónicos.

Adicionalmente, ocupan buena parte de la agenda general los temas relacionados con la seguridad, la estabilidad de la operación, los caracteres internacionales en los nombres de dominio, la invitación a la participación pública y abierta en los grupos de trabajo, y otros más específicos.

Muchas organizaciones dentro y fuera de la estructura de ICANN aprovechan para desarrollar sus reuniones ordinarias, talleres, tutoriales y otros encuentros e intercambios entre los sectores gubernamentales, empresariales, académicos y de usuarios “normales” de Internet.

Una apuesta estratégica de Costa Rica

La presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, además de dirigirse a la audiencia en la ceremonia inaugural el lunes 11 (este discurso ha sido calificado de memorable en la historia de ICANN), ha declarado éste como un evento de interés nacional, y eso facilitó, entre otras cosas, que el Instituto Costarricense de Energía (ICE), el proveedor principal de Internet en el país, haya provisto amplios enlaces redundantes hasta la sede del evento, los organizadores han sostenido reuniones semanales durante 6 meses, y se han extendido visas a los participantes de ICANN con una velocidad y eficiencia extraordinarias. El registro de dominios de Costa Rica, Nic CR, ha tenido un importante papel como líder de esta organización.

Con una asistencia masiva, que en esta reunión excede los 1,500 participantes procedentes de todo el mundo, cada uno de los 3 países que son sede cada año para una de las reuniones mundiales de ICANN debe lucir sus mejores galas para que estos visitantes consideren volver o quedarse unos días más para hacer turismo en el país.

Adicionalmente, al mostrar sus facilidades hoteleras, de comunicaciones y el entorno estable en que se desarrolla la reunión, estos encuentros permiten y habilitan a los potenciales inversionistas para considerar a Costa Rica como un destino para abrir sucursales y/o puntos de referencia para Latinoamérica y/o Centroamérica.

Esta es la primera vez que una reunión mundial de este impacto se realiza en territorio centroamericano, por lo que todos los pobladores y ciudadanos de esta región debemos sentirnos satisfechos, felicitar y unirnos a Costa Rica en el regocijo por un trabajo bien hecho.

 

Consulta pública de política Innovación, Ciencia y Tecnología

Con la esperanza de recibir sustanciosos aportes, esta semana se abrió la consulta pública a la primera versión de la Política Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología (ICT), en su edición 2012.

Al lanzamiento fueron convocados muchos de los actores clave en la promoción, la difusión y, sobre todo, la ejecución de una política nacional de esta naturaleza: universidades, centros de investigación, gremiales industriales y empresariales, cooperantes internacionales, tanques de pensamiento, incubadoras, instituciones públicas y autónomas, fundaciones y asociaciones, entidades de apoyo a las PYME, miembros del actual CONACYT, etc. La presencia de estos importantes actores, además de acompañar el suceso, buscaba recoger de propia voz y en un primer ejercicio, algunos comentarios a la política.

Es conocido, sin embargo, que éste no es el primer intento en el país por lograr encontrar consenso en los temas relacionados al desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación, tanto académica como productiva. De acuerdo al ingeniero Federico Huguet, rector de la Universidad Don Bosco, uno de los comentaristas invitados, los esfuerzos por concretar estos temas provienen al menos desde 1972, cuarenta años atrás.

Estos esfuerzos incluyen la creación del CONACYT en 1992; el planteamiento de la Mesa 4 del Plan de Nación; la formulación y revisión en al menos dos ocasiones de la Política Nacional de Ciencia y Tecnología, la más reciente en 2006, cuando se le agregó el concepto de Innovación; y otros documentos relacionados, tales como la Política Industrial, el Programa ePaís, y muchos más.

Lamentablemente, todos estos esfuerzos y horas de trabajo de cientos de personas no han rendido frutos reales y concretos, pues no se han traducido en continuidad, sostenibilidad, apoyo financiero, unificación de metas y coordinación de acciones.

Novedades en esta propuesta

Una de las principales novedades en esta propuesta es el grupo de entidades del sector público que la están promoviendo: la Secretaría Técnica de la Presidencia, el Ministerio de Economía y el Ministerio de Educación, este último por medio del Viceministerio de Ciencia y Tecnología. Este apoyo nominal debería ser una garantía para que esta nueva versión de una política pública en estas áreas se concrete en acciones sustantivas y, sobre todo, continuas.

Otro aporte igualmente importante aparece en el apartado IX, sobre el financiamiento a la ICT, donde se reconoce el aporte clave proveniente de la cooperación externa, pero también se plantea un financiamiento con recursos propios que “podrían venir de la asignación directa medida en un porcentaje del PIB de por lo menos un 1% anual”, según cita textual de la Política ICT. De concretarse, este aporte sería una verdadera revolución en los temas de ICT en El Salvador, y una señal de que el país realmente quiere apostarle a estos sectores como promotores y artífices del desarrollo económico y social.

