¿Qué hacer cuando tienes un problema, estás angustiado y te dicen “Entrégaselo a Dios”?

Muchas personas te dicen con frecuencia ante un problema: “entrégaselo a Dios”, pero a pesar que entiendes esas palabras, y muchas veces dices: “Señor te entrego este problema…”, al momento vuelves a tomarlo, y así te generas más estrés y terminas obsesionándote.

Para poder realmente “entregarle un problema a Dios” suelen suceder algunas acciones inspiradas por el Espíritu Santo.

Pero antes que nada tienes que entender y aceptar que tienes un problema, y que se ha venido expresando muchas veces a través de tu cuerpo. Para eso debes sentir que tu cuerpo te esta hablando con múltiples síntomas: por ejemplo dolor de cabeza, mareos, visión borrosa, temblores, escalofríos, angustias, pánico etc, cuando esto te suceda tu simplemente debes dejar a tu cuerpo expresarse, porque “A lo que te resistes persiste”, deberás también aceptar y sentir tus emociones, y luego canalizarlas al exterior: hablando con Dios, cantando alabanzas, invocando al espíritu Santo, haciendo ejercicio lo que mas te agrade.

Generalmente te da ansiedad, angustia, ataques de pánico, depresión, y es en ese punto cuando sientes que tu mente se obsesiona con el problema y piensas que ya no puedes más, tu cuerpo sabiamente te “grita”, tus emociones se derraman, tus actividades se paralizan o las haces mal y muchas veces te frustras… Detente!! Haz un alto, Dios te esta hablando,  por que no decirlo ‘gritando’’… tus recursos de vida están agotados, y gritas:  ¡Ya no puedo mas! Es aquí donde doblas tus rodillas, el Espíritu Santo te inunda de humildad, y reconoce tu corazón y tu alma te dice que no puedes solo, es ahí donde dices: “Me rindo a ti Dios, ya no puedo mas, yo solo no puedo, bajo la guardia, dejo la guerra interior”… y en ese momento se da el milagro, le entregas a Dios tu vida con la plena confianza que es de EL, y “Entregas a Dios tu problema”, aquí descansas, se da el milagro.

“Venid a mí, todos los que estáis cansados de vuestros trabajos y de vuestras cargas, y yo os daré descanso. Aceptad el yugo que yo os pongo, y aprended de mí, porque soy paciente y de corazón humilde; y encontrarás descanso para vuestra alma. El yugo que yo os pongo es fácil de llevar, y la carga que os doy es ligera” Mateo 11:28

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *