Andar de librerías

A ver, a ver. Cómo se los cuento sin que suene tan nerd. (¿Por qué ese temor de ser nerd? Aunque desde que veo The Big Bang Theory como que voy saliendo del closet, pero ni eso, creo que a mí se me nota).

La historia comienza unos días atrás, con un viaje a los Estados Unidos. Como amante de los libros (y encima, turista) pedí que me llevaran a cualquier librería como quien pide que lo lleven a comer. Me imagino que será más fácil de entender para los que disfrutan el fútbol, que cuando viajan deben ir a rendir culto al estadio del equipo adorado o a los que se interesan por la ropa de moda que deben acudir a sus respectivos templos, léase Forever 21, Aeropostale, Kohls, etc.

A mí que me lleven a una librería, a cualquiera, porque sé que a cualquiera que me lleven tendrá muchas más novedades, títulos y variedad que las librerías de San Salvador, que con gran esfuerzo se mantienen más o menos actualizadas.

Mi hermana (pues a ella visitaba) me llevó sin mucha ceremonia a una que queda cerca de su casa que resultó ser Barnes & Noble, una de las cadenas de librerías más grandes de los Estados Unidos.

De entrada la librería es agradable. Me explico: uno quiere estar allí, desea quedarse, olvidarse del mundo cruel, dejarse cautivar por las miles de tapaderas que con simpatía o misterio van llamando la atención del lector venido de lejos.

No sé qué tienen esas librerías. ¿Es el aire acondicionado (o calefacción), las sillas, la estratégica cafetería de al lado, la música de fondo o el hecho que todos los que están allí comparten la misma devoción por los libros y la lectura? 

Claro, como ya en otras ocasiones me había pasado que iba de un lado para otro, como una hambrienta en un enorme bufete, esta vez planeé mi visita. Recorrería con paciencia cada pasillo, me detendría en lo indispensable y luego haría mi reporte mental de lo encontrado. A continuación, regresaría a las secciones elegidas, a los libros elegidos y… elegiría.

Debo decir que el plan parecía perfecto (los planes siempre son perfectos, es la ejecución la que es humana). Me llevó algunas horas hacer el recorrido, en esos momentos deseas tener instalado un radar que haga que tus ojos se dirijan únicamente a lo que te puede interesar, pero no se puede. Todo parecía tan interesante.

Entonces el plan se acabó. Empecé a ver por aquí y por allá, secciones que no había planeado hasta que llegó el momento de elegir.

Confieso que no compré tanto como hubiese querido. La razón es bien sencilla: ya tengo suficientes libros para todo el 2013.

En todo caso, andar de librerías es una experiencia que recomiendo a los que viajan. Aunque no se compren nada, estar en una librería, observar a la gente, cómo leen, los libros que están a la venta, los más vendidos, las confidencias en un rincón versus el silencio de otros, me hace pensar que en la vida es necesario hacer tiempo para todo: para divertirse, salir de paseo, trabajar, rezar, dormir, comer, hacer ejercicio y también para buscar un buen libro y leer.

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4 comentarios para “Andar de librerías”

  1. Me ha encantado vuestro post y me ha sabido a poco pero ya sabeis lo que dice el dicho “si lo bueno es breve es dos veces bueno”. Me gustara volver a leeros de nuevo.
    Saludos

  2. Es un verdadero gozo ese recorrido por una buena librería.
    Sin embargo, me parece que las librerías rezuman un exceso preocupante de actualidad. Crece la laguna de los libros descatalogados. Qué es eso de verse acuciado a decidir ceñidos al momento presente, acelerados.El ritmo de los libros es más lento.
    El poso de los libros desaparece de los catálogos de las librerías.
    Los más vendidos qué representan; sería un buen proyecto de estudio. Marketing, publicidad, frivolidad, entretenimiento… enfrentados a conceptos, literatura, diversión, artes o ciencias.
    Por otro lado, necesitamos detectar lo antes posible, donde radiquen las voces críticas con buen sentido. Las reseñas interesadas o las insustanciales no sirven. Y precisamos de las valoraciones ajenas ante un panorama tan amplio de libros publicados.
    Saludos cordiales.

  3. Carmina dice:

    Barnes & Nobel es un sueno hecho realidad pero tambien le doy credito a una de mis librerias favoritas en El Salvador, La Ceiba. La semana pasada la visite y encontre tesoros que no he encontrado en Barnes & Noble.

  4. Cristian dice:

    Estamos a mano Martha Elena,a mí también me fascinan las librerías y desearía no salir siempre que entro en una.

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