Hoy, al sentarme a escribir el blog me he enfrentado con el sÃndrome de la página en blanco. Las ideas están en mi mente pero no sé cómo expresarlas.
En vista de tal situación, pensé mejor reflexionar de esté sÃndrome que no solo puede pasarnos al momento de escribir, puesto que dÃa a dÃa, luego de ponernos en pie, emprendemos una batalla de la que no sabemos cómo saldremos al finalizar la jornada. Muchas veces, hacemos mil y un planes y en nuestro afán de cumplirlos, nos olvidamos de vivir.
En el Salmo 37 dice “pon tu alegrÃa en el Señor y el te dará lo que ansió tu corazón”. Esta cita no la estoy haciendo al azar, pues la enlazo con el sÃndrome de la página en blanco de la siguiente manera: Iniciamos nuestro dÃa buscando hacer el bien que nos conducirá a nuestra felicidad, pero no sabemos cómo hacerlo; y, nuestras ideas están en nuestra mente, pero no sabemos cómo expresarlas.
Existen ocasiones que nuestras intenciones son las mejores, pero la manera de realizarlas no son las
adecuadas o no las encomendamos al Señor.
Dios sabe como dirigir nuestra vida hacia lo que realmente nos conviene. Los éxitos pasajeros nos dan
felicidad momentánea, pero lo que siempre hemos buscado (la felicidad plena y verdadera) Dios lo da cuando realizamos lo que él tiene en su plan para nosotros.
La página en blanco surge cuando estamos dirigiéndonos por un camino inadecuado. Repito, nuestras intenciones pueden ser las mejores, pero nuestros métodos no. Posiblemente, empecé a escribir sin encomendarme a Dios, posiblemente sà pero no era lo que Nuestro Señor querÃa que plasmara.
Si no estás recibiendo los resultados que esperabas, reflexiona y busca la mejor manera de hacer las cosas, abandónate en nuestro Creador. Verás cómo la página se empieza a llenar y, en un abrir y cerrar de ojos, podrás ser testigo del poder de Dios.