El Señor dirige nuestros pasos

Una de la promesas que Jesucristo nos revela en la Sagrada Escritura es que nunca estaremos solos, estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Cfr. Mt 28,20), por eso debemos poner la mirada en el Señor, porque Él es quien guía todos nuestros pasos en este mundo, que muchas veces sólo nos muestra violencia, muertes, maltratos, injusticias, etc. que nos impiden ver la presencia de Jesús en nuestras vidas. Él es quién nos acompaña aunque no sintamos su presencia hay que tenerle mucha fe, pues Él nunca nos va a defraudar; además quiere que busquemos siempre el Reino de Dios a pesar de las dificultades.

“El Reino de Dios está ya cerca” (Mc 1, 15) Hoy mismo, Dios quiere darnos su Reino para que gocemos con Él, pero nos pide dos cosas: El arrepentimiento y creer en el Evangelio. Hay que aclarar que, no basta sólo arrepentirnos del mal que hemos hecho, sino dar un giro a nuestra vida; cambiar nuestra manera de ser y ese cambio lo haremos cuando creamos verdaderamente en el Evangelio; que es Jesucristo mismo quien es capaz de transformar los corazones de piedra por uno de carne.

Jesucristo nos llama constantemente porque quiere le sigamos, quiere guiarnos a ese Reino que nos tiene preparado. En el evangelio leemos que Jesús iba pasando, ve a unos pescadores y les dice: “síganme y los haré pescadores de hombres” (Mc 1, 17), uno de los detalles del evangelio es que a los que llamó eran pescadores; es decir, personas que estaban trabajando, que se ganaban el sustento diario, que decidieron dejar esas redes y seguirlo. En nuestro tiempo es muy común escuchar: “Cuando tenga tiempo buscaré a Dios”, “cuando sea mayor”, “Cuando no tenga tanto trabajo” muchos son los pretextos pero Jesucristo hoy te hace el llamado para que, como los discípulos, dejes las redes y le sigas.

¿Qué significa dejar las redes? Esto quiere decir que hay dejar todo aquello que nos impida dar una respuesta a la llamada que nos hace Jesús, dejar la vida de pecados, arrepentirnos de todo el mal que hemos hecho, ponernos en paz con nuestros hermanos, dejando de lado los odios, resentimientos; significa apartarnos de aquellas personas que nos invitan a pecar, a esa amante que está destruyendo tu familia, amigos que te quitan el tiempo para que estés con tus hijos o con tus papás. También significa que dejes tu vida de egoísmo, de fornicación, pornografía, adulterio, de tibieza espiritual. Hacer una decisión radical de cambio, de transformación y dejarlo en la manos de Jesús. Él sólo nos pide que le sigamos y que dejemos aquello que nos puede detener, que nos abandonemos a su providencia; porque Él quiere convertirnos en personas felices.

Todas aquellas personas que han escuchado el llamado de Jesús y le han seguido son personas felices, a pesar de las dificultades. Muchas de ellas ahora también son pescadores de hombres; no es por el tiempo que lo han hecho, sino porque se han encontrado con Jesús y ahora lo comparten en todo lugar. Pero todo nace del arrepentimiento y de creer en el Evangelio, lo demás viene dependiendo de la decisión que tu le vas a dar a Jesús, depende que tan dispuesto estés para dejar tus redes y tu barca. Dale la oportunidad de que Él dirija tu vida, tus pasos y todo va a empezar a cambiar.

Dejemos que Jesucristo nos guíe; Él es el camino, la verdad y la vida. Abramos también nuestro corazón a la Palabra de Dios y que nos ayude a ser dóciles al llamado que Él nos hace, que nos de fuerzas para poder dejar nuestra red y nuestra barca. Las Adversidades pueden impedir ver que el Reino de Dios está muy cerca de nosotros; pidámosle siempre que nos ayude a dar un paso de fe, a confiar más en Él y menos en nosotros mismos.

Que nuestro Señor Jesucristo te bendiga abundantemente.

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