Mi biblioteca personal

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Los libros, esos pequeños seres con piel de papel que te hablan a la mente y al corazón cuando todos se han ido, saben bien de la amistad.

Distinguen con perfección absoluta cual lector será un amigo de paso,  de esos que duran lo que dura la lectura, como un amor pasajero pronto a apagarse.

Y es que verás, ellos saben leer tan bien los corazones que de inmediato, cuando tan solo han pasado unas páginas saben que esa amistad será para siempre, que ellos pasaran a formar parte de una familia muy particular, la familia de mi biblioteca personal.

En mi biblioteca se encuentran libros que permanecen desde la tierna infancia, aquellos que fueron los encargados de lanzar su hechizo. Sus páginas ya no son nuevas, de eso no cabe duda. Están dobladas o manchadas con jugo o leche y  las migajas de las galletas todavía le causan cierta comezón. Pero de eso el libro viejo se enorgullece, porque ha sido leído, una y otra vez. Primero por los adultos y luego por mí.

Hemos compartido pequeñas aventuras porque ellos también se han subido a los  árboles, escondido en oscuridad de un armario, viajado en auto varios kilómetros hasta llegar a una playa o a un pueblo y finalmente, han sido abrazados con la fuerza de los brazos infantiles.

Al lado de los libros de la infancia siguen los de la adolescencia. Esos que sin mucho esfuerzo y con unos cuantos versos me hicieron soñar con el primer amor. Poesía, hay mucha poesía, Romeo y Julieta, el dolor eres tú, repetirá uno de ellos a solas cuando la lluvia silencia todo a su alrededor.

Mientras los años pasan la familia se va ampliando. Cada vez se unen más libros y aunque todos se parecen cada uno en el fondo es distinto, una voz única que le habla a una parte de la mente o del corazón.

Porque verás, hay libros con voz  oscura y primitiva que despiertan mis miedos reales e imaginarios. No me malinterpretes, me encanta que lo hagan. Los miedos también pueden ser mis amigos.

Voces provenientes de diferentes países, algunos tan lejanos como un sueño, que se acercan a ti y te hablan en tu idioma. Te dicen allá, de donde venimos también reímos y cerramos los ojos con la esperanza que los deseos se cumplan al despertar.

Cada voz es única. Eso es lo que más agradezco a los libros.  Son voces  que me hacen compañía, soñar con fantasías y creer en la existencia de otros mundos.

Mundos infinitos, limitados únicamente por la imaginación.

Esos mundos ahora son míos, es mi propio reino que se extiende por las libreras de mi biblioteca personal.

Mundos que -para sorpresa de los demás- permanece escondido y disfrazado en un artefacto de apariencia inofensiva llamado simplemente LIBRO.

 

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Un comentario para “Mi biblioteca personal”

  1. Martin dice:

    Bueno, yo tambien tengo una infinidad de libros… especialmente de la segunda guerra mundial. Y es que realmente si produce orgullo tener libros y haberlos leidos mas de una vez!

    Saludos

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