Archivo por meses: agosto 2010

La mujer invisible

Afectísimos saludos hermanos

Una tarde de estas, contemplaba el grado de detalles que tiene la catedral de Santa Ana. Al paso, también veía una construcción nueva, la cual no tenía detalle alguno. En ese momento pensé que de la misma manera muchos de nosotros actuamos en nuestra vida y realizamos acciones que hacen de nuestra existencia menos o más interesante. Otra cuestión que me traía a reflexión es el objetivo por el cual hacemos o no ciertas actividades en nuestro día a día.

Te recomiendo que sigas este link que te doy y descubras algo interesante:

Seis Letras

Es increíble como seis letras puedan guardar tanto significado. Cuenta una historia de un joven llamado Marcos que cegado por lo que su corazón quería, no vio lo que Dios le estaba dando. Muchas veces, nosotros somos esos y esas Marcos que queremos todo apresuradamente, olvidando el plan de Dios. La historia que he mencionado dice así:
Marcos estaba a punto de graduarse de preparatoria, hacía muchos meses que admiraba un hermoso auto deportivo en una agencia de autos, sabiendo que su padre podría comprárselo le dijo que ese auto era todo lo que quería. Conforme se acercaba el día de Graduación, el joven esperaba por ver alguna señal de que su padre hubiese comprado el auto. Finalmente, en la mañana del día de Graduación, su padre le llamó. Le dijo lo orgulloso que se sentía de tener un hijo tan bueno y lo mucho que lo amaba. El padre tenía en sus manos una hermosa caja de regalo.

Curioso y de algún modo decepcionado, el joven abrió la caja y lo que encontró fue una hermosa Biblia de cubiertas de piel y con su nombre escrito con letras de oro. Enojado le grito a su padre diciendo: “con todo el dinero que tienes, y lo único que me das es esta Biblia” y salió de la casa.

Pasaron muchos años y el joven se convirtió en un exitoso hombre de negocios. Tenía una hermosa casa y una bonita familia, pero cuando supo que su padre que ya era anciano estaba muy enfermo, pensó en visitarlo. No lo había vuelto a ver desde el día de su Graduación. Antes que pudiera partir para verlo, recibió un telegrama donde decía que su padre había muerto, y le había heredado todas sus posesiones, por lo cual necesitaba urgentemente ir a la casa de su padre para arreglar todos los trámites de inmediato.

Cuando llego a la casa de su padre, una tristeza y arrepentimiento llenó su corazón. Empezó a ver todos los documentos importantes que su padre tenía y encontró la Biblia que en aquella ocasión su padre le había dado. Con lágrimas, la abrió y empezó a hojear sus páginas. Su padre cuidadosamente había subrayado un verso en Mateo, “Y si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas obsequios a vuestros hijos, cuanto más nuestro Padre Celestial dará a sus hijos aquello que le pidan”.

Mientras leía esas palabras, unas llaves de auto cayeron de la Biblia. Tenían una tarjeta de la agencia de autos donde había visto ese auto deportivo que había deseado tanto. En la tarjeta estaba la fecha del día de su graduación y las palabras: TOTALMENTE PAGADO.

¿Cuántas veces hemos rechazado y perdido las Bendiciones de Dios porque no vienen envueltas en paquetes hermosos, como nosotros esperamos y por no abrir su palabra, la Biblia?

¿BENDICIÓN O DESGRACIA?

Saludos hermanos. Muchas veces, en nuestra vida ocurren una serie de acontecimientos que según su resultado, les catalogamos como bendiciones o castigos de Dios.

Cuenta una historia que había una vez un campesino, pobre pero sabio, que trabajaba la tierra duramente con su hijo. Un día el hijo le dijo: ¡Padre, que desgracia! Se nos ha ido el caballo. ¿Por qué le llamas desgracia? respondió el padre, veremos lo que trae el tiempo…

A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo. ¡Padre, que suerte! exclamó esta vez el muchacho. Nuestro caballo ha traído otro caballo. -¿Por qué le llamas suerte? – repuso el padre – Veamos que nos trae el tiempo…

En unos cuantos días más, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y este, no acostumbrado al jinete, se encabritó y lo arrojó al suelo. El muchacho se quebró una pierna. -¡Padre, que desgracia! – exclamó ahora el muchacho -. ¡Me he quebrado la pierna! Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció: -¿Por qué le llamas desgracia? ¡Veamos lo que trae el tiempo!

El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que gimoteaba en su cama.
Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del rey, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo. El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno.

Lo mejor es esperar, pero sobre todo confiar en DIOS, porque todo sucede con un propósito positivo para nuestras vidas de acuerdo a su plan infinito….. Gloria a Dios

Transfiguremos nuestros corazones

Una de las celebraciones más importantes en nuestro país son las fiestas dedicadas al Divino Salvador del Mundo. En ellas se celebra, como acto conmemorativo, aquella palabra del evangelio de San Marcos 9, 2 – 3 en donde contemplamos la transfiguración del Señor Jesús y la dicha de los discípulos al ver la gloria de nuestro Salvador. Hoy es momento que tomemos como cristianos la responsabilidad de entregarnos por completo a la voluntad de Dios y de esta manera podremos contemplar su gloria.

A veces los pesares de la vida nos van alejando del amor de Dios, los problemas de nuestra vida van estrechando nuestros lazos de amor y de dependencia al Creador. No podemos ser felices aunque buscamos la manera de serlo bajo nuestros propios medios, olvidándonos por completo de la existencia de Dios en nuestras vidas.

En el portal de internet Catholic.net, leía que “La Transfiguración del Señor nos habla de la plenitud, nos habla de que no existen carencias, de que no existen limitaciones, de que no existen ausencias. Cuántas veces las ausencias de los seres queridos son tremendos motivos de tristeza y de pena. Ausencias físicas unas veces, ausencias espirituales otras; ausencias producidas por una distancia que hay en kilómetros medibles, o ausencias producidas por una distancia afectiva”.

Aunque nos parezca muy difícil permanecer en un ambiente de paz y de armonía cuando estamos rodeados de tanta criminalidad e injusticia, debemos de buscar la manera de convertirnos a la voluntad de Dios. Como cristianos y como seres humanos estamos llamados a contemplar la presencia de Dios en nuestras vidas. Así como Pedro, Santiago y Juan tuvieron la oportunidad en aquel monte de ver la gloria de Jesús, nosotros también podemos dejar nuestras penas, llanto, dolor y sufrimiento y decirle a Jesús con aquellas mismas palabras “Que bueno es estar aquí contigo”. Cristo es la única felicidad de nuestras vidas.

No veamos la transfiguración de Jesús solo como un milagro más, sino como un llamado que Jesús nos hace de cambiar nuestra manera de pensar y de vivir con los demás. Un llamado a reconciliarnos con Dios y de dejar atrás una vida llena de pecados y de dolor.

Es momento de dejar de creer que seremos felices por nuestra propia cuenta. Es momento de entregar nuestra vida y nuestra felicidad a Jesús. Hoy es tiempo para que nuestros corazones tomen una actitud amor y fidelidad a la palabra de Dios. Un tiempo para dejar a un lado nuestras penas y transfigurar nuestros corazones ante la presencia del Padre para poder gozar de su gloria.
Para poder ser felices, debemos entregarnos con un corazón puro y nuevo ante el Creador. Debemos saber entregarnos por completo al servicio de Dios y reconocer que sólo con Él podremos ser felices. Atendamos al llamado del Padre “Este es mi hijo amado; escuchadle”.