Veamos lo que trae el tiempo

Queridos hermanos, en esta ocasión quiero compartir una bonita historia con ustedes, para que nos demos cuenta que los propósitos de Dios siempre sorprenden, pues van más allá de lo que podamos pensar o creer.

Había una vez un campesino pobre, pero sabio, que trabajaba la tierra duramente con su hijo.
Un día el hijo le dijo:
-¡Padre, qué mala suerte! Se nos ha ido el caballo.
-¿Por qué le llamas mala suerte? -respondió el padre.
No te quejes, espera… y veremos lo que trae el tiempo…
A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo.

-¡Padre, qué increíble! – exclamó esta vez el muchacho. Nuestro caballo ha traído otro caballo.
-Por qué le llamas increíble? – repuso el padre. Espera… y veamos qué nos trae el tiempo.

En unos cuantos días más, el muchacho quiso montar el caballo nuevo y este, no acostumbrado al jinete, se encabritó y lo arrojó al suelo. El muchacho se quebró una pierna.

-¡Padre, qué desgracia! – exclamó ahora el muchacho. ¡Me he quebrado la pierna!
Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció:
-¿Por qué le llamas desgracia?..No te quejes, espera… y veamos lo que trae el tiempo!

El muchacho no se convencía de la respuesta de su padre, sino que enojado, murmuraba y se quejaba en su cama. Pocos días después pasaron por la aldea unos enviados del rey, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo. El joven comprendió entonces, que nunca hay que dar las desgracias como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver cuál era el propósito de las mismas.

Muchas veces nosotros podemos estar en el papel de este joven y quejarnos por todo lo que nos sucede en la vida. Sin embargo, debemos tener puesta nuestra confianza en Dios y saber que después de la tormenta viene la calma. Recordemos que el desierto no es para morir en él, es para atravesarlo y crecer. Así como dice un canto muy bello se puede tener paz, aún, en medio de la tormenta.

Por eso, hoy te quiero invitar a que le agradezcas al Señor todo lo que Él permite que suceda en tu vida, como ya lo dice en su Palabra “Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman” Cfr. Rom. 8,28. Así que ha ser agradecidos, con nuestra confianza puesta en Dios y que todo estará bien.

Que nuestro Señor Jesucristo te bendiga abundante mente.

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