Generalmente cuando te encuentras en una situación difícil y complicada, tu mente tiende a aumentar la velocidad.
Te preguntaras ¿Cómo sucede esto? Viene un pensamiento a tu mente, luego otro, luego otro y así sucesivamente. Muchas veces es el mismo; generando estrés, ansiedad y algunas veces hasta el pánico.
Estas en una obsesión, contemplando las posibles soluciones a una velocidad vertiginosa. ¡Tu cerebro se convierte en una ráfaga de actividad! Buscas si con tus habilidades puedes encontrar la solución o piensas en las habilidades de otros a quienes llamarías por ayuda. Le das vuelta una y otra vez al problema, como quien esta enredado en una madeja de hilo.
Si no encuentras una solución inmediata, comienzas a sentirte más nervioso, ansioso.
¿Cómo enfrentarse a esta adversidad? debes cultivar la quietud y la confianza en Cristo, esa será tu fuerza para todos tus problemas.
Pídele al Espíritu Santo que te avise cuando comiences a percibir que eso está sucediendo y regresa a Cristo; descansa en su quietud.
Primero debes bajar la velocidad a tu mente, respira profundo llenando primero tus pulmones y luego relaja tus músculos hasta que te tranquilices, y así dedica tiempo para buscar el rostro y la voluntad de Cristo, en lugar de precipitarte sin una dirección clara. Cristo desea que tengas confianza en EL y en sus caminos, confiando pacientemente incluso cuando no puedas ver el camino por adelante.
El Señor, el Dios Santo de Israel dice: “vuelvan, quédense tranquilos y estarán a salvo, en la tranquilidad y la confianza estará su fuerza. (Cf. Isaías 30.15)
Aunque el nerviosismo y el esfuerzo te drenen la energía, confiar en quietud te fortalecerá, puedes confiar en que Cristo no te abandonara en el momento en que tu más lo necesitas.
“Tengan valor y firmeza; no tengan miedo ni se asusten cuando se enfrenten con ellas, porque el Señor su Dios está con ustedes y no los dejara ni los abandonara. Deuteronomio 31.6
Continúa comunicándole a Cristo tu situación y está dispuesto a esperar sin presionar para obtener una solución inmediata. Los que esperan en Cristo tendrán nuevas fuerzas.
“Pero los que confían en el señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas, podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse. (Cf. Isaías 40.31)
Gracias padre por sus reflexiones, que fortalecen a toda persona que está pasando por grandes problemas de diferente indole.
Gracias por el comentario….estoy pasando problemas tan difíciles que estas palabras me caen del cielo