Era mi plan de vacaciones

 

 Tener la biblioteca de la Universidad a disposición es -hasta ahora- una de las mayores ventajas que he tenido en el trabajo. Me permite sacar, si lo deseo, 10 libros a la vez por 15 días.

Para estas vacaciones agostinas mi plan era simple: hacer uso de este privilegio y sacar 10 libros. No tenía ni una idea preconcebida, ni un tema de preferencia o  autor. Solo comencé a pasear por los pasillos, a leer los títulos y a curiosear.

Al final, después de descartar algunos elegí los 10 finalistas: La hija del canibal de Rosa Montero, El embrujo de Shanghai de Juan Marsé, Inquieta compañía de Carlos Fuentes, El corazón es un cazador solitario de Carson McCullers, La neblina del ayer de Leonardo Padura, Carne tremula de Ruth Rendell, Quinteto de Buenos Aires de Manuel Vásquez Montalbán, El enigma de París de Pablo de Santis, Un amor especial de Kenzaburo Oé y El nombre del viento de Patrick Rothfuss.

Como ven, hay de todo aunque predomina la novela de detectives porque eso de resolver casos a cualquiera engancha. El caso es que todos los empecé a leer y para bien o para mal, todos me han gustado.

Me encanta cómo, en el caso de las novelas, se van tomando su tiempo para poner las cartas sobre la mesa y decirnos de qué van. No son como en las noticias, que te dicen sin miramientos qué pasó, cuándo, dónde y todo lo demás.

Las novelas inician a veces por detalles aparentemente insignificantes como en Carne tremula: “La pistola era de imitación. Spencer dijo a Fleetwood que estaba seguro de ello en un 99 por ciento”.

Con El nombre del viento me llamó la atención desde la dedicatoria, que dice: “A mi madre, que me enseñó a amar los libros y me abrió las puertas de Narnia, Pern y la Tierra Media. Y a mi padre, que me enseñó que si tenía que hacer algo, debía tomarme mi tiempo y hacerlo bien”.

Pero ha sido Un amor especial la que me ha hecho recordar que los libros siempre son algo más que solo libros. Escuchar en primera persona, la voz de un padre con un hijo disminuido es hermoso. Oé es un Premio Nobel de Literatura pero en Un amor especial es un padre que ama a su hijo y que además, es escritor.

Así, junto con Oé he recordado que lo primero, lo más grande y más bello son las personas.

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