Tu eres fiel a la Eucaristia, fiel a esa pequeña fracción del pan? Crees que está Cristo vivo en ella?

Si tu deseas vivir totalmente el momento y reconocer en ‘la fracción del pan’ la presencia sanadora del Espíritu Santo, la oración halla su expresión mas profunda en la fracción del pan. La estrecha relación entre la compasión, la oración y la fracción del pan se evidencia a partir de la descripción de la primera comunidad cristiana: ‘Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones…partían el pan en sus casas y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo” (Hechos 2, 42. 46-47).

La fracción del pan representa el núcleo de la comunidad cristiana…Precisamente en ella se hace presente para la comunidad, en forma sumamente tangible, el Espíritu Santo, el Espíritu enviado por Cristo y por el Padre. Por esta razón, la fracción del pan no es el instante en el que buscas olvidar las penas de la ‘vida real’ y retraerse del mundo en la celebración de la Eucaristía. Se trata de la expresión de aquello que reconoces como el centro de tu vida.

Cuando partes el pan en comunidad, proclamas la vida de Cristo como fue en realidad, y tu vida en El. Cristo tomó el pan, lo bendijo, lo partió y lo entrego a sus amigos. Esto fue lo que hizo cuando vio una multitud hambrienta y sintió compasión por ella (Mt 14,19;15,36). Lo hizo la noche antes de su muerte, cuando quería despedirse. Lo hizo también cuando se presento a los dos discípulos que encontró en el camino hacia Emaús (Lc 24,30). Y desde su muerte los cristianos lo han hecho una y otra vez en su memoria.

La fracción del pan es, desde entonces, la celebración, el hacer presente la vida de Cristo y también tu propia vida. Si tomas el pan, lo bendices, lo partes y lo ofreces, se expresa el misterio de la vida de Cristo en su forma mas justa.

Precisamente en esta vida que es tomada, alabada, partida y entregada, Cristo quiere hacerte participar. Por eso, al compartir el pan con sus discípulos, Jesús dijo: ‘Haz esto en memoria mia” (Lc 22,19). Si  comes pan y tomas vino en memoria de Cristo, lograras una estrecha relación con tu propia vida compasiva. Si, tu pasas a ser su vida y tienes la capacidad de rememorarlo en tu tiempo y allí donde estés. Tu compasión se convierte en la manifestación del Dios compasivo hecho realidad a través de todos los tiempos y en todos los lugares de la vida”.

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