HACIA LA CUNA DEL PROFETA | Parte VI: 157 kilómetros

El Kilómetro Cero se encuentra detrás de la catedral de San Salvador, por lo que hasta Ciudad Barrios, en San Miguel, hay exactamente 157 km. Un camino duro por lo irregular del terreno, pero sobretodo, por el clima característico del oriente del país.

A pesar de haber caminado casi todo el día aún tenían fuerzas para bailar en San Rafael Cedros.

Para lograr finalizar la ruta con una bicicleta cargada de equipo es importante dividir el trayecto en tramos no mayores a 60 km, de esta forma se evita la deshidratación y el cansancio físico por el golpe del calor y el esfuerzo en las constantes pendientes que hay que subir. Por cuestiones de la peregrinación de Monseñor Romero, el recorrido se debe hacer en tres días, aunque debería de hacerse en cuatro días, por lo menos.

En el trayecto nos encontramos esta pequeña iglesia ubicada en el cantón El Carmen, Cuscatlán.

Hasta Apastepeque

El primer día de recorrido salimos muy temprano desde la Catedral Metropolitana de San Salvador hasta la población de Apastepeque, San Vicente, cubriendo un total de 55 km. El terreno en el primer día no es complicado: algunas subidas antes de llegar a Cojutepeque y una larga cuesta luego de San Rafael Cedros. El clima aquí aún no mostraba su dureza por la elevación del terreno. Todo el día, aunque soleado, estuvo fresco.

En la peregrinación se dormía donde se podía. En portales, iglesias o parques. Los más afortunados lo hicieron bajo techo.

La carretera de cuatro carriles hasta el desvío de San Vicente ayuda mucho porque posee hombros en todo el recorrido. Debido a que el tráfico es pesado, los hombros ayudan mucho para transitar tranquilamente. Sin embargo, desde Cojutepeque hasta Apastepeque los hombros están en muy mal estado, por lo que hay que ir esquivando baches.

El monumento a San Gabriel ubicado en el parque El Triángulo de Apastepeque despide a los peregrinos en su segundo día de peregrinación.

Apastepeque es una pequeña población cerca de la laguna del mismo nombre. En lengua náhuat, «Apastepeque» significa “Cerro del Alabastro”, pues proviene de Apast, alabastro; y Tepic, cerro. Es una población con pocos habitantes, distribuidos en cantones y caseríos. Es una ciudad rica en tradiciones de carácter religioso y cultural.

En el camino me encontré con muchos ciclistas quienes optan por este medio de transporte para trabajar o transportarse ya que es económico y los mantiene saludables.

Posee monumentos de gran valor cultural como su iglesia que data de la época colonial. Sus fiestas patronales son celebradas del 16 al 25 de julio en honor de Santiago Apostol, y se desarrollan actividades religiosas, culturales y sociales.

Un tramo duro

Debido a que la peregrinación ha sido diseñada para ser caminada en tres días,  los caminantes deben tomar buses y hacer tramos cortos. Esto lo debes tomar en cuenta, ya que será dificil que puedas subir tu bicicleta en los autobuses repletos de peregrinos. Por tanto, el segundo día fue el tramo más duro y pesado por la temperatura, las condiciones del terreno y la distancia que debíamos recorrer: 85 km en un solo día.

Muchos emprendedores aprovecharon la ocasión para ofrecer sus productos. Los más buscados y con más éxito fueron las minutas y los sombreros. Nadie pensó en vender zapatos cómodos, hubiera hecho un buen negocio.

En su tramo inicial, desde Apastepeque hasta el puente Cuscatlán, no representa muchas dificultades, ya que casi todo es descenso, desde los 528 msnm hasta los 32 msnm. Pero todo lo que baja tiene que subir, y viceversa. El siguiente tramo era el más difícil, debíamos subir de los 32 msnm hasta los 547 msnm. Pero antes de subir tomamos un descanso a las orillas del río Lempa, bajo el puente Cuscatlán, el cual es un hermoso lugar fuera del alcance de los que pasan en su vehículo a toda velocidad.

En la carretera encontramos a unas personas vendiendo a estos periquitos. De haber podido los hubiera comprado para dejarlos en libertad.

Luego del descanso venía la gloriosa subida. Son 30 km desde el puente Cucscatlán hasta el desvío de Lolotique, San Miguel. Este tramo no es duro por la subidas, sino por el calor inclemente. Aunque era después del mediodía, la temperatura era en promedio de 44 ℃.

Ya cuando las fuerza menguaban y el sol sofocaba muchos buscaron las sombras de árboles para poder descansar antes de continuar.

En cuanto a la carretera, luego del puente Cuscatlán se convierte de dos carriles con hombro en buen estado. Luego de Mercedes Umaña continúa de dos carriles pero sin hombro, por lo que hay que tener cuidado, ya que el tráfico es pesado. Luego, al pasar El Triunfo, en Usulután, continúa de dos carriles con hombros.

La hospitalidad salvadoreña es indiscutible. Siempre con un saludo y una sonrisa.