El documento también incluye una visión de país que establece que queremos “ser una nación en donde existan oportunidades para el desarrollo de las capacidades de sus habitantes, donde el conocimiento científico y tecnológico aplicado, sea un motor de la innovación social y productiva”, una serie de 7 principios y 5 directrices.

Objetivos y estrategias

La política tiene como objetivo general “fomentar y coordinar la investigación científica y tecnológica, con el fin de contribuir al desarrollo sostenible y al bienestar social, mediante la generación y difusión del conocimiento y la innovación, orientadas a mejorar la competitividad, lograr una transformación productiva nacional y alcanzar niveles sostenidos de crecimiento”

Sus objetivos específicos son cinco, cada uno de los cuales tiene un número importante de estrategias para lograrlo.

  1. Generar bienes públicos y fortalecer el entorno habilitante para la I+D+i.
  2. Fortalecer la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación precompetitiva (I+D+i).
  3. Apoyar la innovación empresarial para el incremento de su productividad y competitividad.
  4. Estimular el emprendimiento innovador.
  5. Difundir y promover la adopción tecnológica y la absorción de I+D+i en la sociedad salvadoreña.

¿Quiénes son los responsables?

Como entidades responsables de llevar a cabo esta política se señalan a un Comité Interministerial para la ICT (CICT), que incluye a los ministerios de Economía, Educación, Agricultura, Salud, Medio Ambiente, Obras Públicas y Hacienda, convocados por la Secretaría Técnica de la Presidencia. Adicionalmente, se creará un Consejo Consultivo, autónomo y de carácter consultivo estratégico para asesorar al CICT.

También existirá la Unidad Coordinadora Interministerial de ICT y las Unidades Ministeriales de ICT, lo que también constituye una novedad en el nivel de compromiso y amplitud de las personas, instituciones y cargos que tendrán algo que ver en su ejecución.

Algunas opiniones

Como parte de esta consulta, que está recibiendo los aportes en el sitio del Ministerio de Economía, se han señalado ya algunos aspectos:

  • Esta política debe ser acompañada, desde el inicio, con un Plan de Acción, con recursos, responsables, instituciones involucradas, fondos, fechas y parámetros de medición.
  • La asesoría del Consejo Consultivo debería ser vinculante, no opcional, hacia el CICT, ya que se necesita la participación permanente, con voz y voto, de los demás sectores de la sociedad. De lo contrario, si las decisiones finales quedan exclusivamente en las instituciones gubernamentales, el discurso de la amplia participación cae en el vacío.
  • Como áreas de trabajo, deben considerarse las mencionadas en la agenda nacional de investigación (salud, seguridad alimentaria, medio ambiente y energía), pero ampliadas a otras como las señaladas en la Política Industrial y algunas transversales, como las TIC.
  • No deberíamos descartar ningún trabajo anterior solamente porque ésta es la creación hecha bajo esta administración gubernamental. Estamos haciendo lo que decimos que no debe suceder: cambiar las políticas públicas cada vez que cambia el gobierno.

Más aportes son bienvenidos, al menos durante todo el mes de marzo de 2012, en la dirección apuntada arriba.

 

¡Se inaugura la conexión de Internet en El Salvador!

Este es un titular noticioso que no llegó a aparecer en nuestros medios de comunicación locales, pero que, visto en perspectiva, podríamos considerar una de las noticias más relevantes de nuestra historia y nuestro pasado cercano.

Hace casi 16 años, el 29 de julio de 1996, en el hotel Presidente, dentro de una relativamente sencilla ceremonia se buscaba resaltar el hecho de que El Salvador se encontraba conectado a esa gran red de redes a partir de diciembre de 1995.

Hoy parece que todo el tiempo hemos contado con esta poderosa herramienta que nos conecta y comunica entre nosotros y con el resto del mundo. Resulta difícil imaginar un mundo sin la posibilidad de enviar un mensaje de correo electrónico en el momento que lo necesitamos y dirigido a un lugar muy alejado del planeta; o sin la oportunidad de buscar y encontrar una pieza de información, documento o archivo multimedia de una forma sencilla y rápida.

Pero no siempre fue así. Hay que imaginar, adicionalmente, una situación en la que ni siquiera conocíamos el significado ni el alcance de la tecnología Internet, no contábamos con técnicos y profesionales que supieran administrar y configurar los recursos necesarios y, peor aún, ni funcionarios públicos ni empresarios ni académicos, mucho menos el público en general, se animaba a apoyar proyectos e inversiones en esta tecnología.

