Archivo por meses: febrero 2011

Consejos para la vida en sociedad

Nuevamente, encontramos en la Palabra de Dios un manual para vivir. Lo comparto contigo como una novedad porque estoy seguro que alguno se preguntará el lugar de donde lo obtuve. Con esto, quiero comprobarte que el manual de vida existe desde hace muchísimos años y que hoy lo podemos obtener por unos $10 o $15.  Espero, descubras de qué estoy hablando.

No hagas el mal, y el mal no se apoderará de ti;

Apártate de la injusticia, y ella se apartará de ti.

No siembres, hijo mío, en los surcos de la injusticia, no sea que coseches siete veces más.

No pidas al Señor un puesto importante ni al rey un sitial de honor.

No quieras pasar por justo delante del Señor ni te hagas el sabio delante del rey.

No aspires al cargo de juez, no sea que no puedas extirpar las injusticias o te dejes intimidar por un poderoso, y así pongas en peligro tu rectitud.

No ofendas a la asamblea de la ciudad ni te degrades delante de la multitud.

No incurras dos veces en pecado, porque ni uno solo quedará impune.

No digas: «El Señor apreciará la multitud de mis dones; cuando los presente al Dios Altísimo, él los aceptará».

No dejes de orar confiadamente ni te olvides de dar limosna.

No te burles del hombre que está amargado, porque hay Alguien que humilla y también exalta.

No urdas mentiras contra tu hermano ni lo hagas tampoco contra un amigo.

No digas nunca una mentira, porque esa costumbre no conduce a nada bueno.

No hables demasiado en la asamblea de los ancianos ni repitas las palabras en tu oración.

No detestes los trabajos penosos ni el trabajo del campo, creado por el Altísimo.

No te agregues a la multitud de los pecadores: recuerda que la ira del Señor no tardará.

Sé profundamente humilde, porque fuego y gusanos son el castigo del impío.

No cambies a un amigo por dinero ni a un verdadero hermano por el oro de Ofir.

No te apartes de una mujer sabia y buena, porque su encanto vale más que el oro.

No maltrates al servidor que trabaja fielmente ni al jornalero que se da por entero

El verdadero amor

En este mes que muchos llaman el mes del amor es bueno reflexionar sobre el verdadero sentido de esta palabra. Según la Real Academia de la Lengua es un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. Partiendo de este concepto podemos decir que toda persona necesita del amor.

Ahora bien, es necesario ver más allá de un sentimiento puramente superficial que sólo sea percibido o mostrado en este mes. El verdadero y puro amor es el que proviene de Dios, que es el amor mismo, a tal extremo que nos mandó a su hijo único. Tal como lo menciona el evangelista San Juan, en su primera carta “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en expiación por nuestros pecados”.
Por lo tanto, debemos tener claro que el amor no consiste en que en una fecha específica se debe entregar chocolates, arreglos, cartas, peluches y un sinfín de cosas, que no son más que una contribución que se hace al consumismo. Esto no quiere decir que estas expresiones de cariño sean malas, por el contrario cuando alguien recibe un presente le causa alegría, pero lo importante es ver más allá de estas cosas superficiales, centrándose en el verdadero amor, en Dios.
¿Por qué celebrar el día o mes del amor sólo una vez al año?, si Dios mismo nos muestra su amor cada día a cada momento. Muchas veces las personas dicen que no creen o sienten que Dios les ama. Sin embargo, cuando sentimos una suave brisa en el rostro, es Dios quien con su tierno amor nos acaricia. Cuando sentimos la calidez de los rayos del sol, es Dios quien nos abraza. Cuando vemos un amanecer o atardecer es como si viéramos el rostro de Dios mismo. Así que ¿cómo es posible que digan que no sienten el amor de Dios?

En lugar de entregar o recibir el mejor arreglo o presente, el más caro y lujoso, busquemos el mejor regalo de amor que como hijos de Dios podemos tener, la Eucaristía. No hay mejor cosa que recibir al amor de los amores, para poder amar verdaderamente, pues no podemos dar lo que no tenemos.

Mujeres peligrosas

Muchas veces me solicitan sugerencias sobre las relaciones de pareja o cómo saber elegir la novia o el novio ideal. Para todos aquellos que tienen esta misma duda o si tú eres casado o comprometido, transcribo estas recomendaciones, provenientes del mejor consejero de todos los tiempos, Dios.
• No seas celoso de la mujer que amas, para no incitarla a comportarse mal contigo.
• Note entregues ciegamente a una mujer, hasta el punto que llegue a dominarte.
• No te acerques a una prostituta, no sea que caigas en sus redes.
• No te entretengas con una cantante, para no ser atrapado por sus artimañas.
• No mires demasiado a una joven, para no incurrir en su misma condena.
• No te entregues a las prostitutas, para no arruinar tu patrimonio.
• No vayas mirando por las calles de la ciudad ni rondes por sus lugares solitarios.
• Aparta tu vista de la mujer hermosa y no fijes los ojos en la belleza ajena: muchos se extraviaron por la belleza de una mujer, y por su causa el deseo arde como fuego.
• Nunca te sientes junto a una mujer casada ni bebas vino con ella en los banquetes, no sea que tu corazón se incline hacia ella y por tu pasión te precipites en la ruina.
• No abandones a un viejo amigo, porque uno nuevo no vale tanto como él. Amigo nuevo es como vino nuevo: que se ponga añejo, y lo beberás con placer.
• No envidies la gloria del pecador, porque no sabes cuál será su suerte.
• No te deleites en lo que deleita a los impíos: recuerda que bajarán al Abismo sin ser justificados.
• Aléjate del que tiene poder para matar y no experimentarás el temor a la muerte. Si te acercas a él, no cometas ninguna falta, no sea que te quite la vida: ten en cuenta que avanzas entre lazos y que caminas por las almenas de la ciudad.
• Dentro de lo posible, recurre a tus vecinos y busca el consejo de los sabios.
• Frecuenta el trato de las personas inteligentes y conversa siempre sobre la Ley del Altísimo.
• Que los hombres justos sean tus comensales y que tu orgullo esté en el temor del Señor.
• Por la mano del artista, la obra es digna de elogio, y el jefe del pueblo se muestra sabio por sus palabras.
• El charlatán es el terror de su ciudad y el desmedido al hablar se hace odioso.