Piensa en el efecto que tu perseverancia puede tener en los demás.

En la última semana, cuando estábamos de vacaciones me tomé un tiempo para ver los Juegos Olímpicos de Londres. Siempre me han interesado los Juegos Olímpicos, pero no tanto por razones meramente deportivas. Lo que admiro en cada uno de los competidores, más que su talento, es su determinación, la capacidad para afrontar los fracasos y no detenerse.

Ahora que volvemos a la rutina diaria, vemos que ya pasamos la mitad del año y parece que 2012 se está empezando a despedir. Si lo pensamos, diciembre está a la vuelta de la esquina. Las expectativas entonces parecen derretirse con el calor y los ánimos terminan por los suelos.

Pero así es la vida. Lo importante, como los Juegos Olímpicos nos lo recuerdan es tener una meta, un sueño o un ideal y entregarnos a él. Más importante es saber que vamos a pasar por pruebas que de ninguna manera pudimos planear, eventos desafortunados que nos quitarán el sueño varias noches y momentos en los que pensaremos seriamente en no insistir, en dejarlo como está, total para qué cambiar esto o aquello. Esa será una decisión con la que cada uno tendrá que vivir.

Por eso que pensé en tres lecturas que podrían servir de música de fondo para seguir adelante.

1. No te rindas de Enrique Rojas. A través de las cuatro estaciones del año este psiquiatra español nos propone un itinerario “para los que no se rinden ante la adversidad”.

Para no rendirse, dice Rojas, es importante tener una visión larga de la jugada puesto que cualquier análisis a corto plazo de nuestras vidas estará lleno de vacíos más que de llenos.

Rojas hasta incluye una lista muy interesante sobre los grandes fracasados de la historia que acabaron triunfando, ¿quiénes son? Thomas A. Edison, Steve Jobs, J.K. Rowling y el Papa Juan Pablo II.

2. La inteligencia emocional de Daniel Goleman. Ya es un clásico y por lo mismo no pierde actualidad, quizá porque la parte emocional es la más difícil de conocer y educar en niños, jóvenes y adultos. Es increíble ver cómo un joven con un gran talento se viene abajo porque alguien le plantó una mala cara.

A pesar de que el libro fue escrito en 1995 parece que estuviera refiriéndose a hechos recientes cuando apunta: “Estos adolescentes pertenecen a la primera generación que no sólo tiene armas, sino que además son automáticas y fácilmente accesibles, así como la generación de sus padres fue la primera en disponer de drogas. La tenencia de armas por parte de los adolescentes significa que los desacuerdos que en otros tiempos se hubieran zanjado a golpes de puño, ahora concluyen a disparos”.

Por desgracia, la falta de alfabelización emocional en la población es una factura que la pagamos todos.

3. Y si no es ahora, ¿cuándo? Sobre la urgencia de vivir la vida de Marcelo Rittner. Este es un libro más lleno de preguntas que de respuestas, pero es parte de su encanto porque se trata de reflexionar sobre la vida misma.

Cierro con una historia (tiene muchas) de autor anónimo.

Él llegó hasta mi mesa, con los labios temblorosos.

La tarea estaba hecha.

“Querido maestro: yo quiero una hoja nueva”, me dijo.

“Ésta que yo tengo está arruinada”.

Recogí la hoja vieja, manchada y llena de borrones, le dí otra nueva y sonreí.

Al mirar sus ojos tristes y preocupados, le dije:

“Esta vez, hijo, esfuérzate más”.

Aparecí frente al trono con el alma temblorosa.

El año viejo había terminado.

“Padre querido, ¿tienes una hoja nueva para mí?”.

Él tomó mi hoja manchada y llena de borrones y me dio una nueva.

Sonrió y, con cariño, me dijo:

“Esta vez, hijo, esfuérzate más”.