La ceremonia de inauguración

En los primeros meses de 1996, después de que contábamos con una conexión estable desde ANTEL (Administración Nacional de Telecomunicaciones) hacia Internet, se trabajó mucho para llevar esa conexión a otras instituciones. Las universidades Centroamericana José Simeón Cañas y Don Bosco fueron las primeras en contar con ese enlace, en febrero de 1996, siguiéndoles un par de meses después la Universidad de El Salvador y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), y un poco después la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES).

Disponiendo de algunos fondos facilitados por el CONACYT y ANTEL, se logró organizar una ceremonia simbólica de inauguración que se desarrolló en el hotel Presidente con la asistencia de muchas personas, tanto de las entidades que ya estaban conectadas a Internet, como de los que estaban interesados en conocer un poco más y/o gestionar la posibilidad de conectarse o de ofrecer servicios de conectividad.

Recordemos que el mismo año 1996 fue vendida la empresa telefónica estatal, y fue liberado el mercado de las telecomunicaciones en El Salvador, lo que hizo posible que existieran proveedores privados de Internet antes incluso de que existiera competencia en la telefonía fija, y antes de que surgiera la telefonía móvil en el país.

Utilizando un cañón proyector y una terminal de la época, como puede apreciarse en la fotografía, el niño de 11 años Rafael Gustavo Ibarra Isassi realizó el simbólico “click” con el que se inauguraba oficialmente la conectividad a Internet en El Salvador, un poco más de 6 meses después de haberla logrado físicamente y con unas pocas instituciones conectadas.

El compromiso continua

A partir de ese acto simbólico, la evolución y el crecimiento de las conexiones a Internet en el país y en el mundo no han cesado. La proliferación de sitios web con contenido salvadoreño y nombre de dominio propio, así como la calidad y cantidad de posibilidades para realizar transacciones de diversa naturaleza han aumentado a medida las empresas, instituciones y personas en el país van comprendiendo su utilidad y alcance.

Si aun no lo hacen, las empresas privadas pueden proveer bienes y servicios por medio de Internet, las instituciones de gobierno pueden facilitar y realizar gestiones en forma digital, las academias pueden ampliar su oferta educativa en línea y las personas en general podemos aplicar productivamente las facilidades tecnológicas que están a nuestra disposición. Las familias, amistades, socios y colegas también se benefician por las facilidades para comunicarse y mantener los vínculos a través de la distancia.

Entre esas grandes y numerosas posibilidades se encuentran la tecnología de la digitalización, la facilidad en el almacenamiento y la comodidad de la difusión pública. Precisamente estas tecnologías nos permiten compartir en esta entrada del blog un pequeño, emotivo y simbólico momento de nuestra historia nacional y personal que, sin claridad en ese momento, ha contribuido a la transformación de nuestro país, y continua teniendo un enorme potencial para seguirlo haciendo.

 

RAICES: Colaboración entre universidades salvadoreñas

Mucho se habla acerca de las ventajas de establecer mecanismos y formas de colaboración entre entidades, empresas e instituciones, sobre todo con impacto a nivel nacional o regional, para lograr propósitos coincidentes que busquen el bien común sobre los intereses particulares.

Esto se vuelve más complicado cuando se trata de organizaciones que compiten de alguna forma, como en el caso de una gremial empresarial, pues es posible que alguno de los involucrados considere que se están realizando prácticas que favorecen a unos integrantes sobre los intereses de la mayoría. En no pocas ocasiones, este recelo y desconfianza es lo que impide que las agrupaciones de instituciones individuales obtengan un nivel mayor de desarrollo para sus mismos agremiados.

El sector educativo superior de cualquier país tiene, en este sentido, un matiz particular. El objetivo principal de las universidades es preparar profesionales, intelectuales y científicos en las diversas disciplinas que puedan estudiar, analizar, asimilar, generar, adaptar y aplicar conocimiento en las múltiples formas en que éste se presenta con el fin último de hacer que su país incremente su nivel de desarrollo y generación de riqueza. Se trata de un objetivo que trasciende las individualidades: cultivar y diseminar el conocimiento para que se convierta en un motor de progreso económico.

Pero al mismo tiempo, sobre todo en el caso de las universidades privadas, hay una competencia entre ellas por lograr una cantidad adecuada de estudiantes, proyectos y acuerdos con otras instancias, así como por atraer y conservar a los mejores docentes y colaboradores, pues deben generar ingresos financieros suficientes para mantener la operación de sus centros de docencia, investigación y proyección social. Se trata de la supervivencia institucional en un ambiente donde no hay subsidios o prerrogativas especiales para las universidades.

