Finalizados los juegos Rio 2016 y lejos de los Bolt y Phelps, la lección para los salvadoreños en la Olimpiada vuelve a ser la misma de hace varios años atrás y parecemos reacios a aprender o cambiar.

Ayer tuvimos la oportunidad de conversar con el judoca Diego Turcios, uno de los más destacados en la delegación salvadoreña, Diego ganó su combate de dieciseisavos de final y en octavos cayó ante el número uno de mundo, quedando a un paso de los cuartos de final y del diploma olímpico.

La conclusión, sin mayor análisis, a la que llegabamos con el atleta es la misma que aplicaría en casi todos los deportes, lo que nos separa de los grandes atletas, de los contendientes por medallas, es única y exclusivamente un tema de apoyos y recurso.

El talento lo tenemos, lo han demostrado salvadoreños y salvadoreñas a lo largo de la historia deportiva. Pero no basta con el talento, es necesario fogueo, preparación, inversión, entrenos, campamentos, invertir en el atleta si se quiere ver resultados. Se manejan cifras, de acuerdo a nota en La Prensa Gráfica, de $850,000 dólares invertidos en los atletas salvadoreños en los juegos. Puede parecer mucho dinero, sobre todo para un país con otras necesidades más inmediatas que medalla, como salud y educación, pero la cifra es poca cuando otros paises, paises que pelean por medallas, invierten eso y más en un solo atleta.

Las necesidades del país son claras, claras deberían ser las metas de INDES y COES de cara a la próxima olímpiada.