Ayer, en 2014, Costa Rica hacía historia metiéndose a los cuartos de final de un Mundial. Hace dos días Honduras se metió a semifinales de unos Juegos Olímpicos, en el fútbol.

Ante tanta alegría de nuestros vecinos, uno no puede evitar preguntarse: «y nosotros… ¿cuándo?» o «¿hasta cuando las alegrías llegarán para nosotros?».

Lo de Costa  Rica se basa en el trabajo programado sistematizadamente sobre la base del fomento del fútbol base y la potenciación de infraestructura deportiva para tener escenarios donde practicar, aprender y enseñar el fútbol. El avance en fútbol base en Costa Rica ha sido factor incidente en su despunte los últimos años.

Honduras no es la séptima maravilla en la gestión administrativa deportiva, ni en el proceso formativo de talentos o fútbol base, sin embargo, sus condiciones físicas los han ubicado siempre como rivales duros, fuertes y con el potencial de necesitar muy poco para poder desarrollarse.

El Salvador, sin el trabajo de los ticos y sin el potencial de los catrachos… sigue a la espera de una alegría enorme como la de estas selecciones, pero… ¿hasta cuándo? ¿cuánto más tenemos que esperar?, ¿Qué debe suceder?, ¿quienes deben llegar? o mejor aún… ¿quiénes deben irse?…