Una organización enfocada en la cooperación

La Red Avanzada de Investigación, Ciencia y Educación Salvadoreña, RAICES, fue fundada el 29 de enero de 2004 por un grupo de ocho instituciones de educación superior salvadoreñas, y entre sus objetivos, acordados en sus estatutos, figuran, por ejemplo:

  • Promover y coordinar el desarrollo de redes de telecomunicaciones y cómputo, enfocadas al desarrollo científico, educativo y de investigación en El Salvador.
  • Promover la creación de una red de telecomunicaciones con capacidades avanzadas;
  • Fomentar y coordinar proyectos de investigación para el desarrollo de aplicaciones de tecnología avanzada de redes de telecomunicaciones y cómputo enfocadas al desarrollo científico, de la investigación y educativo de la sociedad salvadoreña;
  • Promover el desarrollo de acciones encaminadas a la formación de recursos humanos capacitados en el uso de aplicaciones educativas y de tecnología avanzada de redes de telecomunicaciones y cómputo;
  • Promover la interconexión e interoperabilidad de las redes informáticas de sus miembros;
  • Promover el desarrollo de nuevas aplicaciones que sean de provecho para la comunidad académica y el país, y que hagan uso de la tecnología de las redes avanzadas;

Las palabras y frases “red”, “coordinación”, “comunidad”, “interconexión”, “desarrollo de aplicaciones”, “formación de recursos humanos”, “provecho para la comunidad académica” que aparecen en este extracto de los objetivos de RAICES reflejan un elemento fundamental de esta organización: la cooperación inter institucional para lograr objetivos que, en países como El Salvador, se vuelven muy difíciles de lograr para una sola institución.

Si a esto se agrega que RAICES es una de las Redes Nacionales de Investigación y Educación que, a su vez, forman la RedCLARA (Cooperación Latinoamericana de Redes Avanzadas), junto con las otras redes (una por país) de América Latina que se interconectan y se relacionan para desarrollar proyectos de investigación científica entre sí y con otras homólogas en el mundo, confirmamos que la palabra y la acción clave es la cooperación.

Juntando talentos se logran resultados

RAICES está conformada en la actualidad por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), Universidad Don Bosco (UDB), Universidad Tecnológica (UTEC), Universidad Católica de El Salvador (UNICAES), Universidad Francisco Gavidia (UFG) y Universidad Gerardo Barrios (UGB).

Los equipos de apoyo informático de estas universidades han realizado ya varias tareas en conjunto, realizando visitas y proyectos de apoyo mutuo en los campus de estas instituciones, lo que ha provocado efectos positivos en el trabajo de los docentes, investigadores y alumnos de todas estas instituciones, y este trabajo colaborativo no necesariamente ha sido publicitado o siquiera conocido por muchas personas, incluso dentro de las mismas organizaciones miembros.

Existen proyectos adicionales que se están desarrollando en conjunto entre estas universidades, bajo la organización de RAICES, y algunos otros en fase de planeación, que seguramente traerán beneficios a cada una de las instituciones miembros, pero sobre todo provocarán una mejor formación y un desarrollo del personal y los alumnos, de las herramientas y de la experiencia de los equipos de investigación en las universidades y, por tanto, en el país.

Hay mucho potencial en cada docente, profesional, investigador y colaborador de cada una de las universidades del país. Para desarrollarse, estos talentos deben ser expuestos a nuevas experiencias que, en muchas ocasiones, provienen del contacto y el trabajo colaborativo con colegas y homólogos de instituciones similares en el país y fuera de él.

La Red Avanzada de Investigación, Ciencia y Educación Salvadoreña ha sembrado las RAICES para ese propósito y sigue trabajando para que a partir de sus nutrientes se desarrolle el Árbol del Conocimiento en El Salvador.

 

SOS: Soporte para Open Source como emprendimiento

 

Una porción importante de las aplicaciones que se ejecutan en los miles de servidores, computadores personales y dispositivos móviles en el mundo provienen del concepto y del ecosistema del Código Abierto, o el “Open Source”, según su denominación original.

Lo que el concepto significa es que las líneas de comandos e instrucciones escritas en el lenguaje o entorno de programación usado para desarrollar una aplicación se encuentran a disposición pública; los programas fuente son conocidos. De ahí que el código del programa es totalmente accesible y puede ser revisado, analizado, copiado, modificado, adaptado y mejorado por personas diferentes y sin relación ni necesidad de permiso de los creadores originales.

Estrictamente hablando, no todo el software de código abierto debe ser también gratuito. Eso depende de sus autores, que pueden mantener abierto el código fuente, pero solicitar un pago por dicho acceso. No obstante, es muy frecuente que los programas de código abierto también mantengan una distribución libre de costo.

