Archivo por meses: junio 2010

Una maravillosa experiencia a tu alcance

Este domingo, encontramos en el Evangelio una verdadera lección de humildad, amor y perdón, que estoy seguro transformará tu vida.

Antes, leamos el Evangelio:

Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa.
Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume.
Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: “Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!”.
Pero Jesús le dijo: “Simón, tengo algo que decirte”. “Di, Maestro!”, respondió él.
“Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta.
Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?”.
Simón contestó: “Pienso que aquel a quien perdonó más”. Jesús le dijo: “Has juzgado bien”.
Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos.
Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies.
Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies.
Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor”.
Después dijo a la mujer: “Tus pecados te son perdonados”.
Los invitados pensaron: “¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?”.
Pero Jesús dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado, vete en paz”.
Después, Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce
y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios;
Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.

Palabra del Señor, gloria y honor a ti Señor Jesús.

En este evangelio podemos notar que San Lucas ha demostrado que Jesús se oponía a tanto a los fariseos como a los discípulos; aquí nos ofrece el motivo más profundo: Conocer al verdadero Dios porque les faltaba la experiencia del amor verdadero.

Los fariseos no querían estar en deuda con Dios porque les costaba sentirse perdonados; no sabían que entre Dios y nosotros el amor supone siempre que hemos sido perdonados. Nos puede parecer agradable el gesto de Jesús que perdona, pero lo que Jesús subraya es la capacidad de amar, para perdonar.
Muchas personas creen que perdonar es olvidar el mal que nos han hecho. Sin embargo, perdonar implica que podemos recordar aquella situación que nos lastimó sin que nos cause algún daño.

El poder sanador del perdón es increíble. Algunas personas se acercan a mí pidiendo consejos. Quieren salir de una depresión, de un mal entendido y ni siquiera están dispuestos a perdonar u olvidar la más mínima ofensa que le han realizado.

La experiencia de perdonar transformará tu vida. No lo dudes.

Hoy es el tiempo

Luego de una mañana muy atareada, me detuve un instante para buscar algo que compartir contigo. Me encontré una bonita reflexión sobre el valor del tiempo. Léela y envía este link a todos tus contactos para que se reanimen como yo cuando la leí.

Imagina que existe un banco, que cada mañana acredita en tu cuenta la suma de U$S 86.400.-
No arrastra tu saldo día a día.

Cada noche borra cualquier cantidad de tu saldo que no usaste durante el día.
¿Qué harías? ¡Retirar hasta el último centavo, por supuesto!

Cada uno de nosotros tiene ese banco.
Su nombre es TIEMPO.

Cada mañana, este banco te acredita 86.400 segundos.
Cada noche, este banco borra, y da como perdido, cualquier cantidad de ese crédito que no hayas invertido en un buen propósito.
Este banco no arrastra saldos, ni permite sobregiros.
Cada día te abre una nueva cuenta.
Cada noche elimina los saldos del día.
Si no usas tus depósitos del día, la pérdida es tuya.
No se puede dar marcha atrás.
No existen los giros a cuenta del depósito de mañana.
Debes vivir en el presente con los depósitos de hoy.

Invierte de tal manera, de conseguir lo mejor en salud, felicidad y éxito.
El reloj sigue su marcha.
Consigue lo máximo en el día.

Para entender el valor de un año: pregúntale a algún estudiante que perdió el año de estudios.
Para entender el valor de un mes: pregúntale a la madre que alumbró un bebé prematuro.
Para entender el valor de una semana: pregúntale al editor de un semanario.
Para entender el valor de un día: pregúntale a los amantes que esperan encontrarse.
Para entender el valor de una hora: pregúntale a quien debe cuidar a un enfermo.
Para entender el valor de un minuto: pregúntale a una persona que perdió el último tren.
Para entender el valor de un segundo: pregúntale a una persona que evitó en un instante un accidente.
Para entender el valor de una milésima de segundo: pregúntale a la persona que ganó una medalla de oro en las olimpíadas.

Atesora cada momento que vivas. Y atesóralo más, si lo compartes con alguien especial.

Ayer es historia.
Mañana es misterio.
Hoy es una dádiva.
Por eso es que se le llama EL PRESENTE.

Cuerpo y sangre para la humanidad

Una vez más hermano, agradecer tu lectura a este sitio.

Ahora que estamos celebrando Corpus Christi que es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, quiero compartir contigo algunas preguntas básicas, sobre la Eucaristía.

¿Qué es la Eucaristía?
La Eucaristía es uno de los siete Sacramentos. Nos recuerda el momento en el que el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo.

¿Qué condiciones pone la Iglesia para poder comulgar?

La Iglesia nos pide dos condiciones para recibir la comunión:
• Estar en gracia, con nuestra alma limpia todo pecado mortal.
• Cumplir el ayuno eucarístico: no comer nada una hora antes de comulgar.