Después de la última subida se llega al desvío de Lolotique y de ahí a una prolongada bajada que lo hace a uno sentir que valió la pena tanto esfuerzo. Sobre una carretera de dos carriles, con hombros en mal estado, se alcanza el desvío hacia Moncagua, y luego de pedalear 15 km se llega a Chapeltique, nuestro lugar de destino.

La tranquilidad de la subida

El recorrido del tercer día es desde Chapeltique hasta Ciudad Barrios, son 15 km de ascenso, pero son de esos recorridos en donde no importa la subida cuando se tiene hermosos paisajes y se está rodeado de la naturaleza. Algo muy bonito de esta subida son los muchos ríos y cascadas en todo el camino, el silencio y el canto de los pájaros.

Desde la terraza de la iglesia a Nuestra Señora de Santa Ana en Chapeltique se puede tener una vista impresionante de la ciudad y sus alredores.

El bosque y las cascadas hacen que el calor en esta parte del recorrido sea tolerable; rondaba entre los 40 ℃ a 42 ℃. Pero cuando era necesario refrescarnos podíamos parar en uno de estos riachuelos y mojarnos el rostro con un agua tan fría y fresca que daba deseos de quedarnos tomando un baño.

En la subida desde Chapeltique hacia Ciudad Barrios hay una gran cantidad de cascadas y nacimientos de agua. Esta es la más representativa: La Chorrera. Un oasis en medio de esta carretera.

De hecho, esta es una zona de gran importancia para las poblaciones periféricas porque en ella se originan las fuentes que proveen una parte significativa de los sistemas de agua para diversos usos.  En esta subida no hay poblaciones grandes, y eventualmente en el recorrido encontramos una que otra casa o un caserío.

Imagen histórica de Monseñor Romero frente a La Chorrera, cerca de su natal Ciudad Barrios.

A medida vamos escalando este serpenteante camino hacia la cima, la temperatura es más agradable. Esta es una de las cualidades de Ciudad Barrios, su fresco clima, obviamente comparando con la temperatura asfixiante del valle.

Debido a su clima, el cultivo del café es una de sus principales fuentes de ingreso, además del comercio de ganado vacuno y la producción artesanal de productos lácteos. Aunque con la caída de los precios del café muchas fincas cafetaleras han disminuido sus actividades, algunas incluso han sido dejadas en el abandono, y la cubierta de cafetal está siendo eliminada paulatinamente para dedicar la tierra a otros usos.

La campiña en las afueras de Chapeltique tiene un encanto especial. Llena de verdor y tranquilidad.

Ciudad Barrios, antiguamente conocida como Cacahuatique, sus orígenes se remontan a la época precolombina. Para esos tiempos era ya uno de los pueblos lencas que existían antes de la llegada de los conquistadores españoles.

En la subida hacia Ciudad Barrios no hay poblaciones grandes solo caseríos y eventualmente casas a la orilla de la carretera.

Cacahuatique, en idioma potón, significa «cerro de las huertas de cacao», siendo las voces que integran esta palabra las siguientes: «cacahuat», huerta de cacao (vocablo prestado a los idiomas maya – quiché y nahoa); y «tique», cerro, sufijo de lugar. De hecho, uno de los lugares turísticos de la ciudad es el cerro de Cacahuatique.

En subidas tan prolongadas lo mejor es no desesperarse. Hay que mantener un pedaleo y una respiración constantes, no agitadas.

En Ciudad Barrios

Ya en la cima, y después de 157 kilómetros recorridos, pudimos atestiguar que esta no fue una pedaleada común, ya que estuvo llena de simbolismo espiritual, fe y devoción. Fue aquí donde nació uno de los grandes hombres que ha dado El Salvador, que ofrendó su vida en aquellos tiempos de locura de la guerra civil.

Llegar a Ciudad Barrios, luego de dos días y medio de pedaleo es reconfortante, sobre todo porque el clima en la zona es muy fresco.

Monseñor Romero alzó su voz para proteger a los pobres y desprotegidos en El Salvador, tal cual se lo dictaba su fe cristiana. “Este es el pensamiento fundamental de mi predicación: nada me importa tanto como la vida humana… ”, comentó en una des sus predicaciones.

Ciudad Barrios se llamó antiguamente San Pedro Cacahuatique y su nombre actual lo obtiene en honor al Capitán General Gerardo Barrios quien inició el cultivo del café.

Las reflexiones y enseñanzas plasmadas en sus homilías y su diario personal todavía resuenan hasta nuestros días y son de alta reflexión para muchos cristianos en todo el mundo. Tal es su efecto que este año será elevado a santo de la Iglesia Católica, y tal cual como él lo dijo una vez: “Si no fuera por esta oración y esta reflexión con que trato de mantenerme unido con Dios, no sería yo más que lo que dice San Pablo: una lata que suena”.

Ciudad Barrios con sus calles empedradas, su clima fresco y su delicioso café y chocolate nos dan la bienvenida y nos dejan enganchados para la próxima peregrinación.

 

 

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