Cuando una persona, empresa u organización se enfrenta al problema común de seleccionar un producto de software para una necesidad específica, puede buscar si cuenta como opción una aplicación de código abierto, con la esperanza de que el costo de adquirirla e instalarla en forma legal sea mínimo, incluso cero.

De la instalación a la operación estable

Sin embargo, la adquisición e instalación de un programa para un servidor o computadora en una empresa es solamente una parte de las actividades que deben realizarse para operar con éxito un sistema computarizado.

Desde la comprobación de la compatibilidad con las plataformas que se tienen operando, pasando por las adecuaciones necesarias a las leyes y normas locales o las exigencias de la propia empresa, y llegando a la interoperabilidad con otras aplicaciones previamente existentes en la empresa, hay una gran cantidad de trabajo que debe ser realizado y que, lógicamente, no está incluido en el material que se descarga.

Cuando una empresa local de tecnologías de información ofrece una solución para cubrir la necesidad de la empresa (contabilidad, planillas, inteligencia de negocio, inventarios, ERP, CRM, etc.), acompaña a su oferta con una cantidad de horas de consultoría y soporte o un paquete predeterminado de apoyo para realizar todas las adecuaciones, configuraciones, aseguramiento de calidad, auditorías de seguridad y otros procesos de adaptación de la solución propuesta, cobrando por ello una cantidad de dinero adicional al precio de la licencia de uso del producto que se está vendiendo.

Este esquema le brinda a la empresa o institución cliente la tranquilidad de que el producto de software que adquiere tiene una garantía y un apoyo local que le asegura que su inversión está protegida porque hay una empresa local informática que cuenta con personal entrenado y calificado, manuales y documentos, apoyo en el extranjero si es necesario, y probablemente una cartera de clientes anteriores que pueden dar referencias del producto y/o la empresa proveedora.

Una oportunidad de negocio

Si se trata de un producto de código abierto que se puede descargar de la Red, probablemente sin ningún costo para instalarlo, lamentablemente no es usual encontrar una empresa que pueda brindar el soporte local para realizar los trabajos de adecuación y demás tareas necesarias que requieren un conocimiento previo acerca del producto específico.

Esta es claramente una oportunidad de negocio que no riñe con los principios del código abierto: una empresa salvadoreña podría estudiar las aplicaciones disponibles en Internet bajo licencias de código abierto, conocer las plataformas en que están desarrolladas, analizar y comprender las estructuras de datos y la lógica de los procesos y ofrecer al mercado local la posibilidad de brindar asesoría específica en las actividades anteriores y posteriores a la descarga e instalación del producto.

En ese escenario, la aplicación de código abierto debe seguir siendo de código abierto, y si su distribución era gratuita, debe mantenerse de esa forma, aunque la empresa local le incluya algunas mejoras u opciones adicionales. Lo que la empresa local puede cobrar para ser rentable y mantenerse en el mercado del software proviene de las horas que brinda como consultoría y soporte a sus clientes. Es decir, su riqueza se genera de una actividad propia de la Sociedad del Conocimiento: el estudio y la capacidad técnica de sus funcionarios.

Además de la especialización en una gama de productos y soluciones de código abierto, las empresas que se dediquen a esta línea de negocios pueden buscar y/o desarrollar la certificación de su personal y/o del personal de las empresas clientes en las aplicaciones de código abierto que distribuye y atiende, generando ingresos extra de esta forma y contribuyendo profesionalmente al desarrollo de este tipo de aplicaciones de software.

El gobierno y las entidades de apoyo al emprendedurismo en las áreas de tecnología tienen acá un nicho aun por explorar: Programas y políticas que descubran las necesidades del mercado en cuanto a aplicaciones informáticas, y que estimulen el surgimiento de pequeñas y medianas empresas que ofrezcan este apoyo técnico. Muchos jóvenes entusiastas del software de código abierto podrían conformar estas empresas en todo el país y generar progreso en sus localidades y desarrollo económico para ellos y su entorno.

 

Las otras TIC: Tecnologías de la Interrupción y las Condensaciones

Aunque no son conocidas por todo el mundo, las siglas TIC son bastante utilizadas para referirse a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, y abarcan todos los dispositivos, herramientas, productos, equipos, servicios, empresas, eventos y profesiones que tiene relación  con la administración, manipulación, procesamiento, almacenamiento y transmisión de la información contenida en texto, audio, imagen y video en forma digital, tan común en la actualidad.

Haciendo un juego de palabras y conceptos, a partir de la evolución que están mostrando las aplicaciones de estas tecnologías, podemos concebir un nuevo significado para las mismas siglas: Tecnologías de la Interrupción y las Condensaciones.

