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29 Ene 2010 Un ayer enmarañado

En El Salvador hay cosas que suelen estar ocultas. O desdeñas. Sobretodo las que se consideran culturales. Sé que para muchos sonará cansino hablar de vestigios arqueológicos; o de iglesias tan antiguas, como maltrechas; o de petrograbados ilegibles.  La complicada realidad nacional, muchas veces, no permite hacer espacio para pensar en reliquias. Lo entiendo.  

Sin embargo, mientras reporteo sobre asesinatos o inundaciones, descubro que siempre hay un pasado que no vemos. Hace unos meses fui al norte de  Quezaltepeque. Sin preguntar, un lugareño me dijo que enfocara mi vista en la base de un moderno puente que une dos margenes del ciertamente río Sucio. Lo que había debajo, era otro puente, mucho más antiguo: el puente de Atapasco. Un  enorme arco de calicanto que, según historiadores como Pedro Escalante Arce era, hace más de 250 años, parte de la vía que unía a San Salvador con ciudad de Guatemala

En otro sitio. En medio de una convulsionada zona del municipio de San Isidro, Cabañas, encontré sin querer otra construcción civil de época colonial. Vista de lejos parecía un rojizo acueducto. Pero es otro  puente,  de varios arcos, que vadea el río Titihuapa. Lejos de ahí, en Tacuba, Ahuachapán, me sentí privilegiado de poder ver la decoración barroca de su antigua iglesia colonial. La que está oculta por árboles y ventas callejeras. En el municipio de Tacachico, al norte del departamento de La Libertad, vi los montículos de una antigua ciudadela precolombina. A la que ahora llaman Las Marías y que está siendo saqueada.

Podría enumerar muchos otros lugares con valor patrimonial, de esos que para mi resultan insospechados y que no me dejan de causar cierta pena. Porque pese a que El Salvador no cuenta con gran cantidad de bienes históricos, que detallen su pasado, estas estructuras están condenadas a seguir así.  Olvidadas en medio de cañaverales.  O rodeadas de conflictos sociales que las mantienen cercadas, impidiendo el cliché: reflexionar en lo que fuimos y seremos. Y lo digo, aunque suene cansino.