¿Cada cuánto puedo recibir la Comunión Sacramental?

La Iglesia recomienda recibir la Comunión siempre que vayamos a Misa. Es obligación recibir la Comunión, al menos, una vez al año en el tiempo de Pascua, que son los 50 días comprendidos entre el Domingo de Resurrección y el Domingo de Pentecostés.
¿Qué hacer después de comulgar?

Se recomienda aprovechar la oportunidad para platicarle a Dios, nuestro Señor, todo lo que queramos: lo que nos alegra, lo que nos preocupa; darle gracias por todo lo bueno que nos ha dado; decirle lo mucho que lo amamos y que queremos cumplir con su voluntad; pedirle que nos ayude a nosotros y a todos los hombres; ofrecerle cada acto que hagamos en nuestra vida.

¿Qué hacer cuando no se puede ir a comulgar?

Se puede llevar a cabo una comunión espiritual. Esto es recibir a Jesús en tu alma, rezando la siguiente oración:

“Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma,
pero no pudiendo hacerlo sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Quédate conmigo y no permitas que me separe de ti.
Amén”.

¿Caridad o lástima?

Anoche, al llegar a casa estaba pensando sobre qué escribir este blog. Navegando en internet, me encontré con una historia que se adapta justo a nuestra coyuntura.

La historia cuenta sobre dos Ángeles viajeros que se pararon para pasar la noche en el hogar de una familia muy adinerada. La familia era ruda y no quiso permitirles a los Ángeles que se quedaran en la habitación de huéspedes de la mansión.

En vez de ser así, a los Ángeles les dieron un espacio pequeño en el frío sótano de la casa. A medida que ellos preparaban sus camas en el duro piso, el Ángel más viejo vio un hueco en la pared y lo reparó. Cuando el Ángel más joven preguntó ¿por qué?, el Ángel más viejo le respondió, “Las Cosas no siempre son lo que parecen”.

La siguiente noche, el par de Ángeles vino a descansar en la casa de un señor y una señora, muy pobres, pero el señor y su esposa eran muy hospitalarios. Después de compartir la poca comida que la familia pobre tenía, la pareja les permitió a los Ángeles que durmieran en su cama donde ellos podrían tener una buena noche de descanso. Cuando amaneció, al siguiente día, los Ángeles encontraron bañados en lágrimas al Señor y a su Esposa. La única vaca que tenían, cuya leche había sido su única entrada de dinero, yacía muerta en el campo. El Ángel más joven estaba furioso y preguntó al Ángel más viejo, ¿cómo pudiste permitir que esto hubiera pasado? El primer hombre lo tenía todo, sin embargo tú lo ayudaste; el Ángel más joven le acusaba. La segunda familia tenía muy poco, pero estaba dispuesta a compartirlo todo, y tú permitiste que la vaca muriera.

“Las Cosas no siempre son lo que parecen”, le replicó el Ángel más viejo. “Cuando estábamos en aquel sótano de la inmensa mansión, yo noté que había oro almacenado en aquel hueco de la pared. Debido a que el propietario estaba tan obsesionado con avaricia y no dispuesto a compartir su buena fortuna, yo sellé el hueco, de manera tal que nunca lo encontraría”.

“Luego, anoche mientras dormíamos en la cama de la familia pobre, el ángel de la muerte vino en busca de la esposa del agricultor. Y yo le di a la vaca en su lugar. “Las Cosas no siempre son lo que parecen”.
Algunas veces, eso es exactamente lo que pasa cuando las cosas no salen como uno espera que salgan. Si tú tienes fe, solamente necesitas confiar en que cualesquiera que fueran las cosas que vengan, serán siempre para tu ventaja. Y podrías no saber esto hasta un poco más tarde…

Bueno aquí hay dos aspectos importantes. 1: Las cosas no siempre son lo que parecen. 2: No da el que tiene sino el que quiere.

Sobre el segundo punto es que quiero detenerme, puesto que es la situación actual que estamos viviendo. La Tormenta Agatha ha dejado a muchas familias sin vaca, sin casa y sin nada más que la ropa que llevaban puesta.

En las noticias he visto una escena que me impactó. Una madre descalza, con una camisa de tirantes, un short y su hijo en brazos. Lo habían perdido todo y para colmar el vaso, a su esposo la corriente lo arrastró y falleció. Este no es más que uno de muchos casos que han dejados estas lluvias.

Te invito a que te pongas una mano en el corazón y otra en el bolsillo para ayudar a nuestros hermanos que tanto lo necesitan. De igual manera, te invito a donar algo que sea de ayuda para nuestros hermanos. Digo esto, porque a veces utilizamos estas situaciones de basurero. Digo basurero porque aprovechamos para sacar lo que ya no queremos y que no nos sirve.

No olvidemos a nuestros hermanos, más en estos momentos que tanto lo necesitan.