El padre y yo somos uno

Los pastores del pueblo judío pensaban lograr la unidad favoreciendo el orgullo nacional y el rencor contra los extranjeros. Jesús actúa muy diferente, queriendo reunir a su pueblo por la sola atracción de sí mismo; es suyo todo aquel que da crédito a su palabra y reconoce su voz. Los hombres suelen agruparse en torno a grandes figuras sean líderes o santos.

La fe en Cristo es la que nos une mejor que la solidaridad entre los seres humanos. El pueblo de Cristo no es una masa, esta compuesta de personas que valen cada una por sí misma y que han empezado con Él una aventura hecha de confianza y de amor mutuo, dice Jesús en su palabra: “YO LAS CONOZCO Y ELLAS OIRÁN MI VOZ “. Al hablar de Pastor la Biblia designaba a veces a Dios mismo, único Rey de Israel, a veces pensaba en el Rey Mesías enviado por Dios. Ahora Jesús nos habla de un solo Pastor, pues siendo otro distinto al Padre es uno solo con Él.

¡Qué importante es estar atento! Para escuchar y reconocer la voz del Pastor, para no ir siguiendo a los falsos pastores, que diferente de Cristo no nos dan vida eterna y destruyen nuestra vida, por eso es necesario no desviarnos de no quitar nuestra mirada de Él, no perdernos de su camino para no perecer sin esperanza. Jesús dice: “EL PADRE Y YO SOMOS UNO”, una unión tan perfecta en que el Señor nos revela su Palabra pero al mismo tiempo mantiene cada uno su propia identidad.

Pidamos a Dios que siempre nosotros estemos unidos a Él, que seamos obedientes a su voz, que estemos muy atentos a sus llamados. Que María nuestra madre nos ayude acompañándonos en nuestro caminar al encuentro de su Hijo. Amén

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