Actualmente, vivimos en una sociedad que cada día revasa el límite de la jornada anterior. Sin embargo, esos límites no son para bien, sino todo lo contrario. La semana pasada el país practicamente fue paralizado por un grupo que ustedes perfectamente conocen.
No quiero detenerme en analizar la situación ni en culpar a terceros, pues ya se ha hecho hasta el cansancio en todos los medios de comunicación.
Solamente quiero hacer reflexión en tres palabras que en estos días se vuelven moda: Dios, Unión y Libertad. Parece que los ideales de nuestros próceres fueron los mejores, pero nosotros con el paso del tiempo les hemos olvidado y vuelto solo un lema que identifica nuestras fiestas patrias.
Pero sin decir mucho, si hacemos parte de nuestra vida a Dios, tendremos unidad y por consiguiente nos dará la libertad que nuestro corazón y nuestros hermanos y hermanas necesitan cada vez que toman el autobus, acuden al cajero o quieren simplemente dar un paseo por el parque.
Si estamos alejados de Dios, definitivamente no obtendremos nada bueno y creo que los efectos están a la vista…
Y la solución es tan sencilla y evidente que pensamos que no lo es.