TOUR FRÍO Y CALOR | Parte I: La primera vez

Desde San Salvador hasta el Cerro Verde, en Santa Ana, hay 80.6 km, por la carretera Panamericana luego a El Congo y posteriormente hacia ese hermoso lugar. El recorrido no es fácil, ya que es puro ascenso desde los 800 msnm hasta los 1,325 msnm. Puras cuestas.

Salimos temprano de San Salvador para evitar el tráfico de la autopista Los Chorros. Fue imposible.

Este recorrido tendría algo particular: a diferencia de los que he hecho en solitario, en este nos acompañaría un ciclista que quiere incursionar en esto del cicloturismo, Guillermo.

La primera ponchadura la tuvo Guillermo, en Lourdes. Esta situación es usual en cicloturismo, ya que el peso del equipo hace que las llantas hagan más presión en el asfalto y estén en más contacto con objetos extraños.

Con cero experiencia de viajar con alforjas, para él será la primera vez que va a hacer un recorrido tan largo. Aunque la ruta completa de este tour se extiende durante tres días, Guillermo solo nos acompañará durante un día y medio del recorrido.

El tráfico en toda la carretera Panamericana es sumamente complicado, con muchos vehículos pesados. El hombro no está en las mejores condiciones.

Los primeros 42 km de este recorrido asustan a cualquiera, ya que hasta el desvío a Ciudad Arce, Santa Ana, el tráfico es bastante pesado y, a pesar de que la carretera tiene hombros, se siente ese estrés de los automóviles que pasan a gran velocidad. Aunque salimos temprano de San Salvador, en parte para evitar el tráfico al bajar la cuesta de Los Chorros, fue imposible: esa calle ofrece nula seguridad para los ciclistas, los hombros son angostos y con una grada que cualquier mal movimiento es una caída segura.

Usualmente los tours los he hecho en solitario. Contar con compañía es bueno, sobre todo en esas largas cuestas.

Una de las constantes que tuvimos en este trayecto fueron las llantas pinchadas. Fueron siete en total. Cinco de Guillermo y dos mías. ¿Por qué? Pues en todo el trayecto hay desechos de llantas estalladas y el revestimiento metálico de estas deja unos pequeños alambres que son para los tubos de los ciclistas el peor enemigo en la carretera.

Para ser su primer tour en cicloturismo, Guillermo tuvo una gran cátedra de cómo reparar llantas. Ahora es un experto mecánico.

La primera ponchadura la tuvo Guillermo bajando la cuesta de Los Chorros, por lo que tuvimos que detenernos en Lourdes, Colón, para hacer la reparación. Desde ahí el hombro de la carretera está en mejores condiciones hasta llegar a la cuesta de El Congo.

La denuncia

Cada vez que pedaleo por muchos lugares de El Salvador he podido notar algo que me pone triste y que quizá los automovilistas no lo perciban como lo veo siendo ciclista: los basureros a la orilla de la carretera. En un automóvil a alta velocidad no se puede apreciar lo que ahí tiran.

Desde el desvío a Ciudad Arce la carretera se vuelve menos estresante, ya que el hombro es bastante amplio y permite pedalear con tranquilidad, sobre todo en las subidas.

Es basura común que bien se podría ir a tirar a un basurero municipal, pero también hay muchos desechos de construcción o de poda de árboles que al parecer la gente prefiere botar ahí para no pagar o ir más lejos a depositarlos a un botadero autorizado. ¿Quiénes hacen esto? Bueno, son salvadoreños como tú o como yo. Sin ánimos de juzgar a nadie, pero menos justificar esta acción, quizá las personas hacen esto porque no tienen una solución al problema de la basura en su localidad; es posible que las alcaldías no les den solución y buscan lo más fácil.

Un espectáculo triste en muchas carreteras de El Salvador son estos basureros. Cuando uno anda en carro a toda velocidad no los puede ver, pero en bicicleta provocan indignación y tristeza.

Que muchas veces es lo peor. No solo en la mala imagen que dan sino en la contaminación al medio ambiente.La gente busca quebradas o lugares en donde la basura «no será visible», pero esto provoca un foco de infección, moscas, zancudos y ratas. Al final, «la solución fácil» será la peor herencia que le podremos dejar a los pobladores que viven cerca de estos lugares. Una total falta de consideración.

