Archivo por meses: julio 2013

Jesús quédate en mi corazón

Cuando Jesús llega a Nazaret, va a la sinagoga y le dieron a leer el volumen del profeta Isaías, después, enrollándolo lo devuelve, se sentó y todos los ojos; estaban puestos en Él comenzó a decirles: Estas Escrituras que acabáis de oír se han cumplido hoy, todos daban testimonio de Él, estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca, y que ellos sabían todos los milagros que había hecho en Cafarnaún, y esperaban que también los hiciera allí, en su patria.
Hay muchas personas que ven todos los favores que otros reciben y los envidian y dicen: ¿Por qué a mí Dios no me escucha? tanto que le pido y no me oye. Pero estas personas que reciben la bendición de Dios; se han ganado el favor, con su manera de vivir, con sus obras de caridad, con su amor a los demás. Dios no se deja ganar en generosidad. Pero posiblemente, nosotros no hemos hecho presente la misericordia en la vida diaria.
Jesús dice: “Ustedes me dirán médico, cúrate a ti mismo, y en verdad les digo: “Que ningún profeta es bien recibido en su tierra”. Luego agrega: “Que en Israel habían muchas viudas, cuando dejó de llover hubo una gran hambre, y ninguna de ellas fue enviada a Elías, sino a otro lugar que había, una mujer viuda en Sidón. Les pone el ejemplo de los leprosos de Israel en tiempos del profeta Eliseo y ninguno fue curado, sino otro llamado Naamán, el sirio“. Con esto Jesús, les dio a entender; que si no les daba lo que ellos pedían era por su falta de fe. Porque ellos no creyeron en sus obras, ni en sus palabras. Ellos comprendieron que los ejemplos que les había dicho era, por ellos; y se llenaron de ira, y querían matarlo.
Pidamos a Dios con humildad que nos conceda, fuerza y entendimiento para que comprendamos que quiere de nosotros, que cumplamos su santa voluntad, es decir, que amemos a nuestros hermanos como Él, nos ama. Que el Padre, nos bendiga siempre, y nuestra madre María Santísima, nos acompañe.

El Padre y yo somos uno

Los pastores del pueblo judío pensaban lograr la unidad, favoreciendo el orgullo nacional y el rencor contra los extranjeros. Los hombres suelen agruparse en torno a grandes figuras, sean líderes o santos. Pero la presencia del pastor se hace más necesaria. Cuando un pueblo no tiene fronteras, armas, idioma ni leyes que lo defiendan contra los ataques del exterior. Jesús actúa muy diferente, queriendo reunir a su pueblo por la sola atracción de sí mismo; es suyo todo aquel que da crédito a su palabra y reconoce su voz.

La fe en Cristo es la que nos une mejor que la solidaridad entre los seres humanos. El pueblo de Cristo no es una masa. Esta compuesto de personas que valen cada una por sí mismas y que han empezado con Él una aventura hecha de confianza y de amor mutuo. Dice Jesús en su palabra: “YO LAS CONOZCO Y ELLAS OIRÁN MI VOZ “. Al hablar de Pastor, la Biblia designaba a veces a Dios mismo como único Rey de Israel. A veces pensaba en el Rey Mesías enviado por Dios. Ahora Jesús nos habla de un solo Pastor, pues siendo otro distinto al Padre es uno solo con Él.

¡Qué importante es estar atento! Para escuchar y reconocer la voz del Pastor, para no ir siguiendo a los falsos pastores. Que diferente de Cristo no nos dan vida eterna. Por eso es necesario no desviarnos y no quitar nuestra mirada de Él. No perdernos de su camino para no perecer sin esperanza. Jesús dice: “EL PADRE Y YO SOMOS UNO”, una unión tan perfecta en que el Señor nos revela en su Palabra, pero que al mismo tiempo mantiene cada uno su propia identidad.

Pidamos a Dios que siempre nosotros estemos unidos a Él, que seamos obedientes a su voz y que estemos muy atentos a sus llamados.

Que María nuestra Madre nos ayude acompañándonos nuestro caminar al encuentro de su Hijo. Amén

El amor cristiano

Jesús sigue dejándoles recomendaciones a sus discípulos y los trata con mucho cariño. Les dice: “HIJITOS, TODAVÍA ESTARÉ UN POCO CON USTEDES”. Les ha dado ejemplo de amor para que lo imiten. Jesús habla con autoridad y les dice: “LES DOY UN MANDAMIENTO NUEVO. QUE SE AMEN LOS UNOS A LOS OTROS, COMO YO LOS HE AMADO”. La diferencia que hace Jesús es el cómo nos ama Él. Al estilo de Él es como un mandato, una orden que nosotros tenemos que cumplir, es decir, un mandamiento propio de los tiempos nuevos que empiezan. La Sagrada Biblia, hablaba de fidelidad interior a Dios y de amor al prójimo. Este mensaje; sin embargo, quedaba oculto por la maraña de los formulismos. Además son muchas las maneras de amar. El fanatismo religioso puede encubrirse tras el amor a Dios. Aquí en cambio el amor es la única ley y para saber cómo se aplica, debemos siempre referirnos a los ejemplos que Jesús nos dio en su vida.
Nuestro amor se va identificando con el mismo amor eterno de Dios, que al fin deberá actuar solo por medio de nosotros. El amor autentico viene de Dios y hará que todos volvamos a la unidad en Dios. El amor, según Dios es el que libera al prójimo y lo inicia a desarrollar plenamente los dones que el Señor le entregó. El amor se inspira en el de Cristo, respeta el misterio del otro y lo ayuda a ser lo que Dios quiso que fuera pasando por muerte y resurrección. Para amar al prójimo tenemos que morir a muchas cosas que nos impiden amar de corazón. Tenemos que olvidarnos de nosotros mismos, olvidar las ofensas que recibimos y que nos dañan mucho. Que se nos hace difícil de perdonar cuando lo hacemos con nuestras capacidades, pero si amamos unidos a Cristo todo es posible. Ese es el amor del cristiano. Realmente pidamos a Dios con fe, que nos bendiga regalándonos su gracia para amar como Él y con nuestra madre María Santísima que nos acompaña siempre.
Amén.

No solo de pan vive el hombre

Después del Bautismo, Jesússe pone en oración. Se abrió el cielo y bajo El Espíritu Santo, en forma corporal de paloma y vino una voz del cielo: “TU ERES MI HIJO, YO TE HE ENGENDRADO”.

Jesús, lleno del Espíritu Santo es conducido por el mismo Espíritu. Es tentado por el demonio. El Señor no había comido nada durante cuarenta días. Pero estaba lleno del Espíritu, el demonio lo sabía y esperó que sintiera hambre. Como todo ser humano. Entonces el diablo le dice: “Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”. Es impresionante que Jesús, no le dá gusto demostrándole. Que es él, EL Hijo de Dios, ya que el demonio tenía duda si era el Enviado, o no. Jesús, no le dice: No es necesario el pan. Claro si lo es, como alimento al cuerpo. Pero es más el alimento para el alma y no puede vencer la materia al espíritu.

Luego, le presenta todos los reinos de la tierra, se los ofrece a cambio de que lo adore. ¡Si me adoras, todo será tuyo! El mundo desde el punto del demonio, nos ofrece muchas maravillas: dinero, posesiones, poder, lujos y muchas cosas que creemos que nos dan felicidad. Pero a cambio ¿De qué? De que no nos importe hacerles daño a los demás; engañar, robar, ser adultero, blasfemar y tantas cosas, que el demonio le agrada que hagamos. Que actuemos de esa manera lo estamos adorando. ¡No hermanos! Digámosle como Jesús, le dijo: ¡está escrito adorarás al Señor tú Dios y solo a Él darás culto. Después lo llevó a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, arrójate desde aquí. Porque está escrito: Los ángeles del Señor tienen órdenes de cuidarte y de sostenerte en sus manos, para que tus pies no tropiecen con las piedras”. Jesús responde: También está escrito, ¡No tentarás al Señor tu Dios!
A nosotros, también el diablo nos persigue por medio de otras personas. Que no nos quieren ver bien, sienten envidia. Porque nos ven, luchando en el camino de Dios. Nos hablan con sarcasmo y dicen: este si ya es un santo. Como solo anda en las cosas de Dios y puede hacer muchas cosas, porque no le oras a Dios para que yo me saque la lotería. O también dicen: Tú puedes meterte en lugares peligrosos. Que no te pasa nada malo; como siempre le pides a Dios que te cuide. No hagamos caso de esas cosas, pues es el mismo demonio, que anima a esa gente probarnos.

Sigamos unidos a Cristo invocando al Espíritu Santo, que nos proteja siempre. Amen.