Los dos Washington y la reforma migratoria

DSCN3369-cropEn el Distrito de Columbia y su área metropolitana los salvadoreños son, de lejos, la principal minoría: el 34% del total de latinos, más que los mexicanos o los inmigrantes asiáticos. La influencia cultural y económica es palpable en los barrios de la capital y en los suburbios del sur de Maryland y del norte de Virginia. Son, aquí, menos pobres -ganan 22,000 dólares al año en comparación a los 20,000 promedio en toda la Unión-, con mejor educación y con más posibilidad de acceder a una vivienda que en el resto del país. Suelen vivir lejos del Washington blanco y cerca del negro. Su influencia política ya fue notoria en dos condados suburbiales. Montgomery, en Maryland, y Fairfax, en Virginia.

Héctor Silva Ávalos

Columbia Heights. Distrito de Columbia. La estación de metro de la línea amarilla lleva ese nombre y es el epicentro de una de las zonas más multiculturales de Washington, donde mandan los tonos morenos de la piel y el español, el que se habla con la s trastocada en j y acompañado por gestos muy propios de quienes lo hablan, como ese de juntar los labios como en un beso sin sonido para señalar a alguien. Desde la calle 14, renovada y “yentrificada”, a la que se sale de la boca del metro, hasta Mount Pleasant, una milla al oeste, allende la elegante calle 16, este es territorio salvadoreño.

Aquí, a edificios devaluados o de vivienda mínima vinieron los salvadoreños que llegaron de la costa oeste o de la madre patria, la pequeña, en los primeros 90. La reurbanización -“gentrification” es el término en inglés- expulsó a muchas familias que ya no pudieron pagar los alquileres de los departamentos renovados, pero aún quedan, y siguen llegando.

Los especialistas dicen que, a diferencia de la migración mexicana, los flujos centroamericanos se mantienen constantes. En la Next Step charter school, una secundaria diseñada para ayudar a la integración de estudiantes latinos, Lita Trejo, una trabajadora social salvadoreña, lo explica: “Atendemos muchos recién venidos. Muchos. Aquí los flujos se mantienen estables porque los padres que se vinieron siguen trayendo a sus hijos. Es una migración de reunificación familiar que va a continuar”.

A esta secundaria, entre la Irving y la 15, vienen jóvenes recién llegados que apenas saben leer y escribir, muchachos mayores de 16 que no pueden ir a otras secundarias porque ya deben mantener a sus familias y aprovechan que aquí hay varios turnos e incluso menores referidos por migración. Buena parte de ellos son indocumentados.

A finales de mayo, Lita, como todos los jueves, se sentó con los muchachos a la hora del almuerzo, como acostumbra, para vencer resistencias. “Hablamos del futuro. Era una mesa de 7 jóvenes. Solo uno dijo que no estaba interesado en estudiar porque quería seguir el camino de los adultos que le rodean, que sin estudios lograron abrir negocios. Los otros jóvenes si quieren seguir”, cuenta. Pero seguir es muy difícil para quien no tiene papeles, incluso aquí en el Distrito de Columbia, uno de los lugares más permisivos en cuestiones migratorias. Es simple: sin papeles, un graduado de secundaria no puede inscribirse en ninguna universidad de la ciudad; los caminos que quedan son programas vocacionales, como uno de cocina en la escuela Carlos Rosario -otra charter, a 8 cuadras-, seguir estudiando inglés u optar por algunos programas del Montgomery College, en Maryland.

Algo de eso cambió en el verano de 2011, cuando la administración Obama pasó la orden ejecutiva que difería la deportación de estudiantes indocumentados. “Yo tengo estudiantes que ya pusieron sus huellas digitales y tienen sus permisos, pero lo que esto ha significado es sobre todo una descarga emocional, un alivio: hoy están más tranquilos, con menos angustia de lo que vaya a pasarles”. Se trata, dice Lita Trejo, de salir de la sombra.

Por ahora, y mientras en el otro Washington, el de los políticos -blancos la mayoría- decida qué hará con la reforma migratoria, a esta escuela de la Columbia Heights seguirán viniendo los muchachos que trabajan en “restaurantes, limpieza, bares” -cuenta Lita- a intentar sobrepasar los límites que les impone no tener papeles. Están aquí y no van para ningún lado.

