¿Cuál es tu cuerda?

Saludos en Cristo Jesús, queridos hermanos lectores que siempre están pendientes del blog de este servidor. Quiero compartir una historia que posiblemente ya hayas escuchado, pero que deja un gran mensaje.

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua inició su travesía, después de años de preparación, pero quería la gloria para él solo. Por lo tanto, subió sin compañeros. Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo decidido a llegar a la cima.
Obscureció, la noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada.
Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas eran cubiertas por las nubes. Subiendo por un acantilado, a solo 100 metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires… caía a una velocidad vertiginosa, solo podía ver veloces manchas cada vez más oscuras que pasaban en la misma oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.
Seguía cayendo… y en esos angustiantes momentos, pasaron por su mente todos sus gratos y no tan gratos momentos de la vida, pensaba que iba a morir. Sin embargo, de repente sintió un tirón tan fuerte que casi lo parte en dos.
¡SI!, como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.
En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedó más que gritar:
“AYUDAME DIOS MIO…”
De repente una voz grave y profunda de los cielos le contestó:
“¿QUE QUIERES QUE HAGA HIJO MIO?”
“Sálvame Dios mío”
“¿REALMENTE CREES QUE TE PUEDA SALVAR?”
“Por supuesto, Señor”
“ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE…”
Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la
cuerda y reflexionó.
Cuenta el equipo de rescate que al otro día encontraron colgado a un alpinista congelado, muerto, agarrado con fuerza, con las manos a una cuerda…
A TAN SOLO DOS METROS DEL SUELO…

¿Y tú? ¿Qué tan confiado estas de tu cuerda? ¿Por qué no la sueltas?
Hermana/o lector ¿Cuántas veces nos pudo haber pasado esto? Queremos andar por el mundo haciendo cosas solo por nuestros medios, solo con nuestras fuerzas y al no lograrlo acudimos a Dios, pidiéndole milagros. Pero, qué pasa cuando Él nos quiere ayudar y nos pide que soltemos esa cuerda que nos ata, llámese dinero, placer, lujo, soberbia, envidia, en fin tantas cosas que nos separan de Dios. Simplemente, no la soltamos, vivimos aferrados a los placeres de este mundo, que sin darnos cuenta acaban con nuestra vida.
Por, en este día te invito a escuchar la voz de Dios y poner tu confianza plenamente en Él y a soltarnos de esas cuerdas que nos atan y quitan la vida. Te dejo con la interrogante ¿Cuál es tu cuerda?

Un pensamiento en “¿Cuál es tu cuerda?

  1. Teresita Dueñas E.

    Buenas tardes padre Martín:
    Estoy fascinada con las reflexiónes que nos comparte,lo encontre casualmente por esas Diosidencias en la vida,buscando una reflexión que me llevo a más,Dios lo bendiga por evangelizar de esta manera
    me gustaria poder continuar leyendolas ,digame por favor como accesar a su blog
    Saludos!

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