El tema de las sanciones a la FESFUT por los incidentes ante Honduras y más recientemente México, abre nuevamente el tema o debate sobre la aplicación de la justicia deportiva sobre un hecho que se sale del control – aparentemente- de la persona sancionada (FESFUT en este caso).

Queda claro que para que los partidos se hayan desarrollado (en el Cusca ante Honduras y México), la FESFUT debió cumplir con los requistos exigidos por CONCACAF para ser sede de un partido eliminatorio de Copa del Mundo, en cuanto a infraestructura, seguridad, transporte, etc.

Está claro también que las sanciones que se han impuesto a FESFUT no son por haber inclumpido alguno de los requisitos arriba mencionados, sino por actos de conducta de los aficionados, quienes (algunos) lanzaron objetos al terreno de juego, habrían «insultado» el himno rival y/o entonado cánticos u ofensas racistas o xenófobas.

La  sanción como tal no va directamente dirigida a los aficionados (supuestos responsables) si no sobre la FESFUT, organizadora del evento. Aquí es donde reside el punto de discusión, ¿es justo que se sancione a la FESFUT por actos cometidos por algunos (muy pocos) pseudo aficionados?

El mejor ejemplo que se me ocurre para tratar de entender lo sucedido es que esta situación es similar a cuando una organizadora de eventos (FESFUT en este caso) es dueña de un salón de eventos sociales (Estadio en el caso) y organiza fiestas (partido de fútbol en la realidad) y los asistentes (aficionados en el caso) a la fiesta, se pasan de copas y hacen desorden, ofenden a los vecinos, a algunos de los invitados, y de paso rompen alguna norma de convicencia elemental. La Alcaldía o policía (FIFA en el caso concreto) procede a sancionar tres meses después, sin saber quienes fueron los fulanos que hicieron el desorden, a la persona organizadora del evento, la dueña o tenedora del salón de eventos, por los desordenes ahí acaecidos.

En el ejemplo propuesto, puede ser injusto para la organizadora del evento, pero es perfectamente comprensible cuando uno se pone en el papel del o de los ofendidos y debe deducir responsabilidad, en este caso, quien organiza un evento debe hacer todo lo posible por garantizar que nada se salga de control, si no, que se atenga a las consecuencias. Y si bien es cierto hay aspectos que se salen del control del organizador, de debe procurar por todos los medios evitar que esas situaciones se den.

La FESFUT puede pensar que es injusto, pero en el fondo, la razón de la sanción tiene un mensaje que dice «no han hecho lo suficiente como rectora, directora y organizadora del fútbol en El Salvador, para evitar que las acciones sancionadas se sigan dando en su país, no están haciendo lo suficiente para evitarlo.»

Duro, puede pede preguntarse alguien «¿y cómo controlo a un bolo o a ún loco que tire algo a la cancha o que diga algo?» claro, uno sólo no será problema, pero cuando es reiterado, repetitivo y constante, se vuelve crónico y ahí si debería haber algo que se pueda hacer. FESFUT, pedir módicas cuotas para pagar se vale también.