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6 septiembre, 2010

El que compara, ¡no se amarga!

Una de las verdades que he podido comprobar en mi vida es el valor enorme que tiene la información, en lo que a mercados se refiere. Un comprador lleva todas las de ganar, cuando se ha informado correctamente, y muchos chances de perder, si no cuenta con suficiente información, o si la que le han dado es falsa o incorrecta.

Ahora vamos a dedicar esta entrada del blog al tema de la comparación de precios y ofertas. Esto es algo que muchos no hacemos, ya sea porque no lo consideramos importante, por falta de tiempo, o simplemente porque nos da pereza hacerlo… gran error.

Comparar precios, productos, planes y ofertas no significa siempre tener que hacer un recorrido sin fin por tiendas y establecimientos. Aunque esto es a veces necesario, dependiendo del tipo de producto o servicio que queramos comprar, hay formas más fáciles y rápidas de hacerlo, que no nos quitan ni tiempo ni dinero.

  1. Qué quiere, qué busca:

La planificación es básica para cualquier empresa que pueda llegar a ser exitosa. Las compras, desde la más pequeña hasta la más complicada, deben arrancar con algo tan básico como definir qué es lo que queremos adquirir. ¿Un juego de sala? Muy bien, ¿de qué precio? ¿De qué tamaño? ¿Con qué elementos? ¿En qué materiales? Con todo esto claro, podemos iniciar una búsqueda más específica y directa que nos ahorrará tiempo y nos ayudará a mantenernos dentro de nuestro presupuesto. Con base a esto, comenzamos a buscar información, y a comparar.

  1. Pida referencias:

De nuevo, sin importar lo que estemos pensando adquirir, lo más probable es que tengamos algún familiar o conocido que ya ha hecho una compra similar y podemos aprender de su experiencia, ya sea que le haya ido bien, o mal. Así podemos averiguar de lugares donde se recomienda o no comprar, de calidades, de garantías y de otras cosas muy útiles. Las referencias son una excelente manera de buscar posibilidades, y compararlas.

  1. Auxíliese de Internet:

Las nuevas tecnologías son una gran cosa, realmente, sobre todo si lo que buscamos es información. Consultar los sitios web de los lugares en los que podríamos hacer nuestra compra nos permitirá un acercamiento a los productos y consultar precios, algo básico para poder comparar. Las redes sociales son también de mucha ayuda. Un post en Facebook o un tweet en Twitter pueden llevarnos a que nuestros conocidos nos recomienden lugares y nos orienten sobre precios. Todo sirve a la hora de comprarar.

  1. Las publicaciones de los periódicos, nuestras amigas:

Los periódicos son un excelente lugar para encontrar y comparar ofertas de productos y servicios. Las ofertas de los supermercados, por ejemplo, se publican varios días a la semana en los periódicos, con sus especificaciones y fechas de vigencia. Armar la lista del supermercado con estas publicaciones a la mano puede significar un ahorro significativo. Se identifica lo que uno necesita comprar, y luego el supermercado que ofrece los mejores precios. Hay ofertas tan buenas que ameritan una visita especifica al supermercado que las tiene en vigencia. Hay ofertas que duran un solo día, hay que ver qué tanto es el ahorro que se obtendrá, antes de decidir hacer el viaje exclusivamente para adquirir ese producto. La clave, de nuevo, es comparar y decidirnos por lo que más nos conviene.

  1. Redescubra los clasificados:

Si bien los clasificados son el sitio favorito de quienes buscan comprar una casa o un vehículo, hay también otra cantidad de cosas disponibles y, con un poco de suerte, la vía a encontrar verdaderas gangas. Recientemente conocí a un extranjero que se iba del país y remató casi todo lo que tenía en su casa. Se anunció en un clasificado. La mayoría de estos pequeños anuncios incluyen precios, lo que facilita aún más el proceso de comparar y mantenernos dentro de un presupuesto. El siguiente paso es escoger las tres o cuatro opciones que más nos parecen, e ir a ver por nosotros mismos lo que se ofrece. Hay que tener cuidado con el estado en el que nos ofrecen los productos, sobre todo cuando son usados. Este es otro parámetro de comparación, igual de importante que el precio.

El ritmo de vida actual nos hace caer en el error de salir corriendo y tomar lo primero que vemos. En momentos en que la economía lucha por recuperarse, es tiempo de volver a las antiguas costumbres de tomarnos un tiempo y pensar antes de gastar nuestro dinero, que tanto esfuerzo nos cuesta ganar. Al igual que el movimiento de comida lenta o “slow food”, las compras pensadas o “slow shopping” deben ser algo que considerar en nuestras vidas, por los beneficios que traen.

Como siempre, este es su espacio y queda abierto para que comenten y compartan los tips que ustedes mismos puedan tener.