Las interrupciones

De acuerdo al bloguero canadiense Cory Doctorow, vivimos en un “ecosistema de tecnologías de la interrupción” cada vez que estamos en contacto con una computadora o un dispositivo móvil de comunicaciones.

La gran variedad de aplicaciones que podemos utilizar en nuestra computadora de escritorio o portátil, así como en las tabletas o en los celulares y móviles, pueden contribuir a que nuestro período de atención se vea drásticamente reducido: un mensaje de correo en nuestra bandeja, un SMS en el celular, una noticia proveniente de un enlace RSS en la tableta, un alerta sobre un nuevo “post” de nuestra bloguera favorita, los “twitts” de todas las personas que seguimos, la más reciente fotografía colocada en el Facebook por uno de nuestros amigos, una llamada por Skype o Messenger, un requerimiento o un simple saludo vía chat, y la cantidad de avisos y notificaciones propias de los sistemas que administramos en la oficina.

Y todo esto además de las llamadas telefónicas internas y externas, las visitas personales o de trabajo, los encuentros casuales en los pasillos, los ruidos externos, las conversaciones de los vecinos de cubículo, y todas las demás fuentes de distracción a que estamos expuestos minuto a minuto han aumentado en cantidad, calidad y sobre todo, en variedad, gracias a las nuevas tecnologías.

Las condensaciones

Para completar el acrónimo, lo ampliamos para incluir la posibilidad de condensar o concentrar el contenido que recibimos por los mismos medios que la tecnología nueva pone a nuestra disposición.

A partir de la “necesidad” de leer o recibir menos cantidad de contenido en los mensajes y las noticias que recibimos, los medios de comunicación y los autores hacen un esfuerzo cada vez más evidente para darnos las notas y los mensajes en una forma condensada.

Parece que la competencia se concentra en atraer unos cuantos segundos de nuestra atención, y que la medida del éxito viene dada en buena parte por la cantidad de minutos que logramos que un cibernauta se quede en nuestra página, recibiendo la información que queremos hacerle llegar, y esto debe ser de la manera más breve y atractiva posible.

Las posibilidades tecnológicas del hipertexto permiten que, por ejemplo, una publicación dedicada a servir noticias escriba los titulares en la primera “página” de su sitio web, y que a través de hipervínculos, permita que el lector, a voluntad, vaya a ampliar la información que se le puede ofrecer sobre una nota de su interés, y aun esta cobertura debe ser relativamente breve y concisa.

Reducción de nuestra atención y capacidad de concentración

El efecto neto de estas nuevas Tecnologías de la Interrupción y las Condensaciones es que nuestro cerebro está perdiendo cada vez más la disposición y las habilidades para enfocar nuestra atención y concentrarnos en algún tema sin dispersarnos.

También podemos percibir que estamos perdiendo la capacidad de profundizar en nuestras reflexiones, pues la vastedad de interrupciones y microperíodos de atención en una gran cantidad de datos, imágenes, textos de todo tamaño, hacen que vayamos de un tema a otro en nuestros pensamientos, sin la estabilidad necesaria para procesar y realmente hacer el ejercicio de abstracción mental que tanto beneficio y productividad ha traído a la humanidad a lo largo del tiempo.

Un remedio: identifiquemos las fuentes de distracción, intentemos no ser sujetos tan fáciles de las interrupciones a las que estamos expuestos, y busquemos realizar ejercicios de concentración y enfoque como cuando leemos libros largos, o pensamos y formulamos ideas sobre un tema particular por largo rato en forma continua.

Lo dejamos hasta aquí para lograr captar la atención del lector lo suficiente…

 

 

El fondo de la SOPA, la PIPA y el ACTA

 

Aunque ha sido diferido por el momento, la posibilidad de que los legisladores estadounidenses aprueben las propuestas de ley conocidas como SOPA (Stop Online Piracy Act – Ley para Detener la Piratería en Línea), presentada al Congreso; y la PIPA (Protect Intellectual Property Act – Ley para Proteger la Propiedad Intelectual), presentada al Senado, tiene inquietas a muchas personas, grupos de activistas, grandes depósitos de contenido y empresas vinculadas a los servicios de conectividad, alojamiento y gestión de sitios web.

Algo similar ocurre con el ACTA (Anti-Counterfeiting Trade Agreement – Acuerdo comercial anti-falsificación), aunque no se trata de una ley de un país particular, sino un Tratado multilateral que se busca sea aprobado entre varios países, tales como Estados Unidos, Japón y las naciones de la Unión Europea. Este Acuerdo ha sido firmado ya por varios países de Europa, pero aun está pendiente su ratificación por el Parlamento europeo, en junio de 2012.