Capitol Hill. Este es el Washington blanco, el de los políticos que han decidido, tras cálculos políticos y electorales, seducir y mantener la lealtad de esa masa de votantes que vive hogares donde se habla español con una reforma migratoria que hoy se resume en una letra y tres números que nombran a un proyecto de ley: S.744. Aquí, en el Capitolio y los edificios del congreso, se habla de todo eso en inglés.

¿Salvadoreños? Ninguno entre los 561 congresistas, entre senadores y representantes, que votarán, o no, por abrir caminos, o no, para que 11 millones de personas como algunos muchachos de la Columbia Heights salgan de la sombra. Sí hay salvadoreños en el congreso. Unos, muy pocos, son asistentes junior en oficinas de congresistas; la mayoría trabaja en las cafeterías, bares o en las oficinas de servicios generales del Capitolio o de los edificios aledaños del senado y la cámara.

En este mundo, el de los políticos, se discute dónde empieza y termina la frontera sur de los Estados Unidos -cuántos policías y patrullas, cuánta plata para nueva tecnología, cuántos deportados, ¿usamos aviones no tripulados para vigilar el río?- y dónde empieza y termina el camino hacia el alivio del que habla Lita Trejo. Aquí se negocian las condiciones del guiño político que los latinos se ganaron con su incipiente caudal electoral.

Silver Spring, Maryland. Es el 5 de noviembre de 2012, un día antes de la elección que llevaría a Barack Obama a la Casa Blanca por segunda vez. Gilberto Zelaya es salvadoreño, funcionario público que ha servido a la autoridad electoral local. Al explicar los mecanismos del voto adelantado, la modalidad de correo postal, toma dos sobres y se hincha de orgullo al explicar que son los votos de sus padres, ciudadanos estadounidenses, que recién los enviaron desde El Salvador. Fue él quien les insistió en que votaran siempre, aun desde lejos. Zelaya dibuja, en su frase, la verdad de la que todos hablan hoy, la del voto latino influyente. “Créalo cuando le dicen que en este país el voto es un arma importante”.

Fairfax, Virginia. Como Silver Spring, Fairfax es un condado suburbial de Washington, hogar de buena parte de los 130,000 salvadoreños que viven en la mancomunidad de Virginia. Los 13 votos electorales del estado fueron fundamentales para la victoria de Obama el año pasado. El demócrata los obtuvo gracias a los115,910 sufragios más que Mitt Romney en el estado; el 66 por ciento de esos votos se emitieron en Fairfax, el más salvadoreño de los condados de Virginia.

Columbia Heights. A los jóvenes de la escuela Next Step les falta aún para votar. Por ahora les basta con poner las huellas dactilares para esperar el papel que les alivie la ansiedad y les abra las puertas de las universidades. Eso o esperar que el Washington blanco decida cuánto tiempo deben esperar para entrar a la fila de 10 o 13 años que los llevará a la legalización y cuánto deberán pagar en multas. Si Lita Trejo, la trabajadora social, tiene razón, muchos como ellos seguirán llegando.

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Un comentario en “Los dos Washington y la reforma migratoria
  1. Son muchoslos guanacos en Wash. DC. y que? cual es us influencia en l agenda politica,ECONOMICA,social?? como moldean/cabildean para mejorar su status localmente? relaciones El Salvador/USA??? estriste leer q muchos de esos joevens guanacos no tienen una educacion solida? ni piensan tnerla? no nos enganemos meintras no haya una clasemedia EDUCADA para liderazgos politicos/econmocos/culturales dificilemnte podrian inlfuenciar la agenda local de su ciudad Wash.mucho menos las politicas federales hacia el salvador?? es mas triste percibir q hay un profundo VACIO delas instituciones guberbamentales/ongs?? lo primero q dberain manejares un censo estadistico? quiens son? cualeson las necesidades de su pobalcion:EDUCACION,inmigracion,Salud,TRABAJO,remesas/finacieras??? NADA pasa en el vacio,?? vinculos poblacion+consulados+embajadas+ongs????

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