Cuando Marcelo Acosta rompió su marca personal y una centroamericana en su intervención inicial en Rio, a parte de haberse quedado con su Heat clasificatorio, muchos nos alegramos al ver el éxito del compatriota.
Valoramos en positivo lo hecho por Marcelo, y para darle un contexto aún más relevante, valdría la pena hacerlo teniendo claro, todos, ¿a qué vamos a los Olímpicos?
Si nuestra única meta es mejorar marcas personales, records regionales, destacar sobre los demás centroamericanos, entonces, Marcelo tuvo éxito, Lilian Castro no, porque no nos regaló una actuación a la que nos tiene acostumbrado.
Si nuestra meta es pelear por medallas, meternos a finales olímpicas, estar entre los mejores, entonces podríamos contar con una mano y nos sobrarían dedos, los casos de salvadoreños destacados en Olímpicos.
Estamos concientes de las diferencias entre nuestro país y otros, en términos de planificación y preparación olímpica, sin embargo, mientras los que manejan el deporte en El Salvador sigan conformándose que los atletas rompan marcas, fijen records, y compitan solo a nivel centroamericano, nunca, nunca seremos contendientes reales a un podio olímpico.
El día que la visión cambie, que haya objetivos concretos y que nos enfoquemos en uno, dos, tres, diez atletas, con verdadero potencial e invirtamos en ellos, entonces podremos tener aguna posibilidad. Para mientras, felicidades muchachos, es loable lo que hacen en medio de una casi nula planeación.