Periodismo sin fuentes

Lo veo más a menudo de lo que quisiera, porque a estas alturas uno pensaría que las lecciones básicas de periodismo ya las tenemos aprendidas, pero parece que no.

Que salgan noticias sin fuentes es, por desgracia, cosa de todos los días. Basta navegar un poco, husmear entre la prensa nacional e internacional para darse que cuenta que a los periodistas se les olvida decir de donde han sacado la información.

Entiendo que con internet y las redes sociales todas las noticias tienen el tiempo contado. Se acabó eso trabajar una nota para mañana, incluso para el final del día. Las noticias hay que sacarlas ya.

Entiendo que con las prisas no alcancemos a corroborar algunos datos, que no llevemos todos los puntos de vista, que la foto sea de archivo, que rellenaste con contexto porque no tenías más información actualizada, que te equivocaste en un nombre porque lo copiaste mal.

Hasta aquí lo entiendo, pues se supone (y subrayo se supone) que eres un periodista profesional, que eres un medio de comunicación que defiende la verdad de los hechos y que a pesar de los errores, algunos muy humanos, no lo haces con mala intención, vamos, con intensión de desinformar o manipular.

Con las noticias internacionales la falta es doble porque a veces el medio nacional se limita a reproducir el error, la desinformación o manipulación que el medio de comunicación o agencia de noticias internacional ha producido, dándole apenas unos retoques para tropicalizarla.

El último caso ha sido la renuncia del Papa Benedicto XVI, que según el periódico italiano La Reppublica (que a su vez “basó” su información en otro medio) se debe a una serie de motivos cada vez más truculentos dignos de una novela de intriga. El problema es que ninguno de estos medios cita a una fuente con nombre y apellido, todas son fuentes anónimas.

Me podrán decir: “Pero es que tienen que ser anónimas porque lo pueden despedir, porque su vida corre peligro (y en el fondo porque me quedo sin fuente)”. Muy bien, pues entonces con mayor razón hay que verificar la información que esa fuente anónima me está dando. El periodista está obligado a preguntarse: ¿Qué clase de persona es mi fuente? ¿Por qué me quiere dar información confidencial? ¿Cuál es su intención?

Y a nosotros como lectores  nos toca hacer las mismas preguntas: ¿qué clase de persona es este periodista? ¿qué clase de medio es? ¿por qué el periodista y el medio que lo respalda me quiere dar información confidencial? ¿cuál es su intención?

 

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3 comentarios para “Periodismo sin fuentes”

  1. Cesar dice:

    Estimada Marta Elena,
    Cuidado con los homófonos: intension (de intensidad) e intencion (mode de proceder)
    saludos cordiales

  2. Salvador Robles dice:

    Marta Helena me encanta saber de esa sed de lectura que tiene, fui maestro en El Salvador y ahora vivo en Houston, no por mi gusto , sino por necesidad y al igual que usted vivo buscando libros entre escombros y sonrisas . aqui le dejo un poema me dedico a la poesia como un oficio hermoso.

    ESTA CALLE

    Esta calle
    lee sus anuncios de castillos viejos
    lee tambien las manos que se amaron
    en sus veranos altos.
    Lee el rostro de los que la han visto
    vestirse de viajera entre cicatrices de domingos
    de parábolas viejas.

    Esta calle inicia sus metáforas
    en ella han muerto los patriotas
    y los generales del miedo , los augurios
    tolerables de los viejos
    y los condes de la edad del hierro.
    Sin embargo el amor sigue paseando
    su mirada de lluvia
    reventandose en la sangre
    como un apostol de fuego
    sin apagarse nunca.
    Esta calle es tan antigua
    que aqui solo quedan los muros y tus besos

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