El Tiempo es de Dios

En nuestros días, vivimos en un mundo tan acelerado que todo lo quisiéramos inmediatamente, nos hemos acomodado a esa manera de vivir. Antes enviar una información tardaba días, quizás meses. Ahora todo lo podemos enviar en un instante a través de diferentes medios, entre ellos: Las redes sociales, correo electrónico, vídeo-llamadas, etc. Es una realidad que es buena y que hay que aprovecharla, pero el problema radica cuando queremos aplicar esa rapidez a las cosas espirituales.

Muchos de nosotros oramos al Señor pidiendo que nos conceda inmediatamente lo que deseamos, sin embargo Dios nos enseña que debemos tener paciencia, pues nuestros pensamientos no son los de Dios.

Ciertamente hay cosas que Dios nos concede de inmediato, pero si otras van a ser de mayor bendición, Dios nos pide un poco más de tiempo. Recuerdo la vida de Santa Mónica, ejemplo de madre, de mujer, de fe, etc. Que nos enseña, que no debemos apresurarnos porque todo llega a su tiempo y con una mayor bendición, ella pasó orando más de veinte años por la conversión de su hijo Agustín, quién después llegaría a ser obispo y santo de la Iglesia.

Es probable que lleves orando por mucho tiempo, sin encontrar respuesta para el problema en tu matrimonio, enfermedad, situación económica, etc. Pero sigue orando con insistencia, “sirviendo al Señor, con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración”(Cfr. Rm. 12,12.)
Dios nunca llega tarde, Él llega en el momento justo, en el tiempo que más necesitamos y esa es la confianza más grande que debemos tenerle; nunca desmayes en la oración, pues tu oración será escuchada.

Recordemos la parábola de la viuda y el juez injusto; que nos narra San Lucas en capítulo 18, que ni temía a Dios y no respetaba a los hombres. Y fue tanto lo que esta mujer le insistió al juez pidiendo, que al final le hizo justicia. Dios te va a bendecir con la respuesta siempre, así que no te rindas. No dejes de orar, no pierdas la fe, que toda oración es escuchada por Dios y Él sabe el momento preciso en el que lo necesitamos.

“El instante puede ser nuestro, pero el Tiempo es de Dios” dice el Papa Francisco; es probable que no quiera sólo darte el milagro, sino también regalarte la unidad en la familia, regresarte tu trabajo o la conversión de tus seres queridos.

Sigue orando, que Dios no se deja ganar en generosidad y al que espera, Dios lo bendice con creces.

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