Cristo es la luz que en tus problemas resplandece, y lo interesante es que las tinieblas no prevalecen en la luz, y nunca lo harán (Cfr. Juan 1,5).
Cuando los problemas están sitiándote, la luz de la presencia de Dios puede ser una herramienta poco viable y hasta increíble. Si te estás sintiendo acorralado por los problemas y además distanciado de Dios, es tiempo que detengas todo, y coloques tu corazón en manos de Dios.
¿Cómo? Busca tiempo y espacio para hablar con Dios acerca de tus problemas y sentimientos. Permítele llevar tus cargas, entrégaselas, suéltalas de tus manos y de esa forma, Él te mostrará el camino que debes seguir.
Ante todos esos problemas que te agobian, refúgiate y espera en esa Luz que es Cristo, “Esperad en ÉL en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de Él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio” (Salmos 62,8)
No importa cuanta oscuridad veas en el mundo que te rodea, su luz continua resplandeciendo siempre, porque su poder es infinito. Debido a que eres su hijo esta luz resplandece sobre ti, pero también en tu interior.
Tú vives en medio de una generación agitada donde la oscuridad y la maldad pueden prevalecer. Y esta es la perfecta situación para que aprendas como iluminar el mundo: Dedica tiempo para disfrutar en la presencia resplandeciente de Dios, vive la oración, disfruta la reflexión de su palabra, involúcrate en el servicio.
Permite que la luz ilimitada de Cristo recargue tus fuerzas, para que brilles visiblemente en las tinieblas que te rodean. (Cfr. Filipenses 2,14-15)