En El Congo

La cuesta de El Congo no era el principal reto de escalada de esta ruta, aunque los 6 km de esta cuesta no son nada con la escalada de la carretera hacia el Cerro Verde, ese es el reto. La cuesta es larga pero manejable. Antes de llegar a El Congo, Guillermo ponchó su segunda llanta.

«Esta es la flor de Izote, y se hace rellena con huevo. Queda muy rica», dice esta pobladora de El Congo, quien con orgullo nos muestra el almuerzo de su familia.

Estos «recesos» en el camino, aunque se pueden percibir como un descanso, son un problema para los músculos, sobre todo los de las piernas, los cuales vienen haciendo un gran esfuerzo y al parar se enfrían y se puede sufrir calambres. Es importante que después de 10 minutos de receso en la pedaleada se haga un estiramiento de los músculos para que vuelvan a funcionar adecuadamente.
La temperatura en esta zona es bastante elevada, ya que es el punto más bajo del recorrido, 426 msnm; desde ahí todo será subida y más subidas. Tenía la esperanza de que el estrés que provocaba el tráfico de la carretera fuera menor ya pasando El Congo y tomando la Ruta Nacional 10 (RN 10) o mejor conocida como la Ruta Panorámica o calle al Cerro Verde. Pero no fue así.

Las rastras

La RN 10 es una carretera de 23.8 km de dos carriles sin hombros  que conecta El Congo con la carretera hacia Sonsonate, y que hasta finales del año pasado había estado en malas condiciones, pero fue restaurada en su totalidad, algo que cambió las cosas en la zona; el tráfico aumentó.

La carretera RN10, recientemente reconstruida, tiene mucho tránsito pesado, lo que la hace peligrosa. No hay respeto de los conductores de las rastras.

Los vehículo pesados, en especial las rastras cañeras, conducen a excesiva velocidad, a 80 o 90 km/h en una carretera de 35 km/h. «Viera que antes que la calle no servía era más tranquilo aquí. A los conductores no les importa quién esté a la orilla de la carretera, ellos no reducen la velocidad», comenta Luisa Bolaños, una pobladora del lugar a cuya hija de 6 años un automóvil iba a atropellar minutos antes.

El camino hacia el Cerro Verde es todo para arriba. Algunas veces rodando y otras caminando, la cosa es llegar.

Siendo ciclista esto es peor y a Guillermo le tocó sufrirlo en el recorrido al ser perseguido a pocos metros por una rastra cañera. Me pregunto si existirá sentido común con estos conductores, ya que andar en bicicleta de por sí es complicado, pero no darle el espacio suficiente al ciclistas para cualquier maniobra es un atentado.

Una de las peculiaridades de la carretera RN10 son las vistas panorámicas del lago de Coatepeque.

Optamos cada vez que escuchábamos a lo lejos un vehículo pesado mejor nos hacíamos a un lado y parábamos la marcha. Era la mejor opción. Lo positivo fue que el clima cambió radicalmente, ya que en El Congo la temperatura era de 44 ºC y al llegar a la Cooperativa Los Pinos era de 32 ºC, eso con solo haber recorrido 12 km.

 

La sonriente Jessica los atenderá en las Artesanías Manuel. La vista del lago es gratuita.

En este lugar, sobre el km 43, se encuentra Artesanías Manuel, que es un puesto de ventas de manualidades con una vista espectacular del lago de Coatepeque. En el lugar venden figuras de barro traídas desde Ilobasco. El colorido de estas piezas contrasta con el azul turquesa del lago.

Una verde subida

La carretera al Cerro Verde representaba un reto para Guillermo: eran 11 km de pura cuesta hasta el parque de montaña La Casa Cristal, ubicado en el cantón San Blas. Aunque, como siempre, viéndolo en forma positiva, el nulo tráfico, vegetación por todas partes y un clima templado eran factores que realmente motivan para que estas subidas, aunque agotadoras, valgan el esfuerzo.

Después de la cuesta del Cerro Verde, como en todas las subidas, siempre viene el premio.

La carretera no está en buenas condiciones y al parecer han reparado algunos tramos que quizás estaban realmente mal, pero todo el recorrido está lleno de hoyos. Fue en uno de estos que, como ya me ha sucedido varias veces, aunque no había tenido oportunidad de filmarla, sufrí una caída.

Dice una frase: «El que nunca se ha subido a una bicicleta, nunca se ha caído». Aunque ya nos hemos caído varias veces, nunca habíamos filmado uno de estos aterrizajes, hasta la cuesta del Cerro Verde. Debido a la mala condición de la carretera, durante una filmación, se me deslizó la llanta delantera… y para abajo.