El propósito que estos instrumentos legales tienen es común: reducir el incumplimiento de las leyes y convenios internacionales vigentes, y suscritos por la mayoría de países, que buscan proteger los derechos de autor y la propiedad intelectual, manifiestos en cientos de miles de obras artísticas, musicales, cinematográficas, científicas y literarias.

¿Por qué se protege el conocimiento y la creatividad?

Los tratados internacionales sobre propiedad intelectual y derechos de autor, así como las leyes nacionales que regulan estos temas existen en muchos países desde hace largos años. Los registros de patentes, marcas, logos, ideas, fórmulas, recetas, canciones, obras pictóricas, diseños y otro buen número de creaciones humanas tienen vigencia desde hace un buen número de años.

Los modelos de explotación económica y financiera de estas ideas e innovaciones llevaron a legislar sobre estos esquemas de protección de lo que dio en llamarse propiedad intelectual y derechos de autor. En principio, el objetivo es que la persona o grupo creativo, ingenioso o innovador pueda explotar sus ideas y creaciones, generando ingresos financieros a partir de su talento. La antítesis de este principio, si no existen estas regulaciones, y que con seguridad ha sucedido demasiadas veces en la historia, es que otra persona o grupo que no tuvo que ver con la generación original de la innovación, sea quien se queda con la mayor parte de la riqueza generada.

Resulta que, como sabemos, estas personas y empresas que son beneficiados por la explotación comercial de las ideas de los innovadores y creativos se pueden clasificar en dos grupos: los que lo hacen en forma legal y avalados por el propio innovador talentoso (promotores, agentes, editores, distribuidores, etc.) y los que lo hacen sin contar con estos permisos.

Dependiendo de muchos factores, la capa de los intermediarios, legales o no, puede representar un nicho con cuantiosas ganancias financieras, lo que siempre deriva en la búsqueda de la protección del status quo por parte de los que están obteniendo los mayores beneficios.

Si ya hay leyes vigentes, ¿para qué se necesitan nuevas?

En todo caso, los tratados y leyes de protección a la propiedad intelectual están en vigencia desde hace mucho tiempo, y bajo su amparo se han llevado a cabo infinidad de decomisos, arrestos y multas en todo el mundo.

Las empresas gigantes del entretenimiento, películas, audio, medicamentos y productos de software, entre otros, han experimentado un decremento importante en sus ingresos y utilidades en los años recientes. Al realizar un análisis de las causas de ese descenso, no es difícil identificar entre las mismas al fenómeno de la digitalización de la información en todas sus formas y la creciente facilidad para transportar, publicar, almacenar, convertir y difundir estas piezas digitalizadas.

Las tecnologías que digitalizan texto, vídeo, audio, imágenes y la información, así como Internet mismo, han hecho posible que muchísimas personas puedan participar de esta corriente que comparte, utiliza, copia, almacena y envía material que, probablemente, cuenta con alguna protección legal en algún país para prevenir su difusión libre.

Bajo esa óptica, los usuarios “ilegales” de las obras producidas y protegidas han crecido como lo han hecho las conexiones y accesos a Internet: por millones. En esa lógica, los legisladores que proponen la SOPA; la PIPA y el ACTA involucran a Internet, sus proveedores de conectividad (ISP), los grandes depósitos de contenido, los registros de nombres de dominio y hasta el usuario casero como potenciales agentes violadores de las leyes de protección de derechos de autor, y ordenan y facultan a las autoridades competentes para que arremetan contra estos actores.

Una nueva forma de administrar la propiedad intelectual

Ante una situación compleja como ésta, y partiendo de que el remedio no puede ser más nocivo que el mal que intenta sanar, los instrumentos propuestos mencionados han encontrado, con mucha razón, una férrea, nutrida, unificada y cerrada oposición por parte de muchos de los millones de usuarios actuales de Internet.

La oposición, en la mayoría de casos, no se basa en un desacuerdo sobre la protección de la creatividad, los derechos de autor o la propiedad intelectual. En todo caso, eso es materia de otro debate aparte. Las objeciones, que son reales, valederas y aceptables, se apoyan en los posibles daños que la aplicación de estas leyes hará sobre la estructura, armonía y funcionamiento del ecosistema que es Internet, con la seria posibilidad de que ni siquiera subsane los problemas que busca corregir.

Desde hace años, iniciativas como Creative Commons y CopyLeft vienen planteando nuevas formas de administrar la protección y registro de las ideas y creaciones intelectuales y artísticas. Es una perspectiva diferente, que la misma Internet nos ha ayudado a conocer y diseminar, y que puede ser, junto con otras ideas y propuestas novedosas para tratar estas situaciones, la simiente de normas de convivencia en Internet y el mundo digital que sean más aceptables para todos.

