Tenemos la necesidad de volvernos a Dios

Jesús se apareció a sus discípulos y les dijo: “Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día”. Tenía que cumplirse lo escrito en relación a Jesús, lo que habían anunciado los profetas, que los suyos lo rechazaran y que llevaría sobre sí los pecados de la humanidad, pero también, la violencia de la sociedad judía en el momento en que vivió Jesús que por ser Hijo de Dios lo lleva a la muerte.

En realidad, este camino de muerte y de resurrección, no estaba reservado a Jesús, sino también a su pueblo. En esta hora precisa Israel sometido al imperio de Roma debía de aceptar la muerte de sus ambiciones terrenales, orgullo nacional y superioridad religiosa de los judíos sobre los demás hombres, para resucitar como pueblo de Dios disperso entre las naciones y agente de su salvación. Pero, Israel no entra en este camino y Jesús esperaba de su iglesia que cumpliera este papel. Que era, predicar en su nombre a todas las naciones, invitándoles a que se convirtieran. La conversión cristiana no es cualquier cambio de vida, se refiere a un cambio de la persona en lo más profundo de sí misma al descubrir que Dios ama con locura. De esa manera empieza la conversión, tenemos que ser constantes y perseverante en el caminar con Cristo y en Cristo para volvernos totalmente a Dios ,ya que el ejemplo perfecto es Cristo.

Jesús antes de subir al cielo, levantó las manos para bendecir a sus discípulos, pero también las levanta para bendecirnos a cada uno de nosotros, de esa manera nuestro corazón se llena de gozo que solo él puede darnos.

Pidamos a Dios a ser fieles en su camino.

Amén

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