Archivo por meses: julio 2011

Panes y peces

Compartamos el evangelio para este domingo, tomado de  San Mateo 14,13-21.
Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie.
Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.
Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: “Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos”.
Pero Jesús les dijo: “No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos”.
Ellos respondieron: “Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados”.
“Tráiganmelos aquí”, les dijo.
Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas.
Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

Palabra de El Señor, gloria y honor a Tí Señor Jesús.

Quiero centrarme en tres aspectos importantes de este Evangelio: La compasión, la aportación humana y el hecho de que Jesús mira nuestras las necesidades materiales.

En la compasión humana es importante recalcar que la multitud lo buscó y Él viendo la necesidad y el ansia de la gente les prestó atención. Ahora, te pregunto, ¿crees que Jesús no hará caso a tus súplicas en tus momentos de desesperación?

Ahora bien, es importante también darse cuenta que más allá del milagro de la multiplicación de los alimentos, la gente puso de su parte para que el evento se propiciara. Dios nos pide ahora que pongamos nuestros planes y nuestros peces para que obre en nuestras vidas. De la nada no pueden existir las cosas, para hacer un pastel necesitamos los ingredientes, un carro está formado por muchas piezas las cuales debieron ser prefabricas anteriormente. En fin, lo que recalco es el hecho de que no podemos pedir a Dios sin poner de nuestra parte.

Finalmente, Jesús no solo vela por nuestro estado espiritual, también cuida nuestro cuerpo, nuestro bienestar material. Cuando los discípulos le aconsejaron que la gente se marchara para que buscara alimento Jesús dijo: No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos. Así que pensar que lo material es pecado es erróneo.

Finalizo recordando que como en todo, es preciso dar para recibir. Debemos poner nuestro panes y peces para recibir el milgro.

Padre Martín.

De mal en peor

Existen días en los que parece que nos hemos levantado con los dos pies más que izquierdos. Todo va como no debería de caminar y cada nuevo intento que hacemos por mejorar las cosas parece que las empeora. Conforme transcurren las horas de la mañana, aflora en nuestros labios la frase: Esto va de mal en peor.
No sé si estés pasando por uno de esos días o ciclos de los que parece que una eterna espiral nos hunde y no nos deja salir. Pero con todo y lo terrible que el día esté: Las cosas van a mejorar o todo tiene una razón. Sí. Por increíble o cruel que parezca, esa es la realidad.
Dios nos prueba o nos presenta problemas para que seamos más fuertes, para que nuestro carácter sea mejor y porque posiblemente a futuro enfrentaremos situaciones más difíciles de las que ahora vivimos.
No tengas miedo de lo que estas pasando pues recuerda que nuestro Padre nos ha dicho: Estoy aquí. Y si ha dado esa promesa es porque así es y así será, aunque nosotros no podamos sentirlo ni mirarlo. Cuando nuestras actividades van de mal en peor, Cristo está ahí para mejorarlas, optimizar los resultados y darnos una vida mejor.