Es evidente que en todas las sociedades siempre han existido dificultades que surgen por distintos factores. Pero, también es importante que cada cristiano se pregunte, qué tanto estoy haciendo por ser parte de la solución.
El mismo Jesús fue un ejemplo de empeño y empuje. Él llevo su palabra a muchos lugares, sin importar distancias, medios de transporte o situaciones climáticas. Y si Dios envió a su hijo para mostrarnos un modelo de vida, por qué aveces nos convertimos en cristianos burocráticos incapaces de abrir la puerta de nuestra casa y salir a hacer lo que Jesús nos enseñó.
Con la anterior reflexión revoloteando en el aire, La Iglesia Católica en El Salvador ha decidido iniciar la denominada Ruta de La Vida. Esta iniciativa es un recorrido kerigmatico y de adoración, donde se lleva durante seis días la palabra de salvación en algunos municipios de la zona occidental del país. Muchísima gente trabajando con un solo objetivo, hacer presente la Palabra Divina en nuestra sociedad y a lo que se le ha llamado Ruta de la Vida.
Todo esto, con el pensamiento que si Jesús estuviera aquí ahora, probablemente, estaría conduciendo un camión o pagando la tarifa de un autobús con el solo propósito de llegar a donde se le necesite. Hermanos, ¿por qué no vamos con Él? ¿Por qué no le ayudamos? ¿Por qué no salimos de nuestras casas y buscamos a ese hermano que tanto nos está necesitando en este preciso momento?
Si no sembramos nosotros, tampoco cosecharemos nosotros. Y los frutos de la sociedad serán solamente maleza que creció entre espinas y desechos.