 

Los tipos de tecnologías

Vivimos en constante relación con la tecnología. Desde que el día inicia hasta el final del mismo; ya sea en las horas que dedicamos a trabajar, produciendo bienes tangibles o intangibles, brindando servicios, o comunicándonos con otros colegas, clientes o proveedores, así como cuando nos relajamos y buscamos un entretenimiento.

Cada disciplina y área del conocimiento y la actividad humana tiene sus propias tecnologías, sus herramientas, sus necesidades, su historia y sus creativos promotores de tales manifestaciones del ingenio humano. No siempre estamos conscientes y agradecidos por el trabajo y esfuerzo que han hecho y hacen miles de personas antes y ahora para que todos tengamos una vida más cómoda, más productiva y más larga.

Existen cientos de miles de tecnologías, registradas o no, materializadas en máquinas, procesos, herramientas e instrumentos que han sido concebidos y desarrollados por individuos o equipos de trabajo que han logrado obtener los recursos humanos, materiales y económicos para culminar su proyecto.

A su vez, cada uno de los desarrollos tecnológicos actuales se apoya en descubrimientos, avances y labores realizados por nuestros antecesores, muchos de ellos desconocidos, sin cuyo aporte no sería posible concretar en un corto tiempo nuevas creaciones. En paralelo a los desarrollos científicos y tecnológicos de la humanidad también evolucionó la existencia de un sistema económico, lo que creó la posibilidad, a criterio del inventor o su agente, de cobrar tarifas por poner a disposición las ideas registradas, las patentes y los derechos de autor.

Ampliación de las características y dominio de las cosas

Las tecnologías pueden clasificarse de acuerdo a varios criterios, y las reflexiones sobre el rol de las mismas en el comportamiento y evolución de la humanidad ocurren con alguna regularidad. Por ejemplo, uno de los primeros investigadores del tema fue Marshall McLuhan, el mismo de la conocida frase “el medio es el mensaje”, quien planteó las siguientes cuatro preguntas a contestar sobre cada tecnología particular:

  • ¿Qué genera, crea o posibilita?
  • ¿Qué preserva o aumenta?
  • ¿Qué recupera o revaloriza?
  • ¿Qué reemplaza o deja obsoleto?

En una de esas clasificaciones, presentada por Nicholas Carr en su libro “Superficiales” (“The Shallows: What the Internet is doing to our brains”), se agrupan las tecnologías en cuatro tipos:

1. Las tecnologías que aumentan nuestra fuerza y resistencia físicas, nuestra destreza y nuestra capacidad de recuperación.

Ejemplos de este grupo son los vehículos, el martillo, el tanque de oxígeno, el arado, la aguja de zurcir y el avión de combate.

2. Un segundo tipo de tecnologías son las que extienden el alcance o la sensibilidad de nuestros sentidos.

Entre este grupo se pueden mencionar los anteojos, el teléfono, el microscopio, el amplificador y el contador Geiger.

3. El tercer grupo de tecnologías nos permite remodelar la naturaleza para servir mejor a nuestras necesidades o deseos.

Algunos de los ejemplos en este grupo son los procesos de tratamiento de materiales, todo lo relacionado con la cocina y el tratamiento de alimentos, el embalse hidráulico, las píldoras anticonceptivas y la semilla de maíz genéticamente modificada.

4. El cuarto tipo reúne a las tecnologías que sirven para ampliar o apoyar nuestra capacidad mental, encontrar y clasificar la información, formular y articular ideas, compartir métodos y conocimientos, tomar medidas y realizar cálculos, ampliar la capacidad y duración de nuestra memoria. Son llamadas las “tecnologías intelectuales”, de acuerdo a Jack Goody, y modifican la forma en que se preserva y transmite el conocimiento y la información.

En esta cuarta clase se pueden mencionar grandes avances como la máquina de escribir, el ábaco, la regla de cálculo, el sextante, el globo terráqueo, el libro, el periódico, el mapa, el reloj, la escuela, la biblioteca, la computadora e Internet.

Lo importante es nuestro aprovechamiento

Como toda clasificación, ésta es pertinente como un ejercicio de análisis y de reflexión. Lo que es común a todas ellas es que moldean nuestra forma de vida, nuestra cultura, nuestras tradiciones y aun nuestros cerebros.

Con el solo hecho de conocer acerca del funcionamiento o los principios detrás de una tecnología, somos capaces, si nos lo proponemos, de concebir ideas productivas y provechosas a partir de esos conocimientos. Con perseverancia, podemos incluso llegar a crear nuevas tecnologías, que serán clasificadas en alguna de esas cuatro categorías, pero lo más importante es que pueden llegar a transformar la vida de los que las utilicen.