Uno de esos muchachos que hacen falta se encuentra en Corazón, la inolvidable obra de Edmundo de Amicis.
Garrone es su nombre y Enrico, el niño que hace de narrador, lo describe así: “Estoy seguro que arriesgaría la vida por salvar a un compañero, que se dejaría matar por defenderlo; se ve claramente en sus ojos”.
Desgraciadamente de esos niños se ven pocos, quizá porque esos valores se enseñan poco.