Quizás es útil que reflexiones en realizar una propuesta concreta en tu vida. Una acción concreta. He comprobado que un buen medio para ejercitar la actitud de ‘escuchar’ es definitivamente sin lugar a dudas hacerlo con ayuda de un texto de la Biblia, por ejemplo un salmo o una oración. Te puedo recomendar que existe un elevado valor al aprender de memoria un texto sagrado y repetirlo lentamente con el pensamiento, palabra por palabra, frase por frase. De esta manera, la atención a la voz del amor no se convierte en una espera meramente pasiva, sino en una atención concreta a la voz que nos habla a través de las palabras de la Sagrada Escritura.

Tu puedes en muchos de tus momentos de oración dedicarlas exclusivamente a repetir lentamente la oración de San Francisco: ‘Señor haz de mi un instrumento de tu paz, déjame sembrar amor donde hay odio…’ Cuando permitas que estas palabras fluyan de tu cabeza y a tu corazón, saboreala poco a poco, mas alla de todos tus inquietos pensamientos y sentimientos, aquella paz y aquel amor por los cuales rezarás con estas palabras se instalarán en tu vida.

De la misma forma debes hacer algo frente a tus distracciones sin fin. Cuando notes que tus pensamientos flotan a la distancia, puedes regresar siempre a la oración sencilla y escuchar así una vez más, en tu corazón la voz que tu tanto deseas escuchar…..la voz de Dios.