Aunque no pasó a mayores. Me dio mucha gracia y un golpe en la nalga izquierda que me duró un rato, no fue nada grave. En cicloturismo debido al peso de las alforjas especialmente en las subidas muchas veces la bicicleta se comporta diferente y cuesta controlarla y es fácil perder el control.

Este fue uno de los primeros premios que obtuvimos después del esfuerzo de subir al Cerro Verde: una fresca neblina.

A las 5:30 p.m. llegamos al desvío hacia el lugar de campamento. Una calle de tierra y piedra de 2 km nos llevaría hasta el parque de montaña La Casa Cristal. En el camino nos recibió una refrescante neblina que de inmediato me levantó el ánimo y las fuerzas.

La Casa Cristal

Con la noche cerca, con hambre y deseos de descansar, nos dedicamos a hacer el campamento. Este parque de montaña tiene muchas comodidades, desde agua potable, luz eléctrica, baños, cabañas y zonas de campamento. Es un lugar muy bonito para pasar la noche y quedarse un par de días disfrutando del buen clima y las hermosas vistas de los volcanes.

Para llegar al parque de montaña La Casa Cristal hay que subir por una calle de tierra y piedras sueltas; mejor es caminar.

Debido a la neblina no podíamos ver absolutamente nada, por lo que era mejor prepararse para dormir. Luego de una pedaleada como la de este día es bueno siempre comer alimentos ricos en fibras y carbohidratos.

La simpaticas Ruth y Mary en la finca San Blas, en el Cerro Verde, tienen un puesto de venta de café puro a $3 la libra.

Lo primero que se nos viene a la mente es una pizza o un rimero de pupusas, pero lo mejor es buscar alimentos que se puedan digerir fácilmente, ricos en fibras, jugo y que aporten al cuerpo energía para recuperar los músculos y almacenar energías para la pedaleada del siguiente día.

La tranquilidad en el Cerro Verde es otro de los premios que nos dio este tour. El clima frío da una sensación especial a las tardes.

La alimentación

En cicloturismo existen dos cosas que son muy importantes: en primer lugar está la hidratación, debemos mantener nuestro organismo perfectamente hidratado; en segundo lugar, debemos obtener el combustible necesario para que las piernas y nuestro cuerpo tengan la energía que necesitan, tanto para recuperarse del esfuerzo hecho durante el día como para estar preparado para el siguiente día.


Las etapas en cicloturismo algunas veces terminan a primera hora de la tarde, lo que da la oportunidad de hacer una cena que sea rica en hidratos de carbono, grasas y proteínas. Podemos optar por espaguetis, carnes, ensaladas, pescados y abundante frutas, especialmente las que tienen más agua; de esta forma cerraremos el día con una cena que aportará a nuestro cuerpo ese combustible que necesita.

Las papas hervidas son una excelente comida para recuperar los músculos y la energía invertida durante la pedaleada.

Una cena completa a una hora temprana nos permitirá hacer la digestión antes de acostarnos y preparar nuestro organismo para el día siguiente. De esta manera dormiremos y descansaremos mejor. Aunque este no fue el caso de esta noche.

La tempestad

Aurelio: «Yo miro unas nubes negras, ¿cree usted que va a llover?
Poblador 1: «No, no creo. No es temporada de lluvia».
Aurelio: «Pero está lloviznando y yo veo que esa nubes negras ya vienen cerca».
Poblador 2: «Eso es una pasada de nube. Así es aquí siempre».
Aurelio (para sí mismo): «Bueno, los pronósticos del clima decían algo similar, `Probabilidad de lluvia: 20%´». A pues quizás no llueva… Tengo dudas.

Lo nublado en la zona de campamento era una señal de que más tarde vendría una tormenta. Aunque nadie podría pronosticar la tormenta que se avecinaba… Otro regalo de la naturaleza.

Más tarde… Una tormenta huracanada. No había tienda de campaña que resistiera esta tormenta. Rayos y truenos, viento azotando todo y un gran suspiro de resignación de mi parte para tratar de dormir esa noche. Moraleja: “No creo en el pesimismo. Si algo no sale como usted quiere, siga adelante. Si usted piensa que va a llover, lo hará”, Clint Eastwood.

Bueno mañana será otro día. La lluvia se detuvo y pude dormir tranquilamente. La tormenta trajo frescura en la noche y una tranquilidad en toda la zona.

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