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Los últimos y los primeros

Que la paz de Cristo reine en tu corazón. Quiero que en esta ocasión reflexionemos en torno a la lectura del Santo Evangelio, de este domingo 25 de agosto; tomada del Evangelio según San Lucas 13,22-30. Leamos:

Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén.
Una persona le preguntó: “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?”. El respondió:
“Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán.
En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: ‘Señor, ábrenos’. Y él les responderá: ‘No sé de dónde son ustedes’.
Entonces comenzarán a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas’.
Pero él les dirá: ‘No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!’.
Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera.
Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.
Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos”.

Palabra del Señor, gloria y honor a Ti Señor Jesús.

Dios nos envía un mensaje claro y hasta cierto punto cruel para muchos de nosotros. Es una verdad inminente la que narra al final y sobre la que deseo detenerme. Hay algunos que son los últimos y serán primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos, nos dice claramente el Evangelio de San Lucas. Digo un mensaje cruel, puesto que en ciertas situaciones de nuestra vida siempre intentamos ser los primeros. Reflexionemos. En nuestra vida académica, luchábamos por pertenecer al cuadro de honor y con más empeño por el primer lugar, cuando se celebraba una fiesta rosa, tenía que ser la mejor de todo el lugar, en la iglesia hay disputas por los lugares de honor. Pero, ¿será esto lo verdaderamente importante? Evidentemente no. No está mal querer hacer las cosas de una manera correcta y hasta en cierto punto perfecta. Lo que no está bien es realizarlo para sentirnos superiores a los demás. Recordemos que todos somos hijos de Dios y ante su presencia valemos lo mismo. Los bienes materiales, títulos, puestos, estatus social y demás similares, son poco o nada al final. Lo que cuenta es nuestro tesoro espiritual y queriendo ser siempre los primeros no incrementaremos ese botín que nos dará la vida eterna.

Que tengas un día